Gracias, Niño

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Después de abrir todas las puertas y ventanas de la casa para que el humo salga, los integrantes de la familia se encontraban comiendo las hamburguesas y pizzas que estuvieron preparando ferozmente durante casi dos horas enteras.

Por suerte ningún dedo salió volando en el proceso de cocina, aunque de haber pasado solo bastaba unos minutos con Lisa para volver a conectarlo al cuerpo.

Es un ambiente que no se puede apreciar muy a menudo en la casa Loud, sobre todo después de que Lincoln y sus hermanas acordarán hacer sus vidas sin necesidad de estar comprometidos entre sí, o al menos la mayoría lo acordó así.

Loan comía su hamburguesa en soledad, parada en la esquina de la cocina. Estaba recostada contra la pared mientras veía a sus demás hermanas y hermano hablar alegremente con sus respectivas madres y a Lari hablar muy a gusto con su padre.

Mientras miraba melancólica y alegre su tía Lisa se le acercó para volver a hablar.

-¿Cómo te sientes?- preguntó sin más

-Bien.. ¿Por?-

-El efecto del suero debería pasar en cualquier momento, vine para avisarte sobre ello. Además, te aconsejo esperar tranquilamente en el baño y calmar tu mente para cuando pase-

-Bien- respondió Loan con cierta incomodidad -entonces..iré al baño

-suerte- fue lo único que dijo Lisa antes de que Loan partiera a su destino

***

Mientras esperaba en el inodoro ella pensaba en su madre, era inevitable.

¿Cómo serían las cosas si su madre estuviese viva? ¿Ella igual hubiese tenido tantos problemas como los que cargo desde que murió? ¿Hubiese coqueteado con Liena aquella noche?

Sus pensamientos de esfumaron cuando sintió un cosquilleo en su entrepierna seguido de una incómoda sensación de orinar. Miró hacia el interior del inodoro y notó que el pene ya no estaba. Estaba pensando en tocarse, pero en cuanto se pasó el papel higiénico para limpiarse sintió que su vagina ya estaba de vuelta.

-vaya, pensé que sería algo doloroso- pensó mientras se paraba

No tardó hasta que en serio se volvió doloroso, como si una patada partiera a la mitad su cadera. Soltó un fuerte gemido de dolor mientras tropezaba y se lograba aferrar al lavamanos.

Loan sintió el dolor que cualquier persona con testículos siente luego de recibir una patada en los genitales, le costaba respirar y concentrase en calmarse, era un dolor que jamás pensó sentir.

A duras penas logró salir del baño con una mano sobre su panza y la otra contra la pared, se dirigió a su cuarto y se tiró en su cama en posición fetal mientras seguía lamentándose por el dolor.

Con todo el ruido que provenía de la planta baja, las risas, gritos, anecdotas, le es imposible no pensar en su madre. Tal vez ella no fué la mejor hijas de todas y tampoco le dejaba las cosas fáciles, pero no se podía negar lo mucho que la amaba.

Empezó a lagrimear ante los claros recuerdos que tiene sobre ambas jugando, como Lari se las arreglaba para llamar la atención de su madre y persiga a ambas o como Lori le dió la recriminada de su vida a un chico que acosaba a Loan cuando salía de la primaría.

Las lágrimas por fin bajaron por los cachetes de la rubia y empezó a mentir sollozos. Quizás sea muy egoísta de su parte, pero no podía evitar pensar que la vida es muy cruel con ella, claro hasta que..

-¿Loan, te sientes bien?- preguntó una voz a su espalda

Loan se volteó sobre la cama y descubrió a Lemy que la miraba sin saber que expresión poner, pero finalmente se decidió por preocupación al notar las lágrimas de ella.

El Harem de LoanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora