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YOONGI

No me sorprendió la respuesta de Jimin ante mi comentario a la hora del almuerzo. Y es que realmente lo esperaba, porque eso significa que mi plan está dando resultados.

Sabía perfectamente que Park no era inmune a mí y mucho menos a mi estilo de vida. Así que había decidido tomar eso a mi favor. Si él creía que era un lobo bastardo en los negocios, también podría serlo a la hora de llevarme a cualquiera a la cama. Y mucho más si se trataba de alguien a quien le había puesto el ojo. Solo necesitaba ser paciente y él vendría a mí.

Con eso en mente me subí al auto en compañía de Katherine. Era evidente sus insinuaciones y no podía negar que me gustaba el juego previo. Sin embargo, tenía como regla no repetir dos veces con la misma mujer, dejando como un simple juego sus indirectas.

No hubo nada de extraordinario a la hora del almuerzo y mucho menos en la insistencia de Katherine de acompañarla por una copa en algún bar. Le había dejado claro que no me acostaría con ella de nuevo, no obstante, ella seguía insistiendo al punto de agotarme.

Si no fuera la vicepresidenta de una de las compañías con quien teníamos negocios importantes, ya la hubiera desechado hace tiempo. Pero para mí mala suerte no podía hacerlo.

Cansado de sus insinuaciones decidí que lo mejor sería acompañarla a un trago. A este punto yo también necesitaba uno y quería sentirme algo relajado antes de descansar. Estaba agotado de solo tener que soportarla.

Entramos a un restaurante bar en todo el centro de la ciudad. No había mucha gente, sin embargo. Pero eso no importaba. Quería terminar rápido con esto y regresar al hotel. Katherine se sentó en la barra al igual que yo y pidió una margarita. Una pequeña sonrisa apareció en mis labios al recordar lo sucedido, mientras pedía un whisky en las rocas.

Mientras esperábamos. Katherine no dejaba de mirarme y hablarme de lo bien que pasaremos juntos si accedía a dormir con ella. Estaba dispuesto a responderle lo más cortés posible, pero mis palabras murieron cuando mis ojos se posaron en una de las mesas cerca a la ventana.

Ahí se encontraba Jimin junto a un hombre, que jamás había visto. No podía ver su rostro, ya que se encontraba de espaldas. Pero si podía ver la cara de Jimin envuelta en una radiante sonrisa.

Sentía como un deje de incomodidad se instalaba en mi al verlos. No entendía el porqué, pero el hecho de que ese hombre le hiciera reír de esa forma no me gustaba en lo absoluto. Quería ir hasta allá y ver que podría haber causado esa sonrisa en él. Pero como dije, no tenía tanta suerte, ya que Katherine no dejaba de hablarme de insinuarse. Así que me quede ahí sumido en la imagen que tenía enfrente y lanzando respuestas escuetas a mi acompañante sin que ella pudiera darse cuenta.

Para cuando la noche llegó estaba dispuesto a irme. Katherine había bebido más de lo debido y agradecí al cielo por eso. Llamé a su chofer para que se hiciera cargo, mientras que trataba de mantenerla en equilibrio. No había sido la primera vez en esta ciudad, solo que había una diferencia. Ella no era Jimin. Así que sin más deje que se adhiriera a mi mientras esperábamos.

Por otro lado, Jimin aún seguía con aquel hombre hasta que de un momento a otro su acompañante se puso de pie junto a él y dándole un fuerte abrazo se despidió, para luego salir de ahí. Desvié mi mirada para que el no pudiera reconocerme y al cabo de unos segundos también se dispuso a salir. Con la única diferencia de que ya no llevaba esa hermosa sonrisa en su rostro, ahora sus ojos lloraban y mientras sujetaba fuertemente su morral, salió del restaurante.

Me quedé ahí sentado, observándolo sin que él se diera cuenta. Preguntándome ¿Qué pudo haberle hecho llorar de esa forma? Jamás en los años que llevamos trabajando juntos lo había visto de esa manera y sabía que no era asunto mío, pero quería saber qué sucedía.

TODO SOBRE NOSOTROS // YOONMIN - ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora