Capítulo 3

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CAPÍTULO 3

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ESPACIO

El Benatar estaba en su camino a Knowhere, el planeta en el que Thanos estaría buscando la gema de la realidad.

Gamora estaba en uno de los asientos dándole vueltas a una daga de doble cuchilla, la misma que Thanos le había dado cuando se conocieron y le explicó su deseo de darle equilibrio al universo. Los recuerdos no  la abandonaban, recordaba el rostro angustiado de su madre antes de que fuera separada de sus brazos y tomada como hija de Thanos. 

Ese día la mitad de su gente murió a manos del gran Titán.

—Gamora —oyó a Peter llamarla—. ¿Sabes si estas granadas son las que te vuelan las canicas o de las que lanzan gas? Porque estaba pensando en colgar un par aquí en mi cinturón, pero no quiero hacerlo si son...

—Quiero pedirte un favor —interrumpió.

—Sí, claro.

—De un modo u otro el camino que seguimos nos llevará a Thanos —se levantó de su asiento, soltando un suspiro.

—Y para eso son las granadas —Quill lanzó y atrapó una de ellas en su mano, pero notó la mirada seria de Gamora. Lo que iba a pedirle era sin duda algo serio—Perdón, ¿Cuál es el favor?

—Si algo sale mal, si Thanos me atrapa —miró fijamente a los ojos de Peter—, quiero que me hagas una promesa. Que me matarás.

Aquello lo dejó atónito.

—¿Qué?

—Tengo información que él no —empezó a explicar, caminando por el lugar—. Y si él se entera, todo el universo podría estar en riesgo.

—¿Y qué cosa es?

—Si te lo digo también lo sabrás —respondió dejando insatisfecho a su compañero, haciendo que éste se acercara a seguir cuestionándola.

—Si es tan importante, dilo y ya.

—Sólo si quieres morir.

—¿Por qué alguien siempre tiene que morir en estos casos?

—Sólo confía —dijo Gamora en un susurro, volteando a verlo con ojos nublados en lágrimas—. Y mátame si debes.

—De verdad quisiera, en serio que sí, pero —Gamora suspiró y puso su mano en la boca para callarlo. 

—Júramelo. Júramelo por tu madre —pidió, dejando caer su mano esperando escuchar una respuesta.

Peter no estaba seguro de ello, pero aún así respondió:

—Okay.

A esas alturas Gamora ya no podía contener sus lágrimas, Peter las limpió suavemente con sus dedos a la vez que repetía su respuesta. Sin saber si era para Gamora o para el mismo. 

[4] MADNESS » Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora