(Nath)alia「casthaniel」

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Las manos enseguida le comenzaron a temblar.

—V-voy—respondió en un inaudible susurro. Colgó como pudo con sus temblorosos dedos y sus brazos cayeron a sus costados.

—¿Nath?—la voz del pelirrojo retumbó en la habitación al ver la mirada de Nathaniel cayendo al suelo.

El rubio movió los labios en un intento de un "Estoy bien". Cogió la ropa que estaba en el piso y se la puso sintiendo como Castiel se levantaba de la cama; preocupado.

Se abotonaba la camisa con la mirada perdida. "¿Cómo?" era la única pregunta que tenía en su cabeza en ese momento.

—¿Chiquito?—Castiel cubierto de la sábana alrededor de su cintura, y ya estando cerca de Nathaniel le levanto el mentón. Su mirada era vacía, y sus ojos ya no estaban tan dilatados como antes.—¿Qué pasó?—el tono se le endureció un poco, pero Nathaniel negó con la cabeza.

—N-nada...—balbuceó retirando su mirada de la de Castiel, el pelirrojo suspiró cerrando fuertemente los ojos.

—Dímelo, amor, para poder ayudarte—intentó de nuevo ahora acariciando sus hombros.

—Y-yo...—sus ojos no resistieron las lágrimas que mojaron sus mejillas—Mis padres... debo ir...—los labios del más bajo comenzaron a temblar a medida que lloraba.

—¿Pasó algo con ellos?—el rubio asintió aspirando por la nariz.

—Te lo contaré, te lo prometo—se puso de puntitas y dejó un corto beso en los finos labios de Castiel.

—Amor...

—Te lo prometo—sonrió para tranquilizarlo.

—¿Sabes que siempre estaré para ti, verdad?—Nathaniel se acercó a Castiel y respiró el olor del desnudo pecho del chico.

—Lo sé—susurró contra la piel dejando aquella zona un poco caliente. Castiel se inclinó y besó la frente de Nath.

—Te quiero.

—Yo más—levantó la mirada todavía con sus ojos llorosos—Te llamaré.

—Está bien—dio un besito en su mejilla—Y yo te quiero mucho más.

Salió corriendo y al traspasar la puerta se permitió llorar todo lo que quería.

"¿Cómo?"

​»»​»»»»»

Amber había salido del instituto como todos los días, Li y Charlotte las que eran sus amigas habían planeado una pijamada el día de hoy, así que debía convencer a sus padres que le den permiso para esta noche.

Estaba puesto unos cascos que le había obsequiado Alexy, y escuchando una canción que Armin le había recomendado, era algo ruidosa pero la letra le encantaba.

Llegó tarareando la dicha canción, traspasó la puerta y se retiró los audífonos para colgárselos en el cuello.

—Hola nana—saludó a la mujer mayor que estaba cocinado lo que suponía una deliciosa comida

—Buena tarde señorita—respondió con una sonrisa.

—¿Mamá y papá?—preguntó extrañada al ver la casa tan silenciosa, ya que siempre se oía el sonido de las teclas de los computadores que daban la señal que sus padres estaban trabajando.

—Los señores todavía no llegan de una reunión.

—¿Tardarán?—sacó su teléfono celular y se sentó en el sofá tras preguntar.