Lost it all.

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Canción: Lost it all -Black Veil Brides.

*Narrador omnisciente*

Para Luke Hemmings todo pasó demasiado rápido. Encontrar el cuerpo helado y convulsionante de Charlotte no había sido nada fácil.

Los demás seguían en la calle buscandola. Ni siquiera pudo evitarlo, sus lágrimas caían desbordadas por sus mejillas e iban a parar al suelo.

Cuando pudo salir del shock corrió hasta la chica y la cargó sin mayor esfuerzo en su hombro. El hospital no estaba tan lejos y no tenía el tiempo para llamar a la ambulancia. Corrió lo más rápido que pudo hasta llegar al lugar. Jamás había tenido tanto miedo de perder a alguien. Jamás había estado tan desesperado. No le tomaron más de 5 minutos llegar. Al entrar comenzó a gritar por ayuda, y un grupo de doctores y enfermeros cargaron a la chica hasta urgencias dejandolo con el corazón pendiendo de un hilo. Sacó su móvil y le marcó a Alex para avisarle. Apenas pudo hablarle. No lo aguantaba. Se dejó caer de rodillas al piso gritando con desesperación. Si algo le pasaba a la chica...simplemente no lo podría aguantar.

Los enfermeros lo agarraron por los brazos y lo inyectaron con un calmante que lo dejó fuera de combate.

Cuando Luke volvió a abrir los ojos tenía a Ashton a su lado con una mueca en los labios. Ashley estaba llorando a todo pulmón siendo consolada por Harriet que no dejaba de sollozar. Buscó a Charlie con la mirada esperando que todo hubiese sido un sueño. Pero no lo era. Estaba en el jodido hospital con sus amigos llorando como magdalenas. Eso no significaba nada bueno.

-Luke, cariño -Susurró una mujer a su lado. No la reconocía, pero sus facciones se le hacían conocidas de algún lado.

-¿Quién es usted? -Demandó adormilado. Sintió el pánico apoderarse de él nuevamente.- ¿Qué le pasó a Charlie? ¿Dónde la tienen?

-Cielo, necesitas calmarte. Soy Haide Rockwell. -La mujer le sonrió tristemente.

Y el chico cayó en cuenta. Sus ojos eran idénticos a los de Charlotte. Era como la versión adulta de la chica.

-¿Cómo está ella?

-Cielo...no creo que quieras saberlo.

Una lágrima casi invisible rodó por la mejilla de la mujer.

-Digamelo de una vez, maldición.

La mujer suspiró batallando con el nudo en su garganta.

-Ella está en estado de coma debido a la intoxicación que sufrió anoche... Los doctores dudan que pueda despertar.

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-¿Has oído de esta chica que está en coma? –Una voz femenina sacó de la ensoñación a Luke. Sus ojos comenzaron a picar a medida que los recuerdos llenaban su cabeza. Mordió el piercing de su labio y volvió la vista hasta su cuaderno en el que garabateaba unas cuantas palabras.

-Sí, pobrecilla. He oído que si no despierta la desconectaran. Es una lástima, era tan joven.

El lápiz que sostenía entre sus largos dedos comenzó a temblar. Y también él mismo.

‘Cuando ambos nos durmamos bajo el mismo cielo, bajo el latido de un corazón, al mismo tiempo tan cerca pero tan lejos’ Era lo que se leía en la hoja, además de incontables rayones. Definitivamente no estaba bien para nada.

Tres meses. Tres jodidos meses. Recordaba todo tan bien que parecían apenas tres días los que habían pasado desde que la peor noticia del mundo lo había destrozado por completo. Cada día que pasaba la esperanza de que la morena despertara era más pequeña. A pesar de que había abierto los ojos un par de veces los doctores no habían logrado nada con respecto a la situación.

‘Ella duerme sola, mi corazón quiere volver a casa. Desearía estar, desearía estar…a tu lado’

-Bien, alumnos, retírense. No olviden traer sus proyectos de ciencia mañana.

Luke se levantó mecánicamente de su silla para correr por los pasillos hasta llegar a la salida del instituto. Tenía claro a donde iba. Había repetido la misma rutina una y otra y otra vez por tres meses. El hospital.

Caminó como cada día las 10 cuadras que lo separaban de ella. En el camino se compró un café ya que el frío de Noviembre lo azotaba cruelmente a pesar de traer encima una gran sudadera gris y su beanie rojo.

Al entrar al lugar, la recepcionista, una mujer joven de cabello castaño rizado lo miró con tristeza, como lo hacía cada vez que entraba al lugar.

-Hey, Luke. –Sonrió ella amablemente, indicándole con la mirada su pesar por la situación del chico.

-Hola, Arabela. –Concedió él antes de seguir su camino directo hasta la  sala 181. No era necesario que le dijera que era lo que lo llevaba hasta allá.

Sorbió su café quemándose el labio inferior con este y entró a la inmaculada habitación de la chica encontrándose con la habitual figura pálida de la que alguna vez había logrado tocar su corazón.

-Hola, Charlie. –Habló el rubio con la voz entrecortada. Era increíble cómo a pesar de que los meses pasaban le seguía afectando de la misma manera ver el interminable sueño de Charlotte Rockwell. Se acercó hasta el lecho de la chica y dejó un beso sobre su helada frente. Entonces el recuerdo de ese primer beso que compartieron llenó su cabeza en forma de imágenes algo borrosas. Como la extrañaba. Como la necesitaba. Una sonrisa chueca se formó en sus labios y agarró la mano pequeña de la chica entre la suya, enlazando sus dedos. Encajan perfectamente y eso hizo que una punzada de dolor recorriera el pecho del chico.

-Hoy no ha pasado nada interesante, cariño. Michael y Geordie se separaron definitivamente. El cabrón es muy poco para ella. Me alegra que no te enteraras de toda la mierda que hizo. Aunque me gustaría verte darle una patada en los huevos. –Relamió sus labios antes de seguir.-Y creo que Ash pronto le pedirá a Ashley que sea su novia. ¿Puedes creerlo? Yo tampoco, pero Harriet dice que lo veía venir. Supongo que tú también lo esperabas. ¿Te dije ya que este chico Niall compartió uno de nuestros videos? No es la clase de apoyo que esperábamos pero algo es algo ¿No? -Sonrió leve al recordar al entusiasta irlandés. Cada dos segundos estaba publicando en twitter alguna cosa para que los descubrieran. –Y eso es todo. Aun no nos han llamado desde la disquera, pero supongo que pronto. Calum dice que es seguro, que esta vez si nos van a firmar. –Antes de que pudiera seguir con su monologo la conocida canción de Panic at the disco que tenia de tono de llamada lo detuvo.

-Ho-

-LUCAS ROBERTO HEMMINGS –La voz de Calum irradiaba felicidad y por poco revienta los oídos del rubio –LA JODIDA DISQUERA NOS LLAMO PARA LA JODIDA AUDICION.

-SEREMOS JODIDAMENTE FAMOSOS – Se escucho gritar a Ashton desde el otro lado de la línea. Luke se alejo el teléfono del oído un par de centímetros y sonrio para si mismo.

-ES MAÑANA ASI QUE TRAE TU CULO HASTA LA CASA DE ASH.

-Vale, estaré de inmediato ahí. -Colgó.

El rubio acarició suavemente la mejilla fría de la chica y se marchó con rumbo a casa de Ashton, sin imaginarse siquiera que los ojos azules que no se habían abierto en meses lo observaban marcharse sin poder articular las palabras. Después de tres meses finalmente la chica había despertado.

Alive|Michael Clifford, Luke Hemmings|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora