No llegué a llamar a mi madre. Es más, jamás se lo dije y ella nunca preguntó por ello.
En cuanto rompí a llorar él suspiró y se sentó al lado mía intentando tranquilizarme. En medio de mis mocos y lágrimas, me explicó que que aquello era totalmente normal y que no me iba a morir.
Yo sabía lo que era la regla. Lo sabía, claro que sí. Si con doce años no lo sabes... ya me explicarás de qué estás consciente tú.
Volviendo al tema, yo siempre había pensado que aquello que lo ocurría a mis amigas no dolía y que no era tampoco para nada. Ellas siempre decían que era como no tener nada y pensé que en lo mío había ocurrido un cortocircuito o sabe Dios qué. No pensé que podría ser tan... notorio y tan doloroso.
Sin embargo, él hizo todo lo posible para explicar y decirme que no debía tener miedo, que viviría mucho tiempo (qué desgracia, tú). Me pareció un poco raro que un chico de trece años pudiera explicarme algo tan íntimo, pero no dije nada.
Cuando por fin pude calmarme, él me prestó su ropa de repuesto. Y él, bueno... Quedó sudado todo el día.
Desde aquel día hemos seguido en contacto, acercándonos más y más. Aún hoy, no puedo entender el verdadero porqué de que me ayudase. Lo comprendería si él fuese un amigo cercano o al menos un conocido, pero yo a Matt no le conocía de nada. Ni siquiera de vista.
Quizás mi destino era conocer a gente que sería importante en mi vida en baños, hecha un desastre para que después me salven de una situación horriblemente embarazosa, y que después me pusiera su ropa.
Como Eliot.
Realmente pensaba que el modo en que el Universo ponía gente en mi camino era de lo más retorcida. Turbio, universo, no lo hagas coño.
Pero... si me ponía a pensar y hacía funcionar a mis tres neuronas, por regla de tres y siguiendo lo que acababa de decir... ¿Eliot también se convertiría en alguien importante en la vida?
Recordé sus palabras: "...en el baño, si te soy sincero, me pareciste bastante interesante y por eso quise conocerte de una forma natural, normal". ¿Llegaría Eliot a ser alguien importante en mi vida? Si era sincera, no confiaba tanto en aquellas cosas. Antes solía ilusionarme cada vez que conocía a alguien, pensando que sería mi pareja o alguien influenciable en mi vida. Y claro, la cosa acababa con una patada en mi sensual e inexistente culo cuando las cosas se volvían monótonas o ya, directamente, no habían más cosas.
Eliot fácilmente podría ser una persona más.
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La charla con Matthew se alargó bastante. Yo tenía que contarle muchas cosas (omitiendo algunas partes) y él me tenía que relatar su primer día en la universidad. Parecía realmente entusiasmado y con expectativas acerca de lo que iba a estudiar. Él sabía que aquello no sería fácil, pero no iba a rendirse.
"La vida es como el sexo. No hay que dejar de moverse hasta conseguir el orgasmo. Y yo quiero mi puto orgasmo." -me dijo.
Amaba escucharlo así, tan alegre y vivo. Realmente, Matt siempre estaba así. No había momento en que no sonriera. Desde cinco años, lo había visto en sus peores momentos. Y ni siquiera en ellos dejaba de tener aquella chispa de "¡Me da igual el mundo, amo todo esto!". Y aunque fuese costumbre, yo no me cansaba.
Él era una de esas personas que te alegraban el momento, el día, la vida.
-Bueno, enana. Creo que tengo que colgar ya.
-¿Tan pronto? -hice un puchero y después me sentí subnormal porque él no podía verme. Iluminada hasta el final.
-No me jodas. Me llamaste a las dos y son ya las ocho menos cinco. -me respondió y yo dejé soltar una buena carcajada.
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Cursi Saturno ©
Novela Juvenil«Alcé los ojos y me di cuenta de que era su mirada la que quería ver nada más despertar, nada más vivir...» _ Los inseguridad y la torpeza siempre han sido las mayores cualidades de Saturno. Atada a una madre extremadamente estricta, comienza su seg...