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Amber calló al instante y Nathaniel enseguida se giró abriendo en grande los ojos, estar sorprendido era poco en ese momento.

La rubia quedó muda al ver a su hermano en la ventana, estaba usando vestido, peluca y maquillado, debe estar con sueño, debe estar alucinando.

Nathaniel se apresuró para bajar del marco de la ventana y caminar a ella, estaba asustado y nervioso, su cuerpo entero temblaba al ver la mirada vacía de Amber.

—Nath...—pronuncia a duras penas al sentir a Nathaniel tocar sus hombros. —¿Qué es..?

—Escúchame— dijo agitándola suavemente para que vuelva en si. Amber cerró los ojos y se apartó de Nathaniel; no molesta, más bien, sorprendida. —Amber escúchame, esto... tiene una explicación, yo...

Amber alzó su mano parando lo que el rubio decía—Nathaniel, tú... no lo entiendo—sacudió su cabeza.

—Te lo explicaré, solo escúchame— Amber elevó su mirada a Nathaniel, y aún no podía caber de su asombro, era Nathaniel, su hermano mayor vestido de niña.

—No, no yo... ya me voy a mi cuarto, solo déjame sola, no le diré a nuestros padres, solo quiero irme. Pero antes, dame tus apuntes de la clase del señor Farrés.

El rubio señaló con la mirada el estante y su hermana tras coger los cuadernos salió de la habitación con su mirada gacha, quiso detenerla, pero cuando se encontraba en ese estado era mejor no decirle nada.

Ejecutó su plan y saltó de la ventana.

Corrió hasta llegar al parque donde estaba Castiel esperando, e inconscientemente sonrió embobado cuando lo miró; su cabello estaba suelto, vestía como normalmente lo hacía, con vaqueros negros y alguna camiseta, su espalda baja estaba recostada a un costado de su motocicleta.

Sus temblorosas piernas se dirigieron a él, los latidos a medida que se acercaba iban en aumento, pero realmente lo acabó cuando Castiel se giró para verlo con esa sonrisa, con aquella sonrisa que lo estaba volviendo loco.

—Hola— saludó Castiel para acercarse a él y depositar un beso en su mejilla.

—H-hola—Los nervios consumió su cuerpo. Los labios de Castiel quedaron en su piel por un corto rato.

—Ven acá— El pelirrojo rodeó su pequeño cuerpo entre sus brazos, y es que si no moría en ese preciso instante, no sabía que seria de él después. Se quedaron un momento casi disfrutando del cuerpo del otro, la calidez que le daba el contacto contrario. —Te extrañé—pronunció Castiel en medio del abrazo.

—Yo igual—Dijo Nath hundiendo el rostro en el pecho de Castiel. Y pudo oír como el corazón del pelirrojo latía, eran unos sonidos agradables, le gustaba, Castiel le gustaba.

Se separaron y Castiel pasó la mirada por todo su cuerpo, pudo notar que fruncía el ceño un momento.

El vestido que compró hoy Nathaniel. Aquello le estaba perturbando en cierta forma pero sacudió la cabeza restándole importancia, o eso es lo que quería creer.

—Vamos— Castiel entrelazó los dedos de Nathalia entre los suyos. Su mano era suave, fina, hermosa, como todo de ella.

—¿A dónde vamos? —preguntó divertida mientras se posicionaba atrás de Castiel ya sentada en la moto.

—Mi lugar favorito— respondió. "La vista del precipicio en el bosque" pensó enseguida. Le dolió, era el lugar favorito de ambos.

Quiso ignorar la presión en su pecho y disfrutó del momento. Abrazó a Castiel por la cintura y apegó todo su cuerpo en su espalda. Ese maldito perfume, ya lo tenia mal, y con ese simple olor poco a poco sentía como perdía la cordura.

(Nath)alia「casthaniel」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora