Confesiones. Parte I

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"Solo se necesitan dos personas para crear una relación exitosa. Solo se necesita una persona para hacerla fracasar."

Suspiro profundamente mientras observo las cajas en donde metí gran parte de las pertenencias de Alan. No dormí en toda la noche haciéndolas, junté toda su ropa, relojes, su televisor de pantalla gigante, sus trofeos de adolescente deportista junto a sus premios de arquitecto, también le dejé cuidadosamente guardadas sus carpetas y planos del trabajo.

Me duele todo el corazón contemplar nuestra habitación, se ve solitaria sin sus cosas, nuestro clóset sin sus camisas y corbatas perfectamente ordenadas dignas de cualquier arquitecto detallista, ya no es lo mismo que antes, ahora solo parece el closet de una mujer soltera o más bien dicho sola.

Me siento muy agotada, después de haber pasado la noche en vela, aún así vine al trabajo como si nada. Mis colegas me veían extrañados, más que nada miraban mi mano herida que estaba descubierta, pues me saqué yo misma la venda porque ya estaban cicatrizados mis horribles rasguños, ir al hospital para que hicieran lo mismo que yo hice, era una pérdida de tiempo, sin mencionar que lo último que quiero es ir a un lugar que esté lleno de doctores como Clarissa.

— Buenos días, Srta. Harris — me saluda mi secretaria, yo solo le doy una sonrisa en respuesta y sigo caminando directo hacia a mi oficina para luego encerrarme en ella

Todo luce como si no hubiera pasado nada, mi escritorio está perfectamente ordenado, el cuadro con la foto con Alan está en marcado con un vidrio nuevo y puesto en la misma repisa en la que la tenía.
Era como si jamás hubiese ocurrido algo, como si hubiese sido un sueño, pero mi cicatrices dicen lo contrario.

Me siento en la silla de mi escritorio y observo el reloj de pared que tengo en frente, quedan catorce horas para que llegue Alan....

Cuando hablé con él, creí que volvería mañana, que no encontraría un vuelo para hoy. Para mi mala suerte lo hizo, en 15 minutos ya tenía el pasaje comprado, no me pidió ninguna explicación por tener que volver antes de su viaje, supongo que con todo lo que ha ocurrido esta semana, no le parece muy extraño que yo lo necesite aquí.

Mi jornada laboral estuvo normal, asistí a mis reuniones programadas y fingí que todo en mi vida estaba perfectamente bien, y que mis únicas preocupaciones son el trabajo.
Nadie notó que en realidad estaba más que aterrada por la llegada de mi futuro ex novio.
Luego del trabajo conduje raudamente a mi departamento, necesitaba tomar un baño caliente para calmar mis nervios.

Una vez que abro la puerta de mi departamento, dejo caer las llaves y me quedo petrificada al instante.

— Quería darte una sorpresa, pero.... creo que el sorprendido fui yo — me dice serio Alan mientras indica todas las cajas que están en nuestro living

— Alan... — es todo lo que sale de mi boca, pues estoy en shock porque se supone que yo lo iría a buscar al aeropuerto, pero eso sería en tres horas más

— Cuando llegué al aeropuerto de Washington, encontré un avión que salía antes del que había comprado.... — me responde como si hubiese leído mi mente y luego se acerca a recoger mis llaves, me las entrega y yo las acepto de inmediato.

— Ya veo... — le contesto mientras finjo interés en la apariencia de mis llaves, pero luego levanto mi vista y cielos... se ve tan guapo... viste una camisa color hueso la cual lleva desabotonados los tres primeros botones, un pantalón beige y zapatos de un color muy parecido al de los pantalones. Su cabello negro viene despeinado pero aún así se ve increíblemente atractivo y aquellos ojos grises que se clavan en los míos me dejan sin aliento.

Su otra mujer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora