CAPÍTULO 21: LOS REYES DEL FÚTBOL; PRIMERA PARTE

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Pov Anissa

—¡Anissa, baja de allí o vas a salir herida! —me chillaron desde abajo.

Ignore a Fidio, siguiendo con mi cometido de trepar por mi misma el árbol, raspando mis manos, piernas y rodillas en el proceso. También ignoré el dolor y me senté en lo alto de la rama.

Será mejor que para que entendáis esto recapitulemos unos minutos atras. Para ser mas específicos, desde que vi por la televisión el inicio de la semifinal, viendo a Garshield llegar al campo con su dirigible.

Flash back
Hace 20 minutos

—No... No... ¡NO! —chille enojada viendo la televisión.

A mi lado, Fidio me observó confuso y ciertamente un poco irritado por ya no tenerme entre sus brazos totalmente mansa, y también porque había empezado a chillarle al televisor, haciéndo del drama persona. Me tomó de los hombros, acariciando mis brazos con suavidad

—Anissa, amore mio, ¿que ocurre? ¿Cual es el problema? —me preguntó tratando de calmar mi arrebato.

—¡Él! ¡Él es el problema! —exclame señalando a Garshield con mi dedo a través de la pantalla de la televisión, para después ponerme a gritarle como loca—¡Deberías estar entre rejas!

Sabía que solo había un oyente para mi arrebato de indignación. Pensaba que a estas alturas ya debería estar entre rejas, pero no lo estaba. Asi que, en busca de saber el porque, llamé al detective Onigawara al teléfono móvil.
Al quinto tono de llamada me respondió
—¿Anissa? ¿Que ocurre? —habló la voz aspera del detective

—¿¡Porque Garshield esta en el estadio y no en camino a prisión?! —exigí saber yendo directa al grano sin saludar siquiera—Las pruebas llegaron, ¿no?

—¿Pruebas? ¿De que pruebas hablas Anissa? —me pregunto el adulto, más confundido que yo en un examen de matemáticas.

En ese momento entendí lo que había ocurrido. Garshield había comprado a los dos policías que habían ido en busca de las pruebas ayer, por eso no estaba en prisión. Las pruebas nunca llegaron a la verdadera comisaría, ahora mismo ese hombre era inmune ante la ley.

—Anissa, ¿que esta pasando? — preguntó con seriedad al no percibir mi reacción.

Pero mi mente estaba viajando a mil por hora, buscando algo que pudiera ser de ayuda. Fue una locura lo que se me pasó por la cabeza, pero ahora mismo solo teníamos ese plan. Ya lo había hecho, y lo volvería a hacer.
—Nos vemos dentro de una hora, en el hospital central de la isla —me cité con él, colgando la llamada.

Me levanté de la camilla, quitándome de un tirón la vía del suero, y poniéndome las zapatillas, ni siquiera me molesté en cambiarme la ropa del hospital. Por suerte no tenía esos feos camisones que enseñaban el culo. Salí de mi habitación, con Fidio siguiéndome muy de cerca.

—Oye Anissa,¿de que va todo esto? Ven aqui, ¡deberías estar descansando! —me recriminó, harto de que lo ignorase.

—Ya descansaré luego, ahora necesito ir al albergue brasileño—exclamé, siguiendo mi camino decidida a cumplir mi autoproclamada misión.

Justo cuando estaba saliendo por las puertas del hospital, choqué con el pecho de alguien y al levantar la mirada me di cuenta de que se trataba de Tiago.

—Oh mirad, aqui esta —comento mirando atras suyo.

Observe detras suyo yo también, apreciando que allí estaban Edgar, Mark y Dylan. En otra ocasión les habría saludado con muchas ganas pero ahora mismo iba con prisas con mi plan y, sinceramente, no esperaba verlos allí.
—¿Que haceis vosotros aqui? —pregunté extrañada al verlos.

•°Inazuma Eleven°•[Paolo Bianchi/Fidio Aldena x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora