One More Time [Ryden]

21

Pasó un mes desde que Brendon despertó. Días después de haberse despertado, había separado a la banda. Nadie sabía por qué, no se atrevía ni a decirle a Ryan el por qué.

Brendon estaba sentado sobre la su cama, Ryan viéndolo desde el marco de la puerta. Últimamente solo así se encontraba Brendon, se veía mal. Ni siquiera él mismo sabía qué pasaba.

Ryan suspiró, caminando hacia Brendon. Se sentó a lado de él en la cama, poniendo una mano sobre su espalda, acariciando éste.

—Bren, no has comido. —Murmuró Ryan. Eran las tres de la tarde, Ryan ha estado ahí desde las doce.

Brendon no respondió. Había “desaparecido” tanto de las redes sociales como de todo el mundo. Ryan era el único que lo seguía viendo.

—Brendon, sabes que te quiero muchísimo, y lo último que yo quiero es verte mal. Así que, iremos a una cita —le sonrió, Brendon finalmente lo miró—, y no tomaré un no como respuesta. —Dijo en tono de broma, haciendo sonreír a Brendon, sintiéndose bien conmigo mismo por eso.— Báñate, yo iré a casa y alrededor de dos horas llegaré.

Terminó de hablar y besó la nariz de Brendon. Se levantó y se fue sin decir más, Brendon solo viendo cómo se iba. Al escuchar la puerta cerrarse, volvió a poner la mirada sobre el suelo, ahora pensando en Ryan.

Pensó alrededor de diez minutos en él, hasta que finalmente decidió levantarse de la cama.

El haber separado a la banda le deprimía, pues la banda era su vida. Aunque conocía a Ryan desde que eran pequeños, la banda los habían unido más.

Quería que Ryan fuese feliz, así que se decidió bañar, no quería que llegase Ryan y lo viera en el mismo sitio que antes, sin haberse preparado por salir ni nada. Sabía que si hacía eso, Ryan se sentiría mal, y eso haría que Brendon se deprimiera más.

Cuando terminó de bañarse, se puso una camiseta cualquiera –no tan formal ni tan cómoda– y un pantalón negro. Peinó muy bien su cabello, después echándose perfume por todo el cuerpo.

Vio la hora, había pasado tan solo media hora, y aún tenía que esperar una hora y media más. Soltó un gran suspiro y se dejó caer a la cama, su cara quedando sobre la cama.

Finalmente había llegado Ryan, ya iban en camino a no sé dónde. Brendon, esta vez, iba callado y serio. Solo miraba a través de la ventana. Ryan de vez en cuándo lo volteaba a ver, un poco preocupado.

Movió su mano libre hacia Brendon, agarrando la mano de éste, haciendo que el frentón volteara a verlo. Se sonrieron y Brendon correspondió al agarre, acariciando como pudiese la mano de Ryan.

En todo el camino iban en silencio, pero para Ryan, ya no era uno incómodo. Dejó de serlo cuando Brendon le sonrió. Lo mismo para Brendon.

Llegaron a un restaurante no tan elegante, Ryan estacionó el carro frente a éste y se bajaron.

Iban caminando con las manos aún juntas, a ninguno le daba pena ya los comentarios de los demás ni que los llegase a ver algún fan. No eran pareja, pero así eran felices sin importar la atención que recibían.

Brendon dio un último bocado al pastel que había pedido, Ryan solo viendo cada uno de sus movimientos.

—Ryan —dijo el pelinegro con la boca llena—, desde que llegó mi postre no has dejado de verme. —Tragó lo que contenía en la boca, después riendo un poco.

—¿Te molesta? —Ladeó la cabeza, frunciendo el ceño.

—Oh, no, no. —Rió nerviosamente.— En realidad me halaga. —Sonrió. Esa sonrisa que demostraba su ego y su amor por él mismo.

—Oh, si supieras cuánto adoro tu ego. —Dijo con una pizca de sarcasmo, haciendo reír a Brendon mientras rodaba los ojos.— Y bueno, la verdad. Antes de que llegue el mesero y arruine el momento. —Rascó su nuca, riendo un poco nervioso.— Te traje a esta cita para pedirte que fueras mi novio, así que... Brendon, ¿me harías el chico más feliz del mundo aceptando ser mi novio? —Habló tímidamente, como si fuera la primera vez que le pedía a alguien que saliera con él. Brendon río tiernamente.

—Sí, y mil veces sí.

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Bueno, ya estamos muy cerca del final.