CODY FERN

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FORBIDDEN DESIRE PT. 2

Erica había viajado para reunirse con su hermano, odiaba verlo de nuevo, pero tenía que hacerlo si no quería dormir bajo un puente

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Erica había viajado para reunirse con su hermano, odiaba verlo de nuevo, pero tenía que hacerlo si no quería dormir bajo un puente.

Tocaba desesperada la puerta del departamento y nadie atendía.
Se sentó en el pasillo cansada de tocar, bufo molesta. Su celular se había quedado sin batería y no podía llamarle a su mellizo.

Miró a todas partes buscando una manera de distraerse hasta que la puerta se abrió dejando ver a un castaño con el cabello mojado y una toalla rodeando su cintura.
Se mordió el labio y con su vista siguió el trayecto de una gota que resbaló por todo el abdomen del hombre hasta consumirse en la tela.

— Creí que no había nadie. – comentó y se levantó para poder mirarlo mejor, de nada sirvió, él era más alto.

Cody salió y tomó la maleta de la joven, le cedió el paso y cerró la puerta.

— Me estaba bañando. – se excusó.

La pelinegra volvió a pasar su mirada por el cuerpo del ahora castaño y asintió.

— Sí, ya lo noté. – murmuró preguntándose si llevaba ropa interior debajo de la toalla blanca.

— Voy a terminar de alistarme. – dijo notando las miradas que le daba la melliza de su novio. No sabía si tenerla cerca era lo mejor.

Erica levantó los hombros sin tomarle importancia y caminó hacia el enchufe para conectar su celular.

Una tarde silenciosa los acompañó, cada quien por su lado hasta que llegó Eric.

— Ya estás aquí. – dijo con tono desagradable. — ¿Cuánto tiempo te quedarás?

— En primer lugar quiero que sepas no estoy aquí por ti, si por mi fuera no volvería a verte, pero nuestra madre insistió demasiado en esto. No me quedaré por mucho tiempo, mañana buscaré un lugar y por mucho el viernes ya no estoy aquí.

Eric miró a su hermana y se sintió mal, ciertas veces sentía que se había ganado su desprecio al siempre tener la atención de sus padres sobre él.

— Puedes quedarte el tiempo que quieras. – dijo Cody.

Los mellizos de giraron a verlo. Estaba recargado en el marco de la cocina y había presenciado la anterior escena. Eric no era el propietario del lugar para correr a la pobre chica.

— Gracias, pero ya tomé mi decisión. – pronunció regresando a su celular.

Cody miró a su novio y no podía creer lo que veía. Jamás había conocido esa parte cruel en Eric.

La pelinegra cumplió con lo que había dicho y al día siguiente salió a buscar un lugar para quedarse. Estar con su hermano era terreno peligroso, no por él. No, a Eric podía ignorarlo, pero Cody era una maldita tentación.

Después de caminar por toda la ciudad y ver muchos departamentos, se decidió por uno bastante bueno para ella. Cómodo y económico. Justo lo que necesitaba. Un día y dejaría de ver a su insoportable mellizo.

Regresó al departamento casi arrastrando los pies. Se tiró en el sillón y soltó un suspiro, en todo el día no había descansado.

— ¿Encontraste algo? – el castaño apareció comiendo una rebanada de tarta.

— Sí, mañana me marcho. –dijo de manera desanimada.

— Es una pena. – tomó asiento a su lado. —Me agrada tu compañía.

Cody no podía creer que la chica pareciera verse más hermosa que la última vez. Se veía espectacular y la tensión sexual que había entre ambos aumentaba.

— ¿Dónde esta Eric? – preguntó mirando a su alrededor en busca de su odioso mellizo.

— Tenía una sesión fotográfica.

El silencio reinó en el lugar haciendo que los minutos se volvieran una tortura. La mente de Erica se activó y la sucia idea que cruzó por su mente la hizo estremecer. Quizás ese era el momento perfecto para llevar a cabo su más anhelado y erótico sueño.

— Iré a tomar una ducha. – dijo tratando de pensar en que estaba mal.

Cody la siguió con la mirada hasta que desapareció por el pasillo. Suspiró tomando su cabello y halándolo con desesperación. Ni Eric lo hacía sentir de esa manera.

Miró sus pantalones y gruñó al observar la creciente erección. Se quedó unos minutos intentando aclarar sus pensientos, pero no podía, distintas imágenes de posiciones incorrectas lo bombardeaban.

— A la mierda. – dijo y se levantó para seguir el rumbo que había tomado la castaña.

Abrió la puerta sin tocar descubriendo a la chica en toalla y con el cabello mojado. Ella le regresó la mirada conectado sus ojos.

Cody se acercó dejando caer la toalla que cubría el cuerpo de Erica. Le acarició los pechos bajando sus manos por su abdomen.

La castaña le desabrochó la camisa y el pantalón, los dos permanecían en ropa interior admirando sus cuerpos, hasta que las últimas prendas desaparecieron.

Cody la tomó de la cintura dejándola de boca abajo en la cama, ella forcejeó contra la fuerza hasta darse la vuelta y mirarlo de frente.

— No vas a follarme como lo haces con Eric. – demandó con rabia. — Soy Erica, no la copia de mi hermano.

La besó con intensidad para calmar el deseo y con fuerza la embistió. La chica cerró sus ojos apretando los hombros de Cody. Estaba al borde del colapso al sentir las manos del hombre viajando por su cuerpo.

Sus caderas se alzaban para volver a chocar y hacerla temblar con sus embestidas.

A ninguno de los dos le importó dañar al otro castaño, estaban sumidos en su propio deseo.

— No deberíamos hacer esto. – dijo aún agitada por el sexo.

— Eric no tiene porque saberlo. – añadió Cody pasando su brazo por los hombros de la castaña. — Será nuestro pequeño secreto, un deseo prohibido que solo podemos calmar nosotros. Además, ¿no era lo que querías?, dañar a tu mellizo por acaparar toda la atención.

Erica sonrió y volvió a besar a su amante. Pasó su mano por el brazo de Cody repartiendo besos por su pecho. Descendió hasta llegar a su abdomen. Observó el creciente miembro que comenzaba a despertar de nuevo.

Al finalizar el acto cada uno volvió a sus actividades, Cody la convenció de quedarse y le prometió que se encontrarían de vez en cuando mientras Eric no estuviera.


Horrible, lo .
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ONE SHOTS (CODY FERN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora