A Tu Lado » J.C

Catorce

Cerré la puerta detrás de mi y me deslicé hasta quedarme sentada en el suelo.

- Emilia... Abre, por favor - Suspiro Jos detrás de la puerta.

- Déjame en paz - Respondí tapándome el rostro.

- Te lo puedo explicar.

- Que bien por ti, lástima que no te quiero escuchar - Dije y limpié mis lágrimas.

- Emilia...

- Por favor... En serio, déjame sola

- Prometí nunca hacerlo ¿Recuerdas?

- También que siempre me ibas amar y míranos ahora - Dije sarcásticamente y las lágrimas siguieron deslizándose una a una, una más dolorosa que la otra.

- Emilia...

- ¿La conozco? Digo he ido varias veces al conservatorio pero nunca pongo mucha atención a las personas que  trabajan ahí...

- Abre la puerta y hablemos - Suspire y me levante del suelo, abrí la puerta lentamente y mordí mi labio inferior.

Intento acercarse a mi pero no lo permití, limpie mis lágrimas y me dirigí a la cama sentándome sobre ella.

Jos se sentó a una distancia considerable lo que agradecí demasiado.

- Siempre creí que cuando alguien me hablaba del dichoso sexto sentido no existía, era una fantasía, un mito... Hasta que yo lo sentí.

- Emi...

- Cambiaste la clave de tu celular - Reí amargamente. - Y es que te comportabas tan extraño, que dolía.

- No quise...

- Y siempre encontrabas la manera de enojarte conmigo, de culparme a mi por algo que simplemente se me había ido de las manos.

Guarde silencio un momento y no me interrumpió más.

- Me llamaste paranoica y exagerada... Pero ¿que tanta razón tenía al sentir desconfianza sobre ti?

Limpié mis mejillas y subí ambos pies a la cama sentándome sobre esta.

- Cuando hicimos el amor no eras el mismo, se sintió tan, diferente... Fue como hacerlo con un extraño.

Mordí mi labio inferior levemente y observé hacia la puerta que estaba enfrente de mi.

- Cuéntame ¿a quien amas ahora? Quiero saber la verdad, se qué hay alguien más y sobre todo se que no me la vas a poner fácil.

- Emilia... No... No es alguien a quien tú conozcas - Volteé a verlo y noté que veía a la misma dirección que yo.

- Ni siquiera puedes mirarme a los ojos, se que estás mintiendo - Negué con la cabeza levemente y hundí mi cara entre mis manos.

- Jos... Aún recuerdo cuando me enteré que mi padre engañó a mi madre y fue una de las peores sensaciones que he sentido, pero experimentarlo por ti misma es diferente, es aún peor.

- Déjame explicarte...

- Siempre creí que merecías a alguien mucho mejor que yo cuando éramos novios, que allá fuera habría miles de chicas dispuestas a dar lo que fuera por estar a tu lado y si me lo hubieras dicho, si hubieras hablado conmigo te habría dejado ir y que buscarás tu verdadera felicidad en brazos de otra... Pero no ahora, no cuando nos casamos, formamos una familia... No cuando tenemos ya a los niños... Porque entonces la que no estuvo con la persona correcta fui yo, la que se equivocó al querer compartir la vida con alguien fui yo, la que se merecía a alguien mejor fui yo, y no tú.