JIM MASON

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Medina arreglaba sus cosas para emprender su partida. Sólo le faltaban algunas cosas de empacar y después iría a surfear.

Sin poder evitarlo miró la puerta del que hace unas semanas era el cuarto de su mellizo.

Abrió la puerta y observó las cosas. Seguían igual de como él las había dejado.

El sobre blanco sobre la cama le llamó la atención y camino hacia el. Lo tomó con mucho cuidado, temía romperlo.

No decía nada y la curiosidad le ganó. Necesitaba saber que había adentro.

Rasgo el sello y sacó la hoja perfectamente doblada en tres partes. La bonita caligrafía le hacía saber que no era la letra de su difunto hermano.

Querido Jim, sé que jamás vas a leer esta carta, ni siquiera sé porque la escribo. Sólo necesitaba sacar mis sentimientos y no sabía como.
Intenté hablar con Medina, pero no quería deprimirla más. La está pasando mal. La comprendo, yo estoy igual.

Han pasado tres semanas desde que me dieron la noticia y aún no logro entender como pasó. Mi mente está bloqueada, no procesa la información.

Mi corazón está terriblemente destrozado. Mentiría si dijera que no he llorado, porque lo hago todas las noches.

Todos los recuerdos que tuvimos juntos llegan a mi mente y me es imposible contenerme.

Te amé demasiado en tan poco tiempo. Me sumergi por completo y ahora no sé como salir.

Mi madre dice que en algún momento te olvidaré y seguiré con mi vida, voy a encontrar a otro y me casaré.

¿Qué pienso yo?

Pienso que es una mentira. Me rehuso a olvidarte, no puedo y no quiero.

Tu aroma aún sigue en mi almohada, no la quiero lavar y es que cada noche me aferro a ella e imagino que es a ti a quien abrazo.

Dejé de comer, no tengo hambre, pero necesito hacerlo. De alguna manera debo sacar las fuerzas para seguir.

No por ti, no por mi. Tú ya no estas y yo quiero morir, sin embargo dejaste algo muy importante en este mundo.

Estoy embarazada.

Vomité y creí que era normal, quizás es un síntoma de depresión, pensé.

No fue así.

No sé que dirá mi madre, pero lo que diga no me importa. Voy a marcharme.

Quizás recorra el mundo como tú querías hacerlo y eso me duele más. Ya no estas y no sé  que hacer.

Te extraño cada día más. ¿Cómo se supone que olvidas al amor de tu vida?

Quiero que alguien me diga qué debo hacer para superar la muerte de un ser querido. Todos me miran con lástima, lo odio.

Por eso me marcho.

Supongo que estés en donde estés siempre vas a ser parte de mi, dejaste una huella muy grande en mi vida  y nunca podré olvidarte.

Espero algún día regresar a este lugar y llevar a nuestro hijo a la playa. En donde nos conocimos y en donde tú siempre estarás.

Siempre tuya, Jessie.

Medina pegó las hojas a su pecho mientras sentía las lágrimas caer por su mejilla.

Sin esperar un minuto más corrió hacia la casa de Jessie. No la dejaría sola, no ahora que sabía de su sobrino.

Iban a seguir juntas, tal como lo hubiese querido Jim.

ONE SHOTS (CODY FERN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora