CODY FERN

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Regina siempre había estado enamorada de su mejor amigo. Suspiraba por él y soñaba con él, sin embargo lo mantenía en secreto por miedo a su rechazo.

— ¿Estás segura de ese color? —cuestionó el castaño totalmente indignado por la prenda que sostenía la chica.

— Sí. —dudó alargando la vocal y mirando fijamente el vestido color café. — ¿Qué tiene de malo?

— Bueno. —rió irónicamente arrebatándole la prenda. — Para empezar, es una talla más grande que la tuya, el color no te favorece y te hace ver un poco más aburrida. —enumeró sin pudor ni pena por la pelirroja que abría su boca por la reciente crítica.

— ¿Crees que eres mejor que yo? —atacó molesta.

— Cariño, no lo creo, lo soy. —alardeó dejando el vestido en su lugar.

Mirando a su alrededor buscó algo que fuera adecuado para su amiga y tuviera éxito en su cita a ciegas que le había organizado.

— Precioso. —murmuró acercándose a toda prisa hacia la prenda amarilla.

Regina rodó los ojos y sin decir nada fue arrastrada por Cody hacia los vestidores, en donde fue empujada dentro de un cubículo.

A regaña dientes y murmurando insultos se despojó de su ropa para colocarse el hermoso vestido que le había escogido su amigo.
Se sentía humillada por tener peor gusto que un hombre.

Llevó su mano hacia la espalda intentando subir el cierre, pero por más que se esforzaba parecía lejos de alcanzarlo. Gruñó molesta y se asomó por la puerta.

— Cody, necesito tu ayuda. —gritó haciendo que el castaño entrara en el espacio reducido.

A la pelirroja se le erizo la piel cuando los fríos dedos del hombre hicieron contacto con ella.

Se giró lentamente quedando demasiado cerca de él. Con la desventaja de altura, ella quedaba a la altura de sus labios, los miraba con intención de besarlos hasta que Cody carraspeo y se alejó saliendo del incómodo lugar.

Ninguno de los dos mencionó algo, continuaron planeando la cita de Regina, aún cuando ella no podía s sacar de su mente lo cerca que estuvo de besarlo.

Cody la había ayudado a arreglarse, maquillándola y peinándola.
Antes de que ella se fuera le dio un beso en la frente y la apretó en sus brazos orgulloso de los resultados.


Lastimosamente para la pelirroja, la cita había sido un caos. Él hombre no resultó ser lo que decía en cuanto a su actitud, la dejó sorprendida con su carácter y posesión que la ahogó.

Regina se levantó molesta de la mesa escapando del ambiente tóxico que se respiraba. En su mente se recordaba una y otra vez no volver a hacerle caso a Cody.
En su intentó de escape, el hombre la detuvo alegando y exigiendo que se mantuviera con él lo que restaba de la noche.

— Eres una zorra igual que todas. —gritó colérico estampando su mano en la mejilla de la chica.

Herida y asustada, Región corrió las cudras que faltaban para llegar a su casa. Se aferraba a sus brazos intentando contener el frío de la noche.

Torpemente, con sus manos te!blorosas metió la llave en la cerradura del departamento que compartía con Cody. No quería tocar y alarmarlo de su desaliñado de su estado.

Cerró la puerta recargando su cabeza en ella y tanteó con su mano el interruptor encendiendo la luz. Se giró y deseo no hacerlo.
Su rostro palideció y un jadeo salió de su garganta ante la escena que sus ojos contemplaban.

Cody, su Cody estaba sin camisa encima de otro chico de ojos azules que tampoco tenía ropa. Sus labios hinchados delataban sus acciones poniéndolos en evidencia frente a la frágil chica que los miraba estupefacta con los ojos brillosos amenazando con llorar.

— Gina, Dios, ¿qué te sucedió? —preocupado se levantó acercándose a su amiga con intención de tocar el área morada en su mejilla, sin embargo ella se giró alejándose.

Cody bajó la mano dolido por la acción de quien más amaba.

— Vete. —susurró cerrando sus ojos. — ¡Vete!

— Escucha, planeaba decírtelo. Lo juró. —se excusó tratando de hacerla entrar en razón y tranquilizarla.

— ¿Cuándo? —estalló. — Cuando te comprometieras y decidieras irte dejándome sola.

— No todo gira alrededor de ti.

— No, si todo girara alrededor de mi quizás te hubieses dado cuenta de lo enamorada que estoy de ti.

La confesión dejó helado a Cody y a su acompañante, que incómodo por la situación se colocó la ropa y abandonó el departamento ante los intentos del castaño por detenerlo.

— Siempre supe que no me harías caso, me conformé con tu amistad y ese fue el peor error. —se lamentó limpiando con fuerza el rastro de lágrimas. — Vete, Cody. Ya no hay nada que puedas hacer para lastimarme más.

Él soltó un suspiro y tomando su ropa salió del departamento que compartían.

Regina se deslizó por la puerta soltando gritos de dolor y abrazando sus piernas. Le dolía más su corazón que su mejilla.

....

Varios años habían transcurrido después del desagradable suceso y rompimiento de su amistad.

Regina había intentado de una u otra manera salir adelante olvidando al ahora rubio, buscando alguna distracción en su trabajo.
Le había costado tanto salir de su depresión, pero con ayuda de la persona indicada lo había hecho.

Tanto ella como él habían sido de gran apoyo el uno para el otro. Ambos habían tenido una enorme decepción amorosa.

Cody acomodó su camisa correctamente intentando calamar sus nervios, inspeccionó las flores que tenía en sus manos y esperó a que la pelirroja atendiera su llamado en el timbre.
Por fin después de aclarar sus ideas y sentimientos descubrió que siempre estuvo enamorado de ella, pero que temía perderla así que tras meditarlo decidió su era hora de recuperarla.

La puerta se abrió revelando a una sonriente y jovial pelirroja.

Regina borró su sonrisa descubriendo a Cody de pie frente a ella con un ramo en sus manos.

— Hola. —saludó sintiéndose estúpido por no saber que decir.

Regina se quedó callada creciendo el nerviosismo en el rubio y la tensión entre los dos.

— ¿Quién es, amor? —el rubio de cabellos rizados se asomó por la puerta por encima del hombro de la chica. — ¿Cody?

— Hola, Evan. —masculló apretando sus manos en puños. — Es bueno verte de nuevo después de tu descanso.

— Lo mismo digo y no quiero sonar grosero, pero, ¿de dónde se conocen?

— Éramos amigos. —intervinó Regina preocupada. — Nos distanciamos por su trabajo. —mintió tomando la mano de Evan entre la suya.

Cody sonrió forzadamente al descubrir el anillo en la mano de la pelirroja, sintió como su corazón se rompía, ahora entendía lo que Regina sintió al verlo con Eric aquella noche. Se lamentó por ser tan estúpido al perder al amor de su vida.





Ha pasado bastante tiempo desde que escribí en este libro, pero he estado muy ocupada con la escuela y escribiendo una historia de game of thrones.
Recientemente vi Umbrella Academy, mi yo interno me incitó a escribir una historia de Cinco así que eso hice.
Espero estar un poco más activa y regresar a seguir escribiendo sobre Cody.

ONE SHOTS (CODY FERN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora