Eres la calavera a la que acuden los gusanos,
la rosa marchita que destaca en el jardín perfecto,
la casa en llamas que sientes que no puedes dejar de mirar.
La noche sólo es otra tempestad más
apesadumbrada no puedes dejar de llorar.
Quisieras vivir más, luchar.
Se fijan sólo en lo que quieren mirar.
Y aunque ni tú te crees lo que no te dejan de contar,
algo en ti se ha vuelto a despertar;
es el pesar.
Eres la nube de tormenta que se interpone en el cielo,
ellos no lo ven, sientes que te vas a derrumbar.
Vas a tronar, te vas a marchitar, te vas a quemar;
y ellos ya no van a estar.
Te sientes sola, quizás sea que no puedes más.
Pero ahí estás, viviendo otro día más.
Rosa marchita, que resucita pasiones.
Son sensaciones:
cómo un árbol pelado entre muchos de colores.
Hay algo que destaca, ellos no saben el qué.
Tu sensibilidad al tacto, entiéndeme:
estruja una rosa con las manos,
repite con una marchita;
se deshace entre los dedos,
llama más la atención.
No es algo bueno,
significa que están ciegos.
Aprende a verte,
aprende a quererte.
Sensibilidad es más,
más que sentimentalidad.
Más que el tormento,
mucho más que el pesar.
¿De qué les sirve tener ojos,
si ni siquiera saben mirar?
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Frío.
PoetryNo soy yo. No eres tú. No es nadie, y a su vez, somos todos. Relatos de una mente perturbada. Estos relatos se pueden leer desordenados. Se dividen en dos bloques que están mezclados: Nombres en latín Nombres en castellano.