Prologo

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<<Nunca se deja de amar, en realidad… sólo se puede aprender a vivir sin la persona a quién se amará… para siempre. >>

Prologo

(Los Ángeles, California. 18:00 horas)

XX: no ha salido de esa habitación en días… ni siquiera come o toma algo

FF: ya lo sé, yo también he estado aquí, recuerdas? (sarcástico)

XX: y qué es lo que vamos a hacer?! No puede seguir así! Ya pasó un mes!!

 FF: y qué esperabas?

 XX: tiene trabajo que hacer…

 FF: sí, pero también tiene sentimientos. Es como cualquier otro, sabias?

 XX: (respiró hondo) pero esto tiene que seguir, no ha terminado el mundo

 FF: no lo va a entender si se lo dices así

 XX: y entonces qué hago?! Dímelo!! (Alterado)

 FF: (se levantó) sólo asegúrate de estar en el lugar y el momento correcto cuando ella lo necesite… eso es todo lo que podemos hacer

Las luces estaban sin encender, la puerta cerrada y la cama sin tender. En el suelo había ropa tirada, papeles y otras cosas que desde hace días no se habían movido de lugar. El balcón en la habitación principal estaba abierto, el aire con la brisa del mar entraba y ondeaba las cortinas con un movimiento suave pero violento a la vez; se escuchaba cuando las olas rompían en la playa, estaba sólo a unos pasos de la mansión y esa habitación era la única que contaba con tal privilegio de mirar el enorme mar azul a través de su ventanal que llegaba del techo al suelo.

Ahí mismo, ocultada en el ondear de las cortinas, con los últimos rayos de sol en su rostro, estaba ella contemplando las maravillas que nos regala el creador. Tal vez unos días atrás no se hubiese aguantado las ganas de ir a jugar con la oleada en la arena y refrescarse un rato antes de la merienda. Pero ya no sentía más ese deseo, ya no quería sentir el viento en su rostro ni tampoco caminar por esa playa en especial. Los recuerdos la bombardeaban, y por más dulces que éstos fueran, las lágrimas brotaban de sus ojos y su corazón palpitaba con debilidad. << ¿Qué estoy haciendo aquí sin ti?>> pensaba, mientras se ocultaba el sol detrás del océano.

Derek miraba televisión en la sala de estar. No había podido volver a Canadá donde alquilaba un apartamento desde los dieciocho, porque temía dejarla y que necesitara algo, no se perdonaría algo así. Cada día vivía esperanzado por hablar con (TN), quería recordarle que él estaba ahí para ella, sólo para ella. Pero no había conseguido nada bueno a cambio, era testigo de cómo se estaba dejando morir, sin comer no aguantaría mucho su organismo y entonces tendría que ser él quien llamara a la policía para informar del putrefacto olor proveniente de la habitación principal por no poder evitar lo obvio. Aun así, no iba a dejarla.

Escuchó cuando bajaron las escaleras, los pasos se dirigían a la cocina, sin ánimo y con poca fuerza. Derek se levantó de un salto y corrió a la cocina también, ahí vio cuando (TN) servía un vaso con agua y lo bebía. Se acercó a ella.

Derek: (TN)? 

Tu: (bebías agua)…

Derek: yo… escuché cuando saliste de la habitación, creí que era un… fantasma, jjee

Tu: (no decías nada)

Derek: Hamm… tienes hambre? Puedo preparar algo para cenar y… (Parecían eco sus palabras) o mejor te invito a cenar fuera, qué dices? (sonriente)

Tomó el vaso con agua y como si se tratara de un zombi, comenzó a caminar de regreso a la habitación.

Derek: (TN)! (sujetándote del brazo, impidió que seguirás caminando)

Tu: (volteaste)…

No faltaba que lo dijera, sus ojos la delataban. Siempre había escuchado decir que una imagen vale más que palabras, pero fue hasta ese momento que Derek lo podía comprender. Vio cómo la luz en sus ojos, la que siempre caracterizó a la “princesa”, se desvanecía en cada palpitar del corazón. Su rostro ya no tenía ese color bronceado ni sus labios rojo carmín, y qué podía esperar de la sonrisa que lo conquistó desde la primera vez. Ya nada quedaba de eso.

Derek: (respiró hondo) sólo… quiero decirte que (hacia pausas esperando escucharte, pero nada) que yo estoy aquí, si me necesitas… si necesitas hablar o lo que sea, (TN), cualquier cosa… ahí estaré

Sin un solo gesto, una palabra o soneto, ella subió las escaleras y de nuevo penetró la habitación principal cerrando la puerta por dentro.

<< ¿Por qué le hiciste esto? no lo merecía. >>

One more chance | Michael JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora