Sus padres los unieron sin siquiera conocerse.
Ambos tan diferentes, tan... opuestos.
Si, ella es guapa, muy guapa.
Si, él es atractivo, bastante bien parecido.
Pero eso no lo era todo como para casarse.
Esta es la embarazosa situación de Jack y Els...
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-Elsa-
Con cuidado, Elsa. Con cuidado. No lo derrames, el suelo se ensuciará y no queremos eso. Tampoco quemarte, claro. Cuidado.
Salí victoriosa de la cocina, pero posiblemente me veo ridícula caminando de poco a poquito, sosteniendo un plato con las manos sin quitarle la mirada a la sopa que amenaza con desbordarse. Mi primera sopa en realidad. Con ayuda de tutoriales logre hacerlo, creo que lo logre. Se ve bien. Es la primera vez que hago de comer, jamás había cocinado hasta ahora. Vale la pena, pues
—¡Tada! —Canturreé colocando el ultimo plato frente a él. Luego, posé mi mano en su hombro —Ojalá te guste, cariño.
Krei. Alistair Krei, mi novio. Me miró de una forma que me hizo enternecerme por completo. Sus bellos ojos azules brillaron y esa sonrisa adorable se dibujó en su boca. Se le profundizaron dulcemente las arrugas de a los lados de sus ojos al sonreírme. Quitó mi mano del hombro y me besó el dorso.
—Gracias, querida —Se inclinó un poco y olio el vapor que desprendía la sopa con aparente gusto—. Huele bien.
—Krei, no sabes cuánto gustó me da que hayas encontrado por fin a la mujer correcta —La raposa voz de su madre nos llamó la atención. Peinaba un sencillo chongo dejando algunos de sus rizos blancos acariciar su cuello arrugado. Usaba un vestido muy elegante, con un chal. Había unos lentes posados en el tabique de su nariz, y aunque no había pizca de maquillaje, su piel se veía sumamente blanca y suave, cual porcelana pero con algunas grietas, precio del tiempo. Su piel a pesar de su edad es para envidiar. Es una mujer muy bonita. Seguramente cuando era joven tuvo una piel sumamente lozana y preciosa. La bella mujer nos regaló una larga sonrisa desde la punta de la mesa: Ella tal vez tiene unos setenta años o un poquito más. Sin embargo, aún con ayuda de su bastón podía andar de aquí para allá.
—Elsa es increíble, madre —Sonreí, mostrando mis dientes por aquel halago viniendo de mi personita especial. Fue su idea invitar a su madre para nuestro aniversario: cinco meses de noviazgo. Y por fin me presentaba a su madre. Era un enorme paso.
Cuando me senté en mi silla aun lado de Krei, recordé como respirar y relajándome lo hice. La verdad, me daba un tanto de miedo no llenar sus expectativas. Es muy... Exigente. Aunque también es muy brillante.
Lo conocí en una de las juntas de la empresa de mi padre. La empresa de mi padre con la de Krei iban a llegar a un acuerdo. Un acuerdo de oro decía mi padre. El mejor negocio de la vida de la empresa. ¿Cómo no serlo?; Si Krei es dueño de una de las compañías de tecnología más importantes del mundo. ¡Y eso no es todo!, En una de nuestras miles de citas me platicó que fue el alumno más ilustre del Instituto de Tecnología de nada más ni nada menos que de San Fransokyo. De inmediato quedé flechada. Me descubrí pensando en él y en sus ojos azules. En esa persona sumamente inteligente y emprendedora. ¡¿Cómo no hacerlo por un hombre tan inteligente y maduro?!, Siempre tan dulce y atento. Un hombre que me daría protección, estabilidad: todo lo que quiero. Él me había curado mis anteriores heridas y estaba muy realizada de tener a un hombre como él en mi vida. Me sentía suertuda. Él se había fijado en mí. En alguien como yo...
