Los brazos de Doutzen me aprisionan, extrañaba tanto esto. Nosotros, sin nadie de por medio, ni nada que temer. Estuvimos despiertos hasta un poco antes de que saliera el sol. Estoy segura de que la hora del almuerzo ya pasó. Lo siento moverse y vuelvo a cerrar los ojos. Uno de sus brazos está sobre mis pechos y se aprovecha de eso. Mueve su mano haciendo que mis pezones se levanten. Finjo seguir durmiendo y el besa mi cuello. Me da la vuelta y coloca la mitad de su cuerpo sobre el mío. Su boca baja de mi cuello a mi pecho izquierdo. Besa alrededor y luego juega con el.
—Vas a seguir fingiendo.
No contesto.
El termina por colocarse completamente sobre mi y siento como su mano baja lentamente. Antes de que llegue a su destino lo detengo sujetando su mano con la mía. Sonríe sobre mi boca y me besa.
—No te cansas.
—De ti no.
Continua besándome, su mano sujeta la mía y la alza sobre mi cabeza. Su otra mano sigue el camino que no pudo terminar y llega a mi parte íntima. Sus dedos causan estragos y forman un sentimiento que quema mi piel. Sigue estimulando y se detiene cuando escuchamos unos pasos.
Ambos nos quedamos inmóviles, le digo que haga silencio. La voz de Elena llega a nuestros oído y soltamos un suspiro de alivio.
—Señorita Luna, va a querer comer.
—Sí, muchas gracias.
Elena se va y Doutzen suelta una carcajada.
—No te rías estupido, pudo haber sido otra persona.
Deja de reírse y se despega de mi. Se sienta en la cama y me alza. Quedó encima de él.
—Y qué.
—Pudieron habernos visto.
—La puerta tiene seguro, Luna. No podrían entrar aunque quisieran.
—Como quiera, vamos a bajar.
—No quiero.
Sus manos se posan en mi cintura e impide que me valla. Mueve mi cuerpo haciendo que ambos soltemos un gemido.
—Detente, tenemos que bajar.
Acerca su cabeza a mi y me tienta con sus labios.
—Podemos bajar después.
Besa mis labios pero yo no lo sigo. Presiona más fuerte e intente abrirlos con su legua pero me resisto. Colocó mis manos en su pecho y lo alejo.
—No.
—Uno rapidito.— dice haciendo un puchero.
Me rio y niego con mi cabeza. Él es insaciable.
—Después.
Me separo de él y camino hasta el baño. Rápido que entró le pongo seguro a la puerta.
—Eso no se vale.— grita desde el otro lado.
Sonrío y continuo en lo mío. Hago toda mi rutina y me envuelvo en una toalla. Quito el seguro salgo, camino hasta el armario y busco algo para ponerme. Escucho a Doutzen en el baño y aprovecho para quitarme la toalla. Me coloco la ropa interior, en ese momento sus manos se posan en mi cintura. Ruedo los ojos y me alejo.
—Ya, Doutzen, vístete.
—Está bien, parece que estás de mal humor.
—Claro que no, pero no todo es sexo.
—Mujer sólo te puse las manos en la cintura y ya piensas que quiero sexo.— dice soltando un bufido
—¿Me equivocó?
Él sonríe de lado y niega.
—No del todo.
Voy hasta donde él, pasó mis manos por su cuello y acercó mis labios. Le doy un pequeño beso y le susurro.
—Vístete.
Me doy la vuelta y sigo con mi ropa. Escucho la puerta ser abierta, me volteo rápidamente pensado que va a salir desnudo, pero tiene puesta una toalla.
Cuando termino de vestirme, salgo y bajo las escaleras hasta el comedor. Allí está Elena poniendo la comida en su lugar. Le agradezco de nuevo y ella me sonríe. Me siento en mi silla y espero a Doutzen. Cuando aparece me mira de una manera extraña. Se sienta a mi lado y empieza a comer.
—Buen provecho.
—Gracias, igual.
Comemos en un ambiente que no logro identificar.
—Y ahora qué te pasa.— le pregunto.
—Violeta soltó otro rumor.
—No puede ser.— digo con fastidio.— Qué dijo esta vez.
No contesta, sigue comiendo como si nada. Llevo mi mano a la suya y la muevo. Aún así sigue ignorándome.
—Qué dijo.— vuelvo a preguntar.
Él suelta un suspiro y me mira. Pero no como minutos antes cuando estábamos en mi habitación. Si no con arrepentimiento. Temo su respuesta y espero lo peor.
—Dijo que... mierda perdón.
—Ya dime.
—Que nos acostamos.
Despegó mi mano de la suya y mis labios se entre abren.
—¿Es cierto?
Mira hacia otro lado y asiente. Siento como mi vista se nubla y mi garganta se cierra.
—Cuándo
—Hace como un mes.
Trato de tranquilizarme, fue hace un mes. Entre nosotros no había ni la más mínima comunicación así que no importa. Aún así me levanto de la silla y salgo de la casa. Sigo el puente que me lleva a la playa y me siento en la arena. No quiero que me afecte pero lo hace.
Este rumor es uno cierto, ella tiene el corazón tan dañado que no puede ver a los demás ser feliz. Y por eso lo dice hasta ahora. Cuando sabe que va a causar daño. Sabe lo mío con Doutzen, incluso, sabe lo del bebé. La odio.
—Luna, lo siento.
—En ese entonces nosotros no teníamos nada. No importa.
—Y por qué parece que sí.
—No sé
Se sienta a mi lado y me abraza.
—Sólo fue una vez y en una fiesta. No significo nada.
—Está bien, Doutzen, no te estoy reprochando nada. Ya pasó.
No vuelve a decir nada, se queda conmigo ahí. Viendo el mar. Disfrutando de la calma antes de la tormenta, porque eso representaba Violeta. Una tormenta que no iba a dejarnos tranquilos fácilmente.
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Una Noche
Teen FictionU N A N O C H E Cuando Violeta Dunn llena la escuela de rumores. Luna y sus amigos se unen formando el grupo de la verdad. Ellos se dedican a desmentir todos los rumores que Violeta y su trío de embusteras difunden en la escuela. Tres nuevos rumo...