CAPÍTULO 20: GARSHIELD

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Pov Anissa

—Muy bien señorita Endou, su tensión arterial va bajando. —comento la enfermera desarmando el chisme de mi brazo para medir mi tensión.

—¿Puede quitarme el suero?

—Aún no. —me dijo, negando con la cabeza. —Por el momento descanse y dentro de unas horas le traeré sus medicamentos.

Asentí, medio molesta, con la cabeza ante las ordenes de la enfermera sin darle mucha atención mientras se marchaba de la habitación., simplemente me removí en la camilla de manera incómoda.
Bostecé completamente agotada. No había podido dormir en toda la noche. Sabía lo que me esperaba cuando cerrase los ojos, por eso intenté por todos los medios pasar la noche en vela, incluso intenté ir a visitar al señor Hibiki pero las enfermeras me lo impedían constantemente y me mandaban a mi habitación a descansar. Al cuarto intento no pude resistirlo más y terminé dormida.
Grave error.
Tuve un horrible terror nocturno, tan fuerte que las enfermeras tuvieron que sedarme para que me tranquilizase.

No tenía a Mamoru, le necesitaba, él me hubiera podido ayudar. Odiaba estar sedada.

Observé el reloj en la pared, no faltaba mucho para que el partido de Japón contra Brasil empezase. Encendí la televisión de la habitación, viendo los últimos momentos del noticiero antes de la retransmisión directa del encuentro.

Al entrenador Hibiki se lo habían llevado ya a operación apenas supieron que su estado era adecuado para soportarla. Fue a la hora del desayuno, y yo por andar de mensajera no había desayunado nada. Además, no ayuda comer estando sedada.

En ese momento escuche la puerta de mi habitación abrirse con un golpe seco, asuntándome levemente por la gran interrupción a mi nada. Miré al umbral, y de inmediato reconocí el cabello castaño de mi pareja.

—¿F-Fidio? —pregunte desconcertada.

¿Qué estaba haciendo aquí?

Estaba agazapado, sosteniendo su torso con las manos en las rodillas, respirando agitadamente, señal de que había venido corriendo. Levantó la vista, y vi que sus ojos centelleaban de la preocupación. Se acerco a mi con rapidez, y entonces me abrazó con fuerza.
Percibí su temblor, asi que puse mis manos en su espalda, acariciandola con suavidad para calmarlo. Pero me sorprendí mas cuando le escuché soltar un pequeño sollozo de angustia. Y alli no supe que hacer, no me esperaba que Fidio se pusiera a llorar.

—Por el amor de dios,¿¡sabes lo preocupado que me quede cuando supe que estabas en el hospital?!—me recriminó.

Como si a mi me gustase estar allí.

Al percatarse de su arrebato, suavizo el tono de voz, mostrándose el doble de preocupado que antes. Me tomó de las mejillas, acariciándolas con dulzura y suavidad.
—¿Que te pasó? ¿Estás bien?—preguntó de nuevo.

Puse mis manos encima de las suyas, acariciandolas para tratar de calmarlo de algún modo. Asentí ante sus preguntas.
—Estoy bien, solo me desmayé—respondí totalmente calmada por culpa del sedante.

Lo vi suspirar con fuerza, casi como si fuera un resoplido, mientras se dejaba caer en la silla situada al lado de la cama.

—De todos modos, ¿qué hacés aquí? Dentro de unos días tendrás tu partido, deberías estar entrenando.

Levantó la vista para mirarme, y aunque ahora lo notaba un poco mas apaciguado que antes, veía su cuerpo en tensión.
—Tu hermano me llamó—confesó—Aunque hubiera querido entrenar, no hubiera podido concentrarme sabiendo que estabas aquí —tomó mi mano y la acarició con suavidad

•°Inazuma Eleven°•[Paolo Bianchi/Fidio Aldena x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora