Chapter Five

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Maldita hambre.
Maldita escuela.
Maldito mundo.

La clase de biología se hace 300 veces más larga de lo que acostumbra a ser, y mi estómago no para de hacer sonidos extraños por el hambre.

Hace unos minutos tuve un ataque, de los que me dan todo el tiempo. Y para hacer que se fuera no tuve más remedio que recurrir a mi gran amiga: María Juana.

Termino de contestar la última pregunta a cerca de las células procariotas y voy directo al escritorio del profesor.

-Ya terminé, Señor Jong- el hombre me mira con cara de asombro, mientras termina de tomar un sorbo de su café-. ¿Puede revisarlo para poder salir?

El señor toma su sello y lo estampa en mi cuaderno.

-Gracias, Seño...

-Espera, espera, Felix- la voz del profesor es áspera y desgastada, supongo que por su hábito de fumar-. No puedo dejarte salir. Aún faltan casi 15 minutos para salir.

Miro mi reloj. 14 minutos exactos.

-Señor es que... es que...- trato de crear una excusa rápida, pero mi mente está en blanco-. Es que estoy teniendo una emergencia, y necesito salir.

El tipo me mira con indignación.

-Felix, ya te he dicho que no puedes salir- teclea algo en su laptop-. ¿Qué "emergencia" es tan importante como para que tenga que dejarte salir a 15 minutos de que acabe la clase?

¿Que esperaba que le dijera? ¿Que volví a fumar después de un año sobrio y ahora muero del hambre? Si, no lo creo.

Digo lo primero que se me viene a la mente.

-Estoy... teniendo una erección- No puedo creer que dije eso.

El hombre se atraganta en medio de un sorbo de café, y empieza a toser como un loco.

Luego de 5 minutos tratando de calmar al profesor, al fin logra hablar.

-Ya veo- dice tratando de mantener la compostura-.No estoy muy seguro de que esa sea una excusa para dejarte salir, Felix.

Sé que puede que lo que estoy a punto de hacer puede ser algo radical. Pero los antojos post-marihuana no son para jugar.

Pongo toda mi concentración en ese punto exacto, pensando en lo que un chico tendría que pensar para que ocurra. Prestando toda la atención posible...

Y puff, estoy teniendo una erección.

Me quito la mano del pantalón para que Jong pueda ver lo grave de la situación.

Por poco se cae de su silla esta vez.

-¡Ya sal, Felix! ¡Solo sal de mi clase ahora!

Sonrío en mis adentros, y comienzo a caminar hacia la puerta.

-Gracias, Señor Jong.

Salgo al pasillo y voy casi corriendo hacia la cafetería.

Veo todas las galletas, dulces y snacks. Y ni siquiera pienso en que compro. Nada más tomo todo lo que me entre en las manos.

Llego al mostrador y pongo todas las cosas encima.

-¿Todo esto es para ti?- vuelvo a la realidad, luego de escuchar esa poco conocida voz-. Es bastante.

Miro hacia arriba, para ver el rostro de la persona que me habla.

Es el chico de los lentes.

-Ehm, yo...- miro todas las cosas en la mesa-. No, mi madre necesitaba esto para... algo.

El chico sonríe ampliamente.

-Está bien, no es de mi incumbencia- termina de escanear los paquetes, y los mete en una bolsa-. Son 7000 won.

Le entrego el billete que traigo en la mano.

-Gracias por tu compra.- dice con un dulce tono de voz.

-Gracias...- Jeongin, Jeongin es su nombre- Jeongin.

Me mira sorprendido por un segundo, y luego sonríe, acomodándose los lentes sobre la nariz.

-Hasta luego, Felix.

Tomo la bolsa, y salgo rápidamente de la cafetería.

Sabe mi nombre. Yang Jeongin sabe mi nombre.

«Little Things» |FELIX|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora