6_ Masaje.

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El presente.

Marinette tenía sus mejillas super sonrojadas mientras veía como Adrien le daba un masaje a su pie derecho.

Ni siquiera estaba muy al tanto de como terminaron así.

Ella estaba sentada en una banca en el parque, con los ojos cerrados, relajado su mente por el atrevimiento de Chat noir en ése día y para cuanto abrió sus ojos, vio a Adrien quitandole su calzado y diciéndole que le daría un masaje.

Ella obviamente se negó pero él la ignoro y se puso a masajer su pie.

La chica se encogió en su lugar y vio como Adrien le daba un muy buen masaje mientras tarareaba una melodía que ella no conocía pero le gustaba.

Para ése entonces, ya ni recordaba el atrevimiento de Chat noir con Ladybug.

La muchacha se sintió algo nervioso por el silencio y decidió que debía empezar una conversación.

-N-no me apestan los pies ¿verdad?

¡¿Qué clase de persona empieza una conversación con algo tan vergonzoso?!

Adrien se detuvo por unos segundos, mirando a la avergonzada chica.

No sabía como, pero a pesar de estar casado con ésa chica en el futuro, ella hasta de adolecente era capaz de tomarlo por sorpresa.

El chico se puso de pié, levantando la pierna de derecha de Marinette con él, sabiendo que ella era muy flexible y se detuvo al tener su rostro cerca del de ella, sólo siendo separados por la piernas de ella.

Lo único que tenía que decir para éso es que los pantalones de Marinette eran super resistentes.

-Para nada, hules muy bien y tu piel es tan suave.

Le susurro y los ojos de Marinette amenazaban con llorar.

Tanta era su vergüenza en ése momento que ya no se podía sonrojar más y su cerebro creyó que llorar era la mejor salida antes que desmayarse.

Adrien sonrió levemente al ver que se estaba abusado mucho de la situación y bajo la pierna de Marinette con cuidado.

-Bueno, me disculpo con tu otro pie pero me tengo que ir.

Se acercó a ella y le dio un beso en la frente.

-Nos vemos.

Y se fue, dejando Marinette muy sonrojada, con sus ojos llorosos y sus labios temblorosos.

Éso fue mucho para ella.

La azabache sacó su celular y con manos temblorosas, llamó a Alya.

-Ho-hola Alya.
¿Me puedes venir a ayudar? Estoy en el parque cerca del colegio... mis piernas no me responden.

Lo bueno es que Adrien se dio cuenta del límite por que sí seguía un poco más, era probable que ella se empiece a enojar.

El punto justo de la vergüenza de Marinette, fue alcanzado.

Continuará...

Presente y futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora