Junmyeon es el propietario de una pequeña y agradable florería local. Sehun, un misterioso chico con un misterioso don, visita esa florería muy regularmente.
[Fluff. Fantasía. Un poco de misterio y sobrenatural.]
Luhan era el hermano mayor de Sehun. Era todo lo contrario a él; rebelde, atrevido, y sin miedo a decir lo que pensaba. A menudo discutía con su madre, para terminar siempre en alguna fiesta, bar, o simplemente en las calles con su grupo de amigos. La madre de Luhan, no aprobaba a ese grupo de pandilleros, como ella los llamaba. Pero él no escuchaba. Aún así, ella siempre procuraba hacer lo mejor para que sus dos hijos viviesen bien; que no les faltara comida, agua y techo. Pero Luhan quería más; él estaba cansado de la pobreza. Llegó un tiempo en el que se hartó tanto de la escuela que ya solamente se saltaba las clases para vagar fuera. Y fue así como conoció a aquellos dos chicos, quienes se volvieron sus mejores amigos; Yixing y Tao, quienes pasaban por situaciones duras también. Aquí, Luhan vio un escape; vagar por las calles con ellos, fumar y tomar alcohol a escondidas. Después de unos meses, se unieron a un grupo de vendedores de hierba, quienes les ofrecieron trabajar para ellos. Era como tener dinero sobre bandeja de plata. Luhan dejó de asistir aún más a clases para hacer los encargos que le encomendaban. A veces incluso viajaba en su moto hasta otras ciudades para llevar o traer la mercancía.
En uno de esos viajes por moto, la situación se complicó; pues, por algún error, la mercancía no estaba completa, y los matones se molestaron, creyeron que los habían timado, y era ya demasiado tarde para aclarar las cosas, pues Luhan y Tao, se habían marchado ya, sin haberse dado cuenta de ello. Cuando escucharon motocicletas aproximándose a ellos ferozmente, Luhan sintió que algo malo estaba a punto de suceder.
.¿Creen que pueden estafar al jefe así?-. Les habían gritado.
-¿Qué?
Luhan trató de mirar hacia atrás, y, en su miedo y desesperación por ver que estaban a punto de dispararle a su amigo, aceleró hacia él, cubriendo la bala con su cuerpo.
La bala le había dado en algún punto de la cabeza, manteniéndolo inconsciente; pero respirando. El dolor de la familia por verlo así cada día era inconmensurable; la esperanza de que despertara, el miedo por escuchar el sonido de la máquina conectada a su corazón, indicando que su alma se había ido.
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Dos años habían pasado, su hermano menor se había vuelto más alto, y ahora estaba a punto de graduarse del año que él dejó inconcluso.
Sehun entró silenciosamente a la habitación, esperando encontrarse a su madre a los pies de su hermano, rezando como todos los días, pero, ella no estaba ahí. Sólo el bip de la máquina conectada a su hermano.
-Hola, Lu.- Le saludó.
Entró, y se sentó un momento en la silla al lado de su hermano. Dejando sus cosas en el suelo.
-Te ves bien...- Trató de bromear, pero la risa no salió.-En un momento, miró hacia las flores ya marchitas, que le había traído la semana anterior, sobre la cómoda frente a él.-Oh, sigues aquí.-dijo.
Se levantó, y tomó las flores, doblando los descoloridos tallos y arrojandolos al bote de basura.
-¿Por qué no te lo llevas ya?-. Le habló a un punto específico sobre la cómoda.-¿Por qué tienes que seguir haciendo sufrir a mamá?
-Ya te lo he dicho, no soy yo. Él es quien no me deja hacerlo. Se sigue resistiendo por alguna razón.
Sehun levantó una ceja. Después miró hacia su hermano, quien se veía tan pacíficamente dormido, como si de un ángel se tratase.
-No parece estarse resistiendo.-Volvió a mirar aquel punto fijo.
-No lo entiendes, se está resistiendo. Internamente. Su alma, su mente. Hay algo que no sabe cómo salir de ahí. Y hasta que no lo haga, no puedo llevarlo conmigo.
Sehun suspiró, y, de pronto, por alguna razón, recordó el rostro del joven de la florería. Se acercó a su mochila y sacó la macetita que le había...
-Olvidé pagarle.-murmuró.
-¿Qué dices?-. Sehun volvió su atención hacia esa vocecilla, ahora más cerca a él.
-¿Conoces esta flor?-. Le preguntó.
Un corto silencio procedió.
-Será... ¡Oh, por la Sagrada Margarita! ¡¿Dónde la encontraste?!-. Expresó con incredulidad.
Sehun la apartó con recelo.
-Es de... alguien. Me la prestó para que animara a Luhan. No le pongas tus encantadas manos encima, ¡eh!-. Se dirigió hacia la cómoda y la posó en un punto donde no diera ni tanta luz, ni tanta sombra, ya que no estaba seguro del origen y cuidados de la flor.
-Hmp, no pensaba hacerle nada... Pero esta flor es realmente especial.
-¿Ah, sí?-.Sehun levantó una ceja, interesado, pero medio incrédulo.
-¡Sísísí! ¡Te lo digo yo! Es una flor que expresa mucha pureza, también es la flor de la curación... y del amor verdadero.- Sehun vio el rostro de aquel joven en su mente al oír esas últimas palabras y sintió sus mejillas un poco sonrojarse. No podría ser.
-Lo más sorprendente, es que cumple los deseos más profundos y sinceros de las personas. Esta flor es mágica, Sehunnie. ¡Te lo digo yo!
-Parece que has leído muchos cuentos de hadas...-Sehun dijo, descuidadamente y con ironía.
Se aproximó a recoger sus cosas e irse.
-¿¿Hola?? No soy yo la que está hablando con un ser mágico invisible.
Sehun bufó. Dando una última mirada a su hermano, se marchó de la habitación.
-Hasta cuándo ese chico va a dejar de huir... ¡Uh, me dejó caramelos! Eres un buen chico, Sehunnie, larararala~~
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Disculpen por no haber actualizado, ya ni me acordaba de esta historia xDD En serio, soy muy olvidadiza y tenía otras cosas qué escribir. Tampoco me estaba sintiendo bien, pero, hoy me acordé de esta historia, y, fui pensando el capítulo en mi mente.
Gracias por esos 4 votos lol.
Realmente quisiera que alguien me dijera qué les parece la historia, porque no quiero aburrirlos~~
