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Sus manos sudaban y sentía su corazón latir con fuerza. Tenía un gran nudo en la garganta, lo único que quería en ese momento, era ver a Millie y abrazarla, protegerla de todo el daño en el mundo y asegurarse de que fuese feliz, que jamás en su vida volviese a sentir tristeza.

La puerta se abrió y él pudo observar cómo los lindos ojos color miel de Millie estaban completamente rojos por el llanto. Estaba claro que las lágrimas eran recientes, eso podía observarlo en sus húmedas mejillas.

Sólo pudo sentir su corazón romperse más de lo que ya estaba.

Le regaló una sonrisa, intentando animarla, aún sabiendo que esa sonrisa no era ni un poco alegre.

Extendió sus brazos y ella rápidamente se unió a él en un largo abrazo. La castaña escondió su rostro en el pecho de Finn, mientras él besaba con cariño su cabeza y acariciaba su cabello. Sentía como el pecho de la chica subía y bajaba constantemente, debido a los sollozos que ella daba.

Sintió como Millie se aferraba con fuerza a él, como si quisiera que jamás se apartase de su lado y eso fue lo que termino de destrozarlo.

Ella lo necesitaba, era lo único que tenía, la única persona que realmente la hacía sentirse querida y como una chica realmente linda.

[✰]

Ninguno de los dos sabía con exactitud como por cuando tiempo habían estado abrazados en la entrada de la casa de la castaña, pero ese abrazo realmente les había ayudado a sentirse un poco mejor.

Ahora mismo ya no estaban en la entrada, aora se encontraban en la habitación de la castaña. Finn jamás había entrado a ese lugar y no era la gran cosa, pero le encantaba la decoración, estaba completamente claro que era la habitación de Millie. Pero algo que realmente le había dolido es ver que el gran espejo del tocador de la chica, estaba cubierto con una sábana, evitando por completo que ella pudiese verse.

El chico tomó asiento sobre la cama de la castaña y tomó ambas de sus manos, haciendo que ella se sentase junto a él.

Tienes en claro que estoy perdidamente enamorado de ti, ¿verdad? —le preguntó el pelinegro, mientras colocaba una de sus manos sobre la mejilla de ella.

Millie asintió, con una pequeña sonrisa. —Jamás lo tuve más en claro, Finnie.

—Esta bien, me alegra que lo sepas —acaricia su mejilla y pasa uno de los mechones de su cabello diestras de su oreja.

El pelinegro rodeó la cintura de la chica con sus brazos y se recostó en la cama, haciendo que Millie quedase con su cabeza sobre el pecho de Finn y él aún abrazándola por la cintura. Ninguno los dos se movió de esa posición, puesto que les pareció bastante cómoda.

Millie podía escuchar con claridad los latidos del corazón de Wolfhard y era algo que le encantaba, así como también podía sentir como el chico acariciaba su espalda y, de vez en cuando, dejaba un suave beso sobre su frente. Ahora ella sólo podía pensar en lo mucho que lo amaba.

Los minutos pasaron con rapidez, ninguno de los dos había hablado en ese momento, sabían que todo lo que tenían que decirse, lo estaban demostrado en ese momento, sin necesidad de pronunciar una sola palabra.

La castaña tenía su cabeza despejada, hace tiempo no se sentía tan relajada como en ese momento, incluso se había quedado dormida por un par de minutos.

Razones por las que eres hermosa || FillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora