Capítulo 9

11 3 0
                                    

Se dirigieron los cuatro hacia dónde estaba Iris, parecían una banda que va buscar a su objetivo para aniquilarlo. Se pararon en frente de la chica, que estaba sentada en el sofá rodeada de gente escuchándola hablar y, por acto reflejo, cuando los vio, la joven se puso de pie y se dibujó en su rostro una expresión más seria e incómoda.

-¿Con qué tú eres el famoso Uriel? -dijo un chico con una gran sonrisa en la boca.

-Cállate capullo -lo mandó a callar Deka mirándolo fijamente y frunciendo el ceño.

El chico, automáticamente, dejó de sonreír y miró hacia los lados en busca de ayuda, pero nadie respondió a su llamada.

-¿Se puede saber por qué vas diciendo esas cosas sobre mi? -preguntó Uriel cruzando los brazos.

-Porque son verdad... -contestó Iris aún más incómoda.

-Oh vamos Iris déjate de tonterías -intervino Diego cabreado- todos sabemos por qué lo haces... eres tan jodidamente incapaz de aceptar que un chico te ha rechazado que necesitas inventarte esas estupideces para sentirte mejor contigo misma, ¡haznos un favor a todos y madura un poco! -explotó.

En ese momento, Iris sintió un puñal en el corazón. Notó como se le humedecieron los ojos y rápidamente se abrió paso entre la gente para abandonar la casa.

-Para a los que no os haya quedado claro, Uriel esta funcional ahí abajo -concluyó Deka señalando la entrepierna del chico, antes de quedarse orgullosa por su comentario.

...

Iris no quería que la vieran llorar, no, ella era una chica fuerte y nada de lo que le decía la gente le importaba, excepto lo que le decía Diego. Si aquellas palabras se las hubiera dicho otra persona, le hubiera rebatido sin problema, pero el hecho de que fuera Diego el autor, no pudo soportarlo. Como el día del parque de atracciones. Que el chico del que estás enamorada te vea como la peor persona del mundo, y encima no poder superarlo ya que lo ves todos los días en el instituto y, a veces, con su querida novia, era algo que su corazón no aguantaba. Pero el pensar que solo le quedaba un año y que después los perdería de vista a todos, hacía que aún tuviera fuerzas para seguir adelante y no acabar con todo. Se fue directamente a casa, quería ponerse el pijama y meterse en la cama de una vez. Una pequeña parte de su mente anhelaba que Diego hubiese ido tras ella y le pidiera perdón, pero la otra, se reía de la que pensaba eso.

...

Después de que Iris se fuera de la casa, las cosas se quedaron algo tensas en la fiesta, sobretodo con Diego. Así que el dueño de la casa echó a todo el mundo de allí, quedándose solo él y sus amigos más íntimos. Las amigas de Deka le informaron que iban a ir unos cuantos al titanic, para seguir con la fiesta, pero esta rechazó la oferta junto con Uriel, Diego e Ian. Ya habían arruinado una, no querían hacerle lo mismo a otra. Eran las tres y media pasadas de la madrugada, aún quedaba mucha noche por delante, así que Diego les propuso ir a un sitio desde dónde se podía ver toda la ciudad. Los tres chicos aceptaron , no tenían una idea mejor, y se dirigieron hacia allí. Diego estaba sentado en el suelo, mirando hacía la ciudad, e Ian estaba a su lado con el cuerpo estirado de Uriel entre la piernas. Deka estaba entre las piernas de Diego.

-Siento mucho lo que ha pasado... si no hubiese ido, no hubiese pasado nada de esto y aún estaríais allí -se disculpó Uriel

-No tío, no es culpa tuya -lo tranquilizó Diego- es culpa mía por decirle eso a Iris, me he pasado un poco. Pero estoy cansado de que siempre haga con la gente lo que quiera... suerte que solo nos queda un año.

-Después de acabar el bachillerato, ¿seguiremos quedando verdad? No me quiero separar de vosotros. Cuando pasó lo de mis padres, tú fuiste el que siempre estaba allí... por cualquier cosa. Eres mi mejor amigo sin duda -confesó Deka mirando a Ian- Y lo mejor que me ha pasado en estos últimos años ha sido que me tiraras esa piedra en la cabeza en las colonias de tercero de la ESO* -se puso un poco melancólica, esta vez con Diego.

Uriel se quedó algo incómodo, sabía que esas palabras no iban dirigidas a él.

-¿Aún estás borracha verdad? -preguntó Ian- me sorprende que digas esas cosas.

-Sí, un poco... -contestó la chica con una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Qué les pasó a tus padres? -preguntó Uriel mirándola con tristeza, se temía lo peor.

-Murieron en un accidente de coche cuando yo tenía 12 años... -empezó a explicar Deka- recuerdo que se fueron a cenar, iban muy elegantes, y después, ver llegar a la policía con mi tía, la hermana de mi madre, llorando. Me dijo que un camión los hizo descarrilar y allí acabó todo. Me despertaba cada mañana con la esperanza de que estuviesen allí, en la cocina, como siempre. Tenía la esperanza de que por alguna razón hubieran vuelto a la vida y estubieran haciéndome el desayuno entre besos. Pero solo estaban mi tío, mi tía y mis dos primos correteando por toda la casa. Mis tíos quitaron toda las fotos que había de mis padres y las tiraron, para superarlo más rápido, pero eso a mí no me sirvió de mucho.

-Lo siento -se limitó a decir Uriel colocando su mano en la pierna de ella.

Se quedaron un rato en silencio, no querían estropear el momento de confesión de Deka.

-El sol está saliendo -anunció Diego.


                                                                      °•°•°•°•°•°•°•°•°


Tercero de la ESO (Educación Secundaria Obligatoria): 14-15 años

La piedra de la reina CalifyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora