Hana, era una chica tímida,
bajo perfil, no muy lista y también muy enamoradiza, pero de un solo chico. Aunque sabía que ese amor era imposible, ella no dejaba de pensar en cómo sería su vida, si Jungkook fuera su novio. Luego de años de espera, po...
—Ehhhh... Bien— Tragué saliva y tomé su mano. Ambos nos colocamos en el centro de la pista. Desde el momento que comenzó la canción, decidí no mirarlo, pero cuando el tocó mi cintura con su mano, me exalté —Disculpa— Bajé la mirada apenada. Él simplemente comenzó a bailar, ignorando el sonrojo de mis mejillas. Luego de unos instantes seguí su ritmo al compás de la música. Aunque estaba nerviosa, de alguna manera logré controlar mis impulsos de salir corriendo. Cada instante que jungkook rozaba con su mano alguna parte de mi cuerpo, tenía la sensación de que esto no era real o que solo era un hermoso sueño. Solo me di cuenta de que era verdad, cuando al final de la canción pude ver los hermosos ojos de mi prometido.
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¡Espera!, ¿Jungkook trae una corbata negra?
—Deja de mirarme— Volteó, para sentarse donde Jimin. Inconscientemente liberé una sonrisa al darme cuenta de aquél detalle.
—Bailaste increíble— Sonrió Yon, mientras se acercaba a mí
—Gracias— Reí levemente
—¡Linda!— Hoseok, se posó delante de mí, prohibiendome mirar a Jungkook
—¿Por qué te colocas ahí?— Fruncí el ceño
—¿Acaso no puedo?— Preguntó
—No, no puedes— Intenté apartarlo de mi vista, con mis manos
—¡No, no, Hana!— Gritó. Cuando finalmente logré quitarlo, vi a una chica al lado de Kook, acariciando su cabello y tocando sus piernas. Pese a que él se encontraba rígido en su sitio, me incomodó verlo así
—Disculpen— Caminé hacia la terraza del lugar, la cual estaba vacía. Gracias al divertido DJ, todos estaban arriba.
Levemente alcé mi vista hacia el cielo. Era una noche totalmente despejada, así que se podían ver claramente todas las estrellas
—Pensé que habías dicho que tu vestido sería negro— Se colocó a mi lado con la mirada posada en el cielo, igual que yo
—Ohh... Sí— Sonreí levemente observando el color violeta de la tela —Solo creí que éste me quedaría mejor—
—De todas formas yo vine con esta corbata porque no tenía otra— Rodó los ojos
—Bien— Sonreí
—Mis padres dijeron que mañana en la noche tendríamos una cena— Me observó de reojo, con la mitad de su cabello sobre los ojos
—Gracias por decirme—
—Según ellos será importante, así que hay que prepararse— Bufó —Lo bueno, es que solo tendremos que fingir ser novios un par de horas. No soportaría la idea de tener que estar las 24 horas a tu lado— Dio media vuelta, para volver a subir
—Buenas noches, Jungkook— fingí una sonrisa, ya que no quería que el notará que sus palabras podían lastimarme —disfruta la fiesta—
Aquella noche, Yon tuvo que llevar a Hoseok a casa, ya que había tomado nuevamente exceso de alcohol. Por esa razón, tuve que regresar sola a casa. No quise tomar un taxi, porque en ese entonces quería tomar aire libre, pero al ver lo horrible que estaba el ambiente y la gente extraña que transitaba, prefería haberlo tomado. Un hombre comenzó a seguirme a mitad de una cuadra. No niego que en ese instante creí que algo malo iba a ocurrir. Aquél sujeto tomó mi brazo y me apuntó con un arma.
—Dame tu dinero— Gritó —¡Apresúrate!—
—Le daré todo lo que quiera, solo no me lastime— Alcé mis manos
—Habría accedido sino fueras tan linda— Sonrió perversamente —Pero viendo el caso, pues no... no acepto. Quítate la ropa— Indicó
—¿¡Qué?!— Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas
—¡Hazlo!—
—Por favor, no haga ésto— Sollocé
—¡Cállate!— Me dió una bofetada
—¡Ayuda!, ¡por favor!— Grité con el poco aire que me quedaba. Vi como el hombre empuñó su mano para golpearme, así que cerré mis ojos, pero extrañamente no sentí nada
—¡Corre, estúpida!, ¿¡Qué haces ahí parada!?— Él se encontraba golpeando fuertemente a mi atacante, aunque me dolía que también recibiera puñetazos en su cuerpo. —Sino te vas, yo mismo te voy a golpear, ¿¡oíste?!—
—No quiero dejarte solo—
—¿¡Te estoy salvando la vida y aún tienes el coraje de quedarte ahí como una inútil?!—
—Veré como ayudarte— Caminé a mi bolso y llamé a la policía
—¡Vete, déjame solucionar ésto!— Cuando estaba apunto de voltear, vi que el sujeto tomó el arma que tenía con anterioridad, entonces, sin siquiera pensarlo, me lancé sobre él y comencé a golpearlo
