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Brendon caminaba por las calles, dispuesto a ir a una tienda cercana a su casa —pues Sarah le había pedido que comprara ciertas cosas—. Iba mirando su celular, y por eso, chocó con alguien, haciendo que los dos cuerpos se cayeran.

Brendon agarró su celular y después se levantó, dispuesto a ayudar al contrario, pero al ver de quién se trataba, siguió caminando, esta vez más rápido.

—¡Espera! —Gritó el contrario. Brendon solo se detuvo en su lugar, mirando el suelo.— Brendon, ¿qué pasa? Dijiste que volverías a hablarme y al día siguiente me mandaste al carajo. —Se acercó el contrario, Brendon lo volteó a ver y vio el dolor que tenía Ryan en el rostro.

—Es complicado. —Fue todo lo que dijo y siguió su camino. Dio tres pasos antes de sentir su brazo ser jalado. Volteó y vio los ojos cristalizados de Ryan, eso era lo último que a Brendon le habría gustado ver.

Se soltó del agarre de Ryan y siguió caminando, esta vez sin ser detenido. Sentía la mirada fija de Ryan detrás de él, haciéndolo sentir tan mal como triste, él amaba a Ryan, pero no podía arriesgar su trabajo.
























Ya de vuelto en casa, dejó las compras sobre la mesa de la cocina, pues después Sarah guardaría todo.

Caminó hacia su habitación, arrastrando los pies, un poco cansado. Llegó hacia la cama y se dejó caer sobre ella, sintiéndose mejor casi de inmediato.

Cerró los ojos unos segundos, consiguiendo tener sueño. Un segundo antes de lograr dormir, comenzó a vibrar la cama.

Brendon levantó la cabeza, ¿por qué vibraría la cama? Buscó con la mirada hasta que encontró el celular de Sarah sobre la cama, ella nunca salía sin él.

Brendon lo agarró, un número desconocido le marcaba a su esposa.

Dudaba entre si contestar o no. Cualquiera podría estar del otro lado de la línea, como una fan que consiguió su número.

Con aquel pensamiento, Brendon solo decidió colgar la llamada, no quería arriesgar su privacidad.

Dejó el celular en otra parte, después comenzando a desvestirse. Se encontraba en ropa interior, de vuelta sobre la cama, solo que esta vez sí logró dormir.























—¡Jenna! —Escuchó desde sus audífonos, y río. —¡Tengo hambre! —Río más fuerte.

Estaba jugando a su juego preferido; Fornite, junto con sus dos amigos, Tyler y J. Ya tenían buen rato jugando, bromeando y todo eso.

Leyó rápidamente un comentario de su stream, y rió, ya que era un fan emocionado diciendo que Brendon lo mató –ya que la sala en que estaban jugando, era especial para los tres amigos y sus fans–.

Jugaron por un buen rato más, hasta que Tyler dijo que tenía que irse. Brendon siguió leyendo más comentarios, hasta que él igual se despidió, apagando su computador y levantándose. Llevaba horas ahí sentado, a lo que se estiró, escuchando el crujido de sus huesos.

—¡¿Sarah?! —Gritó, saliendo de aquella habitación en la que estaba. Buscó a la chica, la cual encontró en su habitación, leyendo un libro.

Ella levantó su vista y le sonrió, algo que, a pesar de los años, hizo que Brendon sintiera mariposas en el estómago.

—¿Me hablaste? —Preguntó la chica, colocando un dedo sobre una de las páginas y cerrando el libro, de tal forma guardando el lugar en donde se había quedado.

—Sí, solo no sabía dónde estabas. —Le sonrió, acercándose a ella y acostándose de lado viendo a la chica.

Se acercó más a Sarah, rodeando sus brazos alrededor de la cintura de ella, y apegando su frente en las costillas de ella –al estar ella no completamente acostada, tenía la mitad de su espalda recargada sobre el respaldo–. Cerró los ojos y casi al instante, quedó dormido.






















A la mañana siguiente, cuando despertó, ya no habían señales de su esposa en la habitación.

Se quedó unos minutos acostado, hasta que finalmente decidió levantarse, aún adormilado.

Salió de la habitación, y al instante le llegó un buen olor de tocino, despertando su hambre.

Caminó hacia la cocina, donde encontró a su esposa de espaldas. Fue hacia ella y la abrazó por detrás, recargando su mentón sobre el hombro contrario.

—Qué bien huele. —Murmuró él a su oído. Ella lo volteó a ver y sonrió.

—Ya te serví, come que se te va a enfriar. —Rió levemente ella. Brendon besó sus labios para después separarse e ir a sentarse en su lugar.

Huevo revuelto, tocino a lado y una taza de café. Tal vez el mejor desayuno que podría existir para Brendon.

Comenzó a comer, un minuto después Sarah sentándose frente a él.

—Bueno, como has vuelto a ser amigo de Ryan–

—Ya dejamos de hablar. —Interrumpió Brendon. Sarah lo miró. Puso esa cara de lástima, ladeando un poco la cabeza.

—Es una lástima, eran muy buenos amigos. —Brendon solo asintió, a lo que ella sonrió.— Pues, leí por alguna parte que él y Z berg irán de gira. —Sonrió nuevamente, ahora comenzando a comer sin esperar respuesta del frentón.

Brendon solo se quedó pensando. ¿Primero la embaraza y luego salen de gira? Le dolía más de lo que debía.

Miró a su esposa frente a él, ya comiendo. Soltó un suspiro, lo mejor era hacer lo que ya había pasado: dejar de hablarle a Ryan y que ambos vayan por sus lados.
























—Ryan, creo que lo mejor sería dejar de hablarnos de nuevo.

One More Time [Ryden]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora