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Ha pasado alrededor de un mes desde el divorcio; Brendon obviamente le había contado todo a Ryan, y éste ha dejado de hablar con Zberg. Ryan le había ofrecido que Brendon se quedara en su casa, pero el pelinegro negó. No quería vivir con alguien por un tiempo.

Brendon estaba rentando una casa, no era grande, pero tampoco chica. Era cómoda. Solo era de una habitación, y así estaba bien, pues él no quería que gente se quedase en su casa a dormir –a menos que sea Ryan, y ellos dos duermen en una cama–.

En este momento, Brendon se encontraba en la cocina, tomando un café mientras leía las noticias, algo anticuado, pero a él le relajaba hacerlo.

Mientras le daba un trago a su café, escuchó cómo tocaban la puerta, a lo que dejó la taza sobre la mesa, dobló la hoja y la dejó a lado de la taza. Se levantó y caminó hacia la puerta, abriéndola. Del lado contrario se encontraba Ryan, en sus manos una taza. Se encontraba sonriendo.

—Hola, Bren. Te traje una taza, porque sé que te encanta el café. —Sonrió felizmente.

—Ryan, la taza dice «El mejor padre del mundo». —Apuntó hacia la taza, bromeando. Ryan solo se sonrojó.

—Es que fue la primera que encontré. —Murmuró, haciendo reír a Brendon.

—Está bien, gracias igual. —Le sonrió y agarró la taza.

Brendon caminó hacia la cocina, Ryan detrás de él. Puso la taza a lado de sus miles de tazas, sonriendo satisfecho después.

Ryan, al ver tantas tazas, solo dejó caer su boca.

—Ry, cierra tu boca, te vas a comer una mosca. —Bromeó Brendon, agarrando la taza que se encontraba en la mesa y acabándose su café.

—Es que no sabía que tenías tantas tazas, de haber sabido hubiese traído otra cosa.

Brendon sonrió y colocó la taza en el fregadero, echándole un poco de agua a éste. Después volteó hacia Ryan y se encogió de hombros.

Nuevamente, Brendon tomó camino hacia la sala, Ryan detrás de él. Se sentaron sobre el sofá, lado a lado, y Ryan puso una mano sobre la pierna de Brendon, obteniendo su atención.

—Bren, sé que hace poco acabas de divorciarte, pero, ¿quieres ir a una cita conmigo? —Preguntó mirándolo fijamente a los ojos.

Brendon abrió la boca para decir algo, pero antes de hablar, Ryan colocó su dedo índice sobre los labios de Brendon, callándolo de tal manera.

—No me importa tu respuesta, ven, vamos. —Se levantó, jalando a Brendon con él y levantandolo también.

—¿Ya? Pero si no me he bañado aún. Es muy temprano. —Se excusó el menor.

—Es casi medio día, tú despiertas como a las siete, tuviste casi cuatro horas para bañarte. —Volteó Ryan a verlo, ladeando su cabeza y poniendo una cara seria, como si regañara a Brendon con la mirada.

—Está bien, vamos. —Rió levemente, haciendo sonreír a Ryan.

Ambos salieron de la casa, después subiéndose al carro de Ryan. Ryan encendió el motor y antes de manejar, Brendon ya había encendido la radio.

Buscó entre los canales, hasta que reconoció una canción y la dejó. Al darse cuenta de cuál era, sonrió emocionado mirando hacia Ryan.

—Mira, es tu canción, eres famoso. —Bromeó Ryan, mirando la cara de emoción de Brendon.

Dicho eso, comenzó a manejar ahora sí. Mientras la canción iba, Brendon la iba cantando a todo pulmón, haciendo reír a Ryan.

En una de esas, Brendon empujó el brazo de Ryan, haciendo que se saliera de su carril y poniéndose sobre el otro.

—Brendon, calmado —habló poniéndose en su lugar nuevamente.—, vas a hacer que tengamos un accidente.

Brendon lo volteó a ver por unos segundos, ignorándolo y volviendo a cantar.

Segundos antes de que se acabara la canción, Brendon se aventó encima de Ryan, tapándole la vista a la calle y haciendo que éste se asuste.

—¡Bren! ¡Quítate! —Gritó Ryan asustado, intentando quitar a Brendon de encima.

—¿Qué? ¿Tienes miedo? —Se burló el menor.

Ryan, en un intento desesperado, aventó a Brendon a su asiento nuevamente, luego volteando hacia la calle, escuchando el claxon del carro que venía frente a ellos.

Antes de poderse cambiar de carril, todo se tornó de color negro.

Pasó alrededor de diez minutos cuando Ryan despertó, viendo el accidente que tuvo, segundos antes de ser metido a la ambulancia.

—¿¡Y Brendon!? —Le gritó a los doctores.

—¿Tu compañero? A él ya se lo han llevado. —Le contestaron. Eso alivió a Ryan.

Miró su cuerpo, tenía sangre por todas partes, moratones, incluso tenía pocos pedazos de vidrio encajados.

«Qué mierda has hecho, Brendon» pensó Ryan, antes de volverse a desmayar.

One More Time [Ryden]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora