ღ Capítulo 12 ღ

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— Kankurō-kun... — musitó la chica de cobrizos ojos. Aquel gesto había despertado la atención del mencionado; sin embargo, él continuaba sus labores como si la voz de Nashuri fuera comparable a una mosca atravezándose en el camino.

Eres una mosca, Nashuri.

«Por Dios. Soy una mosca». Pensó, parpadeando un par de veces a fin de asimilar la situación.

— ¡Kankurō-kun! — chilló flamantemente con agonía, mientras se cruzaba de brazos y fruncía el entrecejo.

— ¿Qué deseas? — el sujeto a su enfrente interpeló, reprimiendo su agresividad entre sus dientes. — Por si no te has dado cuenta, el que está haciendo todo el trabajo aquí, soy yo. — aseveró, arrastrando molestia junto a sus palabras. — Y la peor parte se la está llevando mi pobre espalda — sollozó sutilmente.

Y es que, sí, como hace poco lo mencionó, Sabaku no Kankurō debía ocuparse de bajar por las escaleras todas y cada una de las maletas de sus hermanos —Agregando las de la castaña, por supuesto—.

— Déjalo. Yo me encargo — añadió esta. Sonreía con total solvencia, y observaba al agotado chico con unos aires de tantita superioridad.

De hecho, demasiada.

Rápidamente, caminó frente a uno de aquellos pesados maletines, lo elevó y posicionó encima del barandal, el cual se encontraba al extremo izquierdo de los amplios escalones.

—¿Y qué?, ¿Lo lanzarás sin más?— cuestionó “Violador-kun”. Su rostro reflejaba sincera confusión, sin mencionar que aún no terminaba de digerir la tonta idea que la castaña estaba aportando. — No seas ridícula, niña —.

— Calladito — arremetió Nashuri.

Y sí. Simplemente los arrojó al vacío.

— Yo quiero pensar, que la idea de aventar las maletas por las escaleras fue enteramente de Kankurō, y no de ____________ — disertó Temari, ocupando una posición que les resultaba bastante intimidante para todos en la sala.

—¿Qué?— exclamó el afectado. — ¡Por supuesto que n...!

— No hable. Callado — imperó la rubia. — Te conosco, y sé que tus ideas son tontas por naturaleza — continuó; y mientras más hablaba ella, más avergonzada se encotraba la menor, y un semblante más furioso adoptaba el chico de maquillaje violeta. — Además, dije: “Quiero pensar”. Y cuando yo quiero, puedo — concluyó la oji-verde, esbozando una sonrisa burlona que simbolizaba su significativo logro.

La castaña desarrolló unos amplios deseos de reir, sin embargo, detallar el colérico rostro del chico a su izquierda hizo que los reprimiera y segundos después, desapareciera. No quería lastimar sus sentimientos, así que, sin previo aviso, aquella decidió brindarle a Kankurō un cálido abrazo, reflejando su sincero arrepentiminto.

— En fin, continuemos. Tomen una banderilla — pronunció la mayor. Sus manos le entregaban una delicia a Nashuri, una a Gaara, y otra a su regañado hermano, Kankurō.

— ¿Las cocinaste tú, Temari-san? — cuestionó la más joven del grupo, dándole una pequeña probadita a la salchicha. — ¡Woah! — exclamó la misma, resplandeciendo sus ojitos como si hubiera saboreado la mismísima gloria. — ¡Qué rico! — volvió a chillar.

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⏰ Última actualización: Mar 28, 2019 ⏰

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