Capítulo 1: Cometidos.

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 Todos los ciudadanos de Pledis se reunieron porque todos tenían el mismo problema, este problema se llamaba Lee Jihoon.

Se trataba de un muchacho que a primera vista parece e tierno e inocente, pero cuando menos te lo esperabas te la jugaba.

Aquí las principales anécdotas de las cuales él está aquí siendo juzgado por los ojos de las personas a las que les hizo algún daño:

* * *

El señor Seungcheol iba caminando tranquilamente cuando vio a un chico joven llorando, no iba a mentir. Era muy tierno y tuvo un fuerte sentimiento de necesitar ayudarle. Se agachó y le preguntó qué le pasaba.

—Señor, llevo llorando hace tiempo y que sepa que nadie salvo usted se ha parado a preguntarme... —dijo con la cabeza aún apoyada en sus propios brazos.

Seungcheol hizo una leve sonrisa y acarició los cabellos de aquel joven.

—Eso lo hace, no solo una buena persona... Si no que además... — Cuando se quiso dar cuenta, la mano del chico agarraba la cartera de su bolsillo para inmediatamente sacarla y llevársela mientras corría como alma al viento —¡Un verdadero ingenuo!

El juez apretó los dientes de la rabia, ¡había jugado con sus sentimientos! Se sentía un perdedor, un maldito niño con un truco tan pésimo como ese se la había colado pero bien. Ya no volvería a ser tan crédulo, y ahora tendría que ir a denunciar el robo, cosa que le jodió más pues le ocuparía todo el tiempo de descanso.

También en el colegio era un trasto, resulta que Jihoon era muy inteligente y aplicado, cosa que hacía que todos los profesores estuvieran condenados. Era un estudiante brillante y lo tenían que soportar porque sus notas eran las mejores, al mismo nivel que sus travesuras.

Y no solo los profesores le aguantaban, sus propios compañeros habrían tenido más de una vez la idea de tirarse del balcón. ¡Menuda pesadilla de niño!

Lee Chan, no solo era un compañero suyo si no que además le tocó sentarse a su lado al ser el último que llegó. Todavía recuerda su primer día de clases, como todas las miradas de compasión se clavaban en él mientras avanzaba hacia las mesas de la esquina, dónde Jihoon, con una mueca maligna, palmeaba la mesa de al lado.

Juró que nunca se había sentido tan nervioso que encima le susurró al oído, ¿¡por qué demonios se tenía que sentar de dos en dos?!

—Bienvenido a tu estancia en el infierno, llámame Satán...

¡Se le habían puesto los pelos de punta! Ni en las casas abandonadas te cagas tanto de miedo.

En medio año, Chan era molestado por Jihoon prácticamente todos los días, para peor, era un mal estudiante. Por lo que seguramente, si uno tuviera que irse, sería él mismo. Las burlas hacia su físico, sus bajas calificaciones, el hecho de que haya repetido un curso, sus pocas capacidades e incluso alguna que otra broma subida de tono lo habían hecho polvo. Por lo que terminó confesándole a su madre.

También en días no lectivos tiene que hacer de las suyas, eran vacaciones y quería probar comida china por lo que fue a un restaurante.

—¿Qué desea? —preguntó amablemente Junhui.

—Joder, he visto mierdas de perro con mejor pinta que esto.

—Un poco de educación, por favor —dijo esta vez serio.

—Pero si es verdad... ¡Anda, una galleta de la fortuna!

Cogió sin permiso una, la partió por la mitad y leyó lo que ponía la nota.

 ⛓️ 𝐂𝐮𝐥𝐩𝐚𝐛𝐥𝐞 ⛓️ | ꜱᴇᴠᴇɴᴛᴇᴇɴ × ᴡᴏᴏᴢɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora