Capítulo 20: Última Jugada.

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Amanda Sullivan.

El minino me observa de la forma más severa que he visto en él, pero no debo flaquear, puede que con esto me gane su odio pero quién no arriesga, no gana.

¿Cierto?

—Entonces ¿Qué dices? —inquiero manteniendo mi firmeza.

El ambiente se torna incómodo y varias de las personas ya observan de reojo la escena.

—Bien —murmura finalmente, entre dientes.

—Fantástico —sonrío sin mucho ánimo, que haya aceptado no me garantiza la victoria —. Dame las llaves de tu porche —él enarva una ceja ante mi petición.

—¿Estás loca? —joder que amo ver sus hermosas reacciones, su rostro de muñeco, su sedosos cabello y esos ojos miel que tanto me fascina observar.

—Sí, puede ser —respondo a su pregunta. Acto seguido, le arrebato las llaves y subo al auto ganándome una mirada de enojo.
Él entra del otro lado a regañadientes.

—¿A dónde se suponde que vamos? —cuestiona, abrochando su cinturón.

—No te lo diré.

—¿Por qué no? —se queja como niño pequeño, ah, amo eso en mi pelirrojo, es tan tierno.

No respondo a su pregunta, lo que menos quiero es ponerme a pelear con el gatito, no vaya a ser que me muerda.

Pongo seguro a las puertas por si acaso se le ocurre querer escapar, acto seguido, presiono bruscamente el acelerador para llegar lo más pronto posible a nuestro destino.

Ya que la atmósfera se está tornando pesada enciendo la radio, para mermar las aguas.

Puedo notar como Chase voltea a verme de forma paulatina, y sin previo aviso apaga el sonido.

Apreto mis dientes ante su anterior accionar, sin embargo suspiro y enciendo de nuevo el estéreo.
El pelirrojo exala y lo vuelve a apagar. Oh, pero que ternurita, peleando conmigo. Da igual, no lo voy a dejar ganar.

Vuelvo a encender la radio, ocasionando que el golpee el asiento con fastidio y apague de nuevo el objeto musical.

Lo miro mal unos instantes, a lo que me permite verlo mientras conduzco y enciendo nuevamente la radio, el minino se golpea la frente y ya no toca más el aparato. Después de unos segundos yo bufo y lo apago.

—¿Te han dicho que no eres divertido? —me quejo.

—También me han dicho que fui una apuesta —murmura sin mirarme.

Okay, golpe bajo, pero admito que lo merezco, fui una idiota al usarlo como objeto de una apuesta.

—Chase, realmente lo lamento —mi pecho duele nuevamente al recalcar el dolor que le causé.

—Ya deja de decir tus escusas baratas Amanda —escupe realmente dolido.

Por mi parte, solo suspiro.
Únicamente espero que todo esto funcione, de otra manera lo tendré que dejar ir para siempre, y lo necesito, quiero tenerlo a mi lado siempre. Ser yo la que cause su sonrisa, ser la única en probar sus labios y hacer que se sonroje, causar que sus ojos se dilaten y sobre todo, que únicamente llore sobre mi hombro.

Chase Denovan.

Después de casi tres horas en un largo trayecto entre carreteras llenas de árboles llegamos a quién sabe donde.

Amanda detiene el auto frente a una lujosa casa frente a un enorme lago cristalino que yace rodeada de infinidad de árboles de todos los tamaños y formas, digna de una casa en medio del bosque.

LIFE: de mesero a modelo (Completa) [Life 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora