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YOONGI

La ciudad de New York siempre me había traído grandes beneficios. No solo en los negocios, sino también a la hora de satisfacer mis placeres.

En cada oportunidad que tenía de estar en la ciudad, dedicaba mi tiempo libre a disfrutar del sexo neoyorkino y de la vida nocturna que ofrecía el lugar sin ninguna queja. Pero esta vez fue totalmente diferente.

Jimin se había convertido en todo lo que podía pensar últimamente. Desde que decidí hacerlo mi capricho personal no podía evitar observarlo de una manera poco profesional cada vez que tenía oportunidad y esto no hacía más que volverlo loco. Es por eso que antes de realizar nuestro viaje anual juntos, teniendo como objetivo, hacerlo mío, había decidido comportarme de una manera diferente con él.

Quería hacerle creer que no me importaba en absoluto. Solo era mi asistente y como tal debía tratarlo. Sin embargo, era demasiado difícil hacerlo cuando solo podías pensar en el sabor de sus labios. Sus manos enredadas en mi cabello y como su respiración se agitaba cuando estábamos cerca.

Tenerlo entre mis brazos era una experiencia totalmente nueva para mí y no solo por el hecho de que estuviera acechando a alguien en mi ambiente laboral, como si no lo hubiera hecho antes, es solo que las sensaciones que Jimin me hacían sentir eran totalmente nuevas.

Al estar en New York solo podía pensar en una cosa. En él, quería hacerlo mío de una vez por todas y saciar este estúpido deseo que no dejaba de atormentarme. Creía firmemente que si solo tendría sexo con el desaparecería por completo mi capricho y podría continuar con mi vida normalmente.

Que equivocado estaba.

Hacerlo mío fue la cosa más sublime que jamás haya experimentado y no me importaba en absoluto las circunstancias en que se dieron las cosas. Estaba extasiado y complacido de haberlo hecho y esperaba que ya no tuviera la necesidad de buscarlo de esa manera, pero no fue así y los siguientes días no dejaba de pensar en él. En la forma de su cuerpo estremeciéndose debajo de mí. En cómo sus labios susurraban mi nombre cuando le daba placer y como su corazón se aceleraban cada vez que arremetía contra él.

Estaba perdido, sin embargo, no podía permitir que esto me dominará. No podía dejar que Jimin se instalará aún más en mi mente. Era en estos momentos en que odiaba ser un obstinado de primera, así que decidido a dejar atrás lo sucedido lo trataría de forma renuente y aislada. Limitando solamente a lo profesional y nada más.

Pero para mi sorpresa mi determinación se terminó muy pronto, luego de haber recibido una llamada de mi madre esa mañana del lunes. Quería realizar una cena para todos, incluyendo a Jimin, en modo de agradecimiento por su trabajo todo este tiempo.

La sola idea de estar con él, cerca en un ambiente que no fuera el laboral me ponía nervioso y sumamente irritado, tanto que al negarme y discutir con mi madre no me quedó más remedio que aceptar a regañadientes y tragarme mi inconformidad dejándome de muy mal humor para lo que quedaba de la semana.

Odiaba perder el control y odiaba en sobremanera saber que no podría hacer nada para remediarlo por el momento. Necesitaba encontrar una solución rápida, pero todo se fue al carajo cuando regresando a la empresa me encontraba con las reuniones tan familiares entre Jimin y Jung.

Verlos en tanta comodidad me revolvía el estómago y no hacía más que recordarme que él tenía otras intenciones con Jimin. Lo sabía, podría apostarlo, pero se estaba tomando su tiempo. Detestaba la forma en que él lo miraba y sobretodo como Jung actuaba de "buen samaritano" cuando lo único que quería era follarlo.

Era un cínico de mi parte, pero no me importaba. Soy un maldito egoísta, pero el hecho de haberlo tenido y saber en primera instancia lo que se siente tenerlo en mis brazos me hacían ponerme muy territorial.

TODO SOBRE NOSOTROS // YOONMIN - ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora