¿Baila Sr Grey?

Epílogo

Han pasado ya algunos meses desde el arresto de Elena, Ana al fin duerme tranquila, Cristian trata de recuperar lo que perdió, su empresa, su familia y tal vez una segunda oportunidad.

Ha llegado el día de la fiesta de  aniversario en la empresa del abuelo de Ana, habrá gente muy importante. Y todos se preparan.
Las mesas elegantes, las vajillas muy finas, la orquesta ensalla sus melodías.

Las personas visten de gala y las puertas se abren para recibir a los invitados.

Anastasia se pasea por el lugar saludando personas importantes, socios y más .
Su vestido marca sus curvas y atrae miradas las cuales ignora.
No le interesa nada, ni nadie. Camina distraída asta que choca con la espalda de un hombre frente a ella.

— Perdón, estába distraída. — Se disculpa con el hombre con el cual choco, el  se gira para verla y ella se queda muda.

— Descuide señorita, yo soy el que debe pedir perdón por haberme atravesado en su camino, entre otras cosas.
Le ofrezco comensar de nuevo.
Me presento, Christian Grey para servirle. — Dice el y ofrece su mano para estrecharla.

Ana lo mira y pasa salíba, ¿Que hacer? ¿Echarle? Un vals suave comienza a sonar, ella sonríe y toma su mano.

— ¿Baila señor Grey?

— Me encantaría señorita...

— Anastasia.

— Me encantaría señorita Anastasia .

Caminan de la mano atrallendo miradas curiosas hasta llegar al centro de la pista una serie de aplausos inunda el salón cuando comienzan a bailar.

Ambos se miran a los ojos, azul contra gris, sin decir nada, solo dejan que la música, sus pasos sincronizandos al copas del vals, girando paso a paso, poco a poco los envuelve una nube de recuerdos, esa serie de sucesos que los unió y luego los separó.
Con cientos de pensamientos en la cabeza pero sin palabras que decir, más bien no saben cómo decirlo.

La música cambia ahora es un ritmo diferente y no cualquier ritmo es uno que ellos conocen muy bien, ambos sonríen con picardía y comienzan a moverse por separado como retandose uno al otro, pero una sonrisa pícara cruza por sus rostros.
Las notas altas comienzan insitandolos a acercarce el la toma de la mano y la hacerca a él con fuerza, ella mueve su cadera al baiben de la de el cada movimiento, cada giro lo hacen con fuerza, entregan todo en esa danza, una danza que él tenía planeada pues él había pedido esa canción. El uno al otro se entregan totalmente, en cada giro, en cada contoneo en cada caricia es descargado un sentimiento miedo, coraje, frustración, rencor,  hasta que el último muro se rompe, en velo del orgullo cae ante sus pies y ven lo mucho que necesitan uno del otro, ahora una sonrisa satisfactoria cruza el rostro de ambos.

Los pasos finales van cargados dicha, al parecer ya todo se perdonó.
Y todo por un baile, el mismo que lo comenzó todo.

¿Baila señor Grey?