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Tenía que haber una forma rápida y sencilla de explicarle a el pelinegro lo que ocurría, una forma en la que el chico no reaccionase de mala manera, pero, en todas y cada una de sus fantasías en las que le explicaba a Finn que Tyler la había amenazado, golpeado y que le había prohibido volver a recibir una más de sus notas, Wolfhard siempre terminaba golpeando a Tyler.

No quería que ninguno de los dos saliese herido. Tal vez el amor... más bien, cariño, que alguna vez sintió por Tyler se había acabado y solo quedaba odio, pero no quería que el pelinegro lo dañase, ¿por qué? Porque si lo hacía, tendería un castigo. No quería que Tyler se atreviese a dañar a Finn o que el pelinegro tuviese un castigo por su culpa, solo quería explicarle lo que había pasado y que él se alejase de ella, era una forma de protegerlo.

El timbre sonó, sacándola de sus pensamientos. Bajo con rapidez las escaleras y corrió a abrir la puerta, al hacerlo, se encontró con el pelinegro, sus ojos se llenaron de lágrimas y tomó con rapidez su mano, jalándolo adentro, para después, cerrar la puerta.

—¿Millie? ¿Que ocurre? —Preguntó él.

La castaña no pudo evitarlo y se lanzó a sus brazos, escondiendo su rostro en el pecho de el pelinegro, las lágrimas salieron y un pequeño sollozo se escapó, dejando en claro a el chico de que su linda Millie estaba llorando, él de inmediato la abrazó.

—Linda, dime por favor qué es lo que tienes. —Pidió con desesperación Finn.

Las lágrimas le impedían hablar, su pecho subía y bajaba con rapidez, los sollozos se hacían más frecuentes y cada vez se aferraba más a él, cómo si quisiese nunca separarse de él y así era. El pelinegro solo acariciaba su cabello y la abrazaba con fuerza, su corazón dolía por verla en ese estado, quería saber la razón de su llanto y hacer todo porque dejase de llorar.

—Por favor, Millie. —Su voz sonaba rota. —Dime, no me dejes así.

La castaña se separó con lentitud, su cuerpo temblaba, sus ojos estaban rojos por el llanto, sus mejillas húmedas y una de ellas, aún estaba roja por la bofetada que le había dado Tyler.

—¿Quieres sentarte?

Millie asintió.

Tomó la mano de la castaña y la llevó al sofá más cercano, dejando que se sentara, el lo también se sentó, a su lado. Aún sostenía su pequeña y delicada mano. Finn Tenía su mirada clavada en ella y Millie solo miraba sus manos entrelazadas, pensando en la hermosa sensación que eso le provocaba.

—Te amo, Finn. —Susurro Millie. —Te amo.

Su corazón latió con rapidez al escucharla decir eso. Hace tiempo que no la escuchaba decir tal oración, tenía que admitir que escuchar eso salir de sus hermosos labios le encantaba.

—También te amo, Millie.

¿Era eso verdad? Claro que lo era. No podía estar hablando más en serio.

La amaba, más que a nada o alguien en el mundo, ella lo era todo para él y no sabía de que forma demostrárselo, siendo tan él idiota, seguro ella no le creería.

Millie levantó la mirada y Finn pudo ver sus ojos, los cuales, transmitían una inmensa tristeza y gritaban por ayuda, lo cual, solo preocupaba más a Finn.

—Por favor, dime que te ocurre. —Volvió a pedir.

Ella simplemente se acercó más a el chico, tomó el brazo de él pasándolo por encima de sus hombros y recargó su cabeza en su pecho. Finn no intento moverse de aquella posición, le encantaba tenerla así de cerca. La castaña cerró sus ojos, dejando escapar unas cuantas lágrimas más. Le dolía pensar que tenía que alejarse de Finn, de la única persona que parecía estar interesada en ella.

Razones por las que eres hermosa || FillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora