Su otra mujer

Aprendiendo a superarte

"Un gran error es arruinar el presente, recordando un pasado que ya no tiene futuro."

— ¡No quiero que me vuelvan a llamar de dirección me oíste! — le exclama una mujer a su hijo de unos diez años

— ¡Fue culpa de Tim! — le responde enojado el niño — yo no hice nada — termina de decir malhumorado mientras sube al ascensor junto a nosotros

— Buenos días — se limita a decirnos la madre mientras entra tras su hijo. Elliot y yo le sonreímos en gesto de saludo a la mujer.

En cuanto sentimos que el ascensor se detenía en un piso que no era el estacionamiento cortamos nuestro beso de inmediato. Siento que mis mejillas me delatan, que si la mujer o su hijo me ven leerán perfectamente todos los pensamientos indecorosos que pasaron por mi cabeza mientras besaba a mi guapísimo vecino.

Llegar al estacionamiento se convirtió en un momento muy incomodo ya que todos estamos en silencio esperando a que llegue al último del subterráneo y la verdad es que me daba vergüenza ver a la cara a Elliot no sabía qué rayos decirle después de esto.

Apenas se abren las puertas del ascensor la mujer con su hijo salen en dirección a su auto y seguido de ellos salgo yo, me armé de valor para no salir arrancando pues lo único que deseo es correr hacia mi auto para irme sin tener que enfrentar a mi vecino pues lo último que podría hacer ahora, es hablar sobre lo que acaba de ocurrir  hace unos minutos atrás. Así que respiro onda y me detengo para esperar a que él salga del ascensor.

— No estes tensa, Charz— me dice relajado y sonriente — solo fue un beso

Mi corazón da un salto en el momento en que escucha al castaño, es como si este hombre me hubiese leído la mente.

— ¿quien dijo que estoy tensa? — le cuestiono tratando de verme igual de relajada que él e intentando hacerme ver que su comentario me parece de lo más divertido, aún así siento como mis mejillas arden en cuanto lo veo directamente a los ojos

— Bueno... — se ríe nada más — para que no entres en un colapso fingiré como que no estás roja como una adolescente de preparatoria — se vuelve a reír de su comentario

— Lo siento, es que no estoy acostumbrada a esto — le explico aun avergonzada

— ¿A los besos? — me pregunta aún más divertido — porque si es por eso, yo no tengo problemas en ayudarte con eso, me han dicho en reiteradas ocasiones que soy muy buen instructor— me guiña un ojo después de decir eso y yo solo ruedo mis ojos por lo egocéntrico y mujeriego que es.

— Me refiero a besar a... — me quedo en silencio porque simplemente no sé cómo decirlo  — es que prácticamente me acabo de besar con otro hombre en menos de un día de haber terminado con mi novio de varios años....

— ¿Terminaste ayer con Alan? — me pregunta sorprendido a lo que yo solo le asiento con la cabeza — ¿Y qué tal estás con eso? — me vuelve a preguntar haciendo caso omiso al tema anterior

— La verdad es que no me siento preparada para hablar de ello aún — digo a la misma vez que comienzo a caminar a hacia mi auto — debo admitir que me ayudaste harto con eso y te lo agradezco pero prefiero no hablar de este tema aún.

Dicho esto Elliot solo me asiente con la cabeza pero se queda callado por lo que seguimos caminando así  hacía nuestros vehículos, hasta que este decide romper con el eterno silencio : — Si te soy sincero.... — hace una breve pausa, como si no estuviera seguro de lo que dirá pero luego decide continuar:— Me alegro que lo hayas hecho— me confiesa mientras seguimos caminado, yo solo giro mi cabeza para observarlo asombrada y le dedico una cálida sonrisa pues es evidente la sinceridad que revelan sus ojos. En el momento en que hacemos contacto visual, mi vecino agrega: — En serio pienso que tomaste la decisión correcta, ya habías sufrido suficiente, no era necesario seguir con la tortura.