CAPÍTULO 6:EL EQUIPO K

1.9K 128 83
                                    

Pov Anissa

—Entendido, tened mucho cuidado.

—Si señor Hibiki.

Corté la llamada con nuestro asesor del equipo. Había llamado al señor Hibiki para informarle de todo lo que había ocurrido, desde nuestra desaparición en medio del entrenamiento hasta el motivo por el que no habíamos regresado y que no regresaríamos hasta mañana después de haber ayudado al equipo italiano.

El señor Hibiki se había quedado bastante preocupado con respecto a la idea de que Kageyama estuviese en la isla. No podía significar nada bueno.

Solté un largo suspiro, viendo la luna reflejarse en el agua del canal.
Habíamos conseguido un hospedaje para pasar la noche todos juntos, pero había salido afuera para hacer la llamada el señor Hibiki. Así que me encontraba sola a los pies del canal junto con mis pensamientos.

Tenía una muy mala espina sobre todo este asunto. Algo no estaba bien, pero no sabía el qué. ¿Qué tramaba Kageyama ahora? ¿Y por qué afectaba eso a Orpheo?

—Anissa, ¿que haces aquí?

Voltee a ver quien acababa de llamarme, encontrándome a Fidio a unos pocos metros. Llevaba el chándal verde y rojo del equipo italiano.
Se acercó a mi, quedando los dos solos en medio de la calle contemplando el canal.

—Fidio...no nada, solamente había llamado a mis entrenadores para advertirles de lo que está ocurriendo. —expliqué con tranquilidad.

Asintió con la cabeza.

Una especie de silencio incómodo nos rodeó en ese momento. O al menos para mi, ya que él estaba bastante tranquilo, yo solamente miraba hacia el frente.

—Estás temblando.

—¿Eh? —levanté la vista, mirando a Fidio.

Él me miraba preocupado, viendo como estaba temblando un poco, razón por la cual me encontraba abrazada a mi misma.
Aunque no lo pareciera las noches en Lioccott eran bastante frescas, y yo apenas iba con una camiseta de manga corta junto a los shorts del uniforme japonés.

En ese momento Fidio se quitó la chaqueta verde de su uniforme, ofreciéndomela.
—Póntela, por favor.

—N-No hace falta. —aseguré, negando nerviosamente con las manos.

—Yo estoy abrigado, tu no. No quisiera que te resfriases.

Quise negarme de nuevo a su oferta, sin embargo Fidio, deduciendo lo cabezota que era, se me adelantó. Se acercó a mi y puso la chaqueta sobre mis hombros. Al final terminé acomodándomela mejor con un gran sonrojo en mis mejillas.
Olía a él, extrañamente olía a orégano, tomate y libros viejos.

Inmediatamente el frío se fue, pero no sabía si era porque la chaqueta me protegía, o porque me sentía hervir de la vergüenza.

No entendía que me pasaba. Nunca me había puesto tan nerviosa en compañía de un chico, pero desde que conocí a Fidio parece que todo él me inquieta. No, mejor dicho, me altera.

En ese momento me acordé de la última vez que nos vimos. En la misma área italiana, cuando estábamos charlando y de repente...
Oh dios, casi estábamos en las mismas que la anterior vez. Fidio me había puesto aquel clavel en el cabello, y ahora me había puesto la chaqueta. Apenas nos habíamos distanciado, por lo que seguíamos estando uno cerca del otro.

—Oye...—llamé, aunque ya tenía su atención puesta en mi. —El otro día, antes de que Angelo nos interrumpiera, yo...quería disculparme.

—¿Disculparte? ¿Por que? —preguntó confuso ladeando la cabeza.

•°Inazuma Eleven°•[Paolo Bianchi/Fidio Aldena x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora