Dos meses después.
—¿Como es posible que no ha sentido nada?—Roberta estaba junto a su sirvienta Nataly.—Ya tiene más de 2 meses trabajando en esta casa y yo no le veo al niño por ningún nado.—La mujer del Joker veía a Harley en el jardín jugando con sus hijas.
—Tal vez ya no ha tenido nada que ver con el señor.
—Hasta crees...es obvio que los dos se disfrutan cada vez que pueden.—Mira por la computadora, ve que el Joker estaba en su oficina trabajando.—Alguno de los dos se ha estado protegiendo.
—Si quiere puedo averiguar en el cuarto de Harley señora.—Roberta la mira y solo asiente.
—Será de gran ayuda, como ya me urge esto...haré que tu patrón se emborrache a un modo en que pierda la cabeza.
La sirvienta entra a la habitación de Harley, camina hacia los cajones que tenía alrededor de su cuarto. Abre uno y ve algunas de sus cosas personales, justamente en la esquina del cajón, estaban unas pastillas.
Pastillas anticonceptivas.
Roberta entra al despacho del Joker, lo ve trabajando en sus planes como usualmente lo hacia.
—¿Que quieres Roberta?—La mujer ríe y se acerca a su marido. Al llegar a él acaricia su cuello hasta llegar al cabello verde.
Siente como el se remueve alejándose de ella. Al parecer no quería que lo tocara, y era obvio por que.
—¿No quieres tener un buen polvo amor?—El Joker la mira y solo niega.
—Estoy ocupado, no molestes.
Roberta ve sobre el cuello blanco algunas marcas, estaba claro que eran chupetones.
—He visto que haz estado muy ocupado últimamente...—Ella acaricia las marcas. El Joker la mira.—Cualquiera que sea, es una afortunada.
—¿Que quieres decir?—El dice. Vuelve a reír y se acerca a él tomándolo del rostro con ambas manos.
Pose sus labios sobre los rojizos del rey del crimen y comienzan a besarse lentamente. Roberta se sienta sobre el regazo del Joker mientras seguían besándose, siente como el acariciaba su cintura y las respiraciones de ambos se volvían más intensas.
—J...—Harley abre la puerta de la oficina.—Ah, perdón por interrumpir.—El Joker se separa de ella rápidamente y Roberta solo sonríe.
—¿J? Vaya confianza que se tienen, se ve que le eres muy fiel a mi esposo...es raro que alguien lo llame por su apodo o incluso nombre.—Se levanta del regazo del Joker y comienza a caminar hacia Harley.—No pasa nada querida, ya me iba. ¿Donde están mis hijas?
—Están en el patio, ellas están jugando.
—Perfecto, bueno...—Voltea a ver al Joker.—Nos vemos al rato amor.—Le lanza un beso.
La puerta se cierra y Harley y el Joker se miran.
—Solo te veía a avisar que me iré pronto...
El Joker se levanta de su lugar rápidamente después de escuchar eso.
—¿Que?—Niega.—No te puedes ir.—Camina hacia a ella.—¿A donde te piensas ir?
—Me quiero ir por un tiempo lejos, no quiero estar aquí...y mucho menos con Roberta.
—¿Alguna razón?—Se acerca a ella tomándola de la cintura.
—Por que se que está sospechando de todo esto...—Ella susurra.—Todo es muy obvio, no puedo tan siquiera estar contigo y ella en la misma habitación por qué siento que nos quiere ver la cara de idiotas.
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