Frío.

Auctor

Hoy no voy a reflexionar,

ni pintar, ni cantar.

No soy más que el poeta bohemio

que ni sabe ni puede amar,

que contempla la vida pasar.

Que se sana las heridas con agua de mar.

Que hace arte para luego destruirlo

y así apreciarlo más;

al fin y al cabo, queremos lo que no nos dan.

Dadme una cerveza que por algo hay que empezar.

Bien.

No sé sobre qué reflexionar,

traigo memorias, cosas sobre qué pensar;

pero: ¿a quién le importará?

Si ni a mi mismo me se curar,

¿quién será el animal que con mis manos sanar?

Traigo relatos, historias...

para quien las quiera escuchar.

Momentos, recuerdos...

por si los quiero recrear.

Una maleta vacía,

que tal vez nunca vaya a llenar.

Un cajón lleno de estrellas,

olas en el cielo, y nubes en la mar.

Tengo tantas cosas incoherentes, 

que no las sé contar.

Relatos secos y vacíos,

llantos amargos de desesperación.

Ratos de aventuras,

amor, desamor.

Hay tanto que escribir,

y tan poca gente a la que le puede interesar.

Es tan vacío sentir,

que como las hojas de los árboles,

tu trabajo con el tiempo se va a resentir;

y morir, en el olvido.

Como el amor que me juró,

como la flor que le entregué,

como el corazón que me rompió.

Pero esto no va de desamor,

esto va del escritor:

que dice lo que no debe,

piensa en lo que no puede,

siente como duele,

y piensa como escribe.

Siempre fiel a si mismo,

escribe aunque esté en el abismo.

Aunque no sepa qué escribir.

He de confesar:

hoy no sabía que contar.