"Pero incluso una Super-mujer
Necesita el alma de un Super-hombre"Bloquee mi teléfono y miré a mi vecino con una cara de pocos amigos, pero Elliot solo se mato de la risa, luego encendió su auto y se puso en marcha.
Luego de unos minutos siento que llega un mensaje a mi teléfono
"Tu cara de vergüenza es lo más divertido que he visto en la vida, con eso confirmé que todas se mueren por mi"
"Muy chistoso" pensé pero no le respondí solo encendí mi auto y me dirigí a mi oficina.
Me demoré como veinte minutos en llegar a mi trabajo. Lo que me sorprendió fue que mi estacionamiento, reservado exclusivamente para mi, estaba ocupado por un lujoso BMW negro así que resignada tuve que buscar otro lugar aunque fue lo peor del mundo ya que quedé extremadamente lejos de la entrada. Un día que había empezado perfecto arruinado por un idiota que no respeta los letreros que dicen expresamente "reservado".
— Buenos días Srta. Harris — saluda agradablemente Audrey mientras me entrega mi agenda con todas las reuniones que tengo que atender.
— Buenos días — digo con una sonrisa mientras le echo una hojeada a mi agenda — Audrey por casualidad no sabes de quién es el auto que esta en mi estacionamiento — la miro con una ceja levantada expectante de lo que me pueda decir.
— Oh, no sabría decirle. — me responde dudosa — tal vez puede ser del joven que acompaña al Sr. Maxwell
— ¿El Sr. Maxwell esta aquí? — pregunto sorprendida, ya que mi jefe no es de venir jamás a la exportadora a menos que sea que algo no le parezca bien
— Si, esta en la sala de reuniones. De hecho me pidió que usted se reuniera con él allá apenas llegara, y que lleve junto a usted la carpeta de presupuestos — me informa Audrey al mismo tiempo que me entregaba dicha carpeta, yo la agarré rápidamente para luego ir casi corriendo a la sala de reuniones.
La verdad es que mi jefe es un amor de persona, muy carismático pero cuando se trata de algún problema en su preciada exportadora podía llegar a ser un viejo gruñón que prácticamente quiere despedir a todo el personal.Una vez que ya estaba frente la puerta de la sala de reuniones tomé un poco de aire y luego toqué la puerta suavemente para finalmente abrirla
— ¡¡Charlotte pero que felicidad de verla!! — exclama el Sr. Maxwell mientras que se levantaba de su asiento para poder darme un fuerte abrazo al cual obviamente correspondí
—Muy buenos días Sr. Maxwell, que sorpresa es tenerlo por aquí — le respondo de forma gentil pero sin evitar notar la presencia del hombre sentado junto a él
— Charlotte por favor, te vengo diciendo hace varios años que no me digas de esa forma, para la gente de confianza solo soy Richard ¿no es cierto Alex? — contesta y luego mira al rubio que asiente con la cabeza a su pregunta y posteriormente se levanta de su puesto.
— Srta. Harris es un honor — me da la mano y las estrechamos — Alexander O'Neil —le doy una sonrisa y observo a mi jefe esperando que me diga de qué se trata todo esto.
— Toma asiento — ordena el Sr. Maxwell que ya estaba volviendo a su silla, yo decidí sentarme a la izquierda de mi jefe mientras que Alexander se sentó a su derecha por lo tanto quedamos frente a frente. Debo admitir que este tipo es bastante apuesto, aunque un poco cliché típico rubio de ojos azules que de seguro debe creer que todas las mujeres se caen a sus pies por los ojazos que tiene. — ¿Esa es la carpeta de presupuestos? — apunta hacia la carpeta que aun tengo aferrada a mi
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Su otra mujer
RomansaCharlotte Harris no puede evitar amar a su perfecto novio, ¿Y quién la culpa? Si después de todo él es romántico, atento, guapísimo, divertido y todo lo que una mujer puede desear de su príncipe azul. Pero todos sabemos que el hombre perfecto no ex...