Creo que nunca había corrido tan rápido en toda mi vida. La luz de los postes no me dejaba ver bien el camino, además de que los golpes que me había dado Christian me habían dejado atontado, así que tropecé varias veces mientras que Christian y sus dos discípulos.
El rubio llamado Ryuk me había agarrado de la sudadera varias veces, pero no había logrado agarrarme. Pero Umji, que estaba detrás de mí, ya se estaba quedando atrás, pues no tenía la misma condición física que yo y Jeongin.
-¡A la derecha!- gritó la chica mientras trataba de respirar adecuadamente- ¡Corran!
Sin saber ni siquiera donde íbamos, pero confiando en Umji, Jeongin y yo corrimos ya casi sin fuerzas hacia la derecha, siguiendo al pelinegro hasta una gran puerta negra. Esta tenía una manija de cristal hermosa, y unas pequeñas ventanas en el medio.
Jeongin y yo llegamos 5 segundos antes de que a Umji le diera tiempo de correr hacia la entrada, pero por suerte teníamos ventaja ante Christian, porque no llegó antes de que entraramos y Umji cerrara la puerta con llave.
Unos segundos después, vimos a Christian llegar al porche a través de una de las pequeñas ventanas de la puerta, pero el tipo no se atrevió a tratar de entrar a la casa. Pero sí nos dio una mirada de odio antes de irse por donde vino.
Jeongin y yo teníamos un aspecto horrible. Él estaba sudado y tenía la cara roja como una manzana. Y yo tenía la cara como un Cristo, y las heridas me ardían por la caida del sudor.
Umji no tenía muy mal aspecto, para no ser tan atlética, había llevado muy bien la carrera.
Me volví, para contemplar la gran sala que tenía a mis espaldas.
No sé porqué Umji nos habrá metido aquí, pero estoy seguro de que no había sido una buena idea. De seguro pensarían que éramos ladrones puesto que la sala de la casa brillaba como ninguna otra que hubiera visto. Habían candelabros colgando por todo el techo haciéndolo brillar por el reflejo de las velas falsas que los iluminaban, además de unas enormes escaleras con dos tramos que iban de un lado a otro de la sala, y para rematar un comedor enorme de madera que lucía tres enormes arreglos de flores frescas.
-Wow- dijo Jeongin antes de que yo pudiera decir nada.
-Si- dije rascandome la nuca-. Sí, es bastante wow.
Umji se veía incómoda. Mordía sus uñas acrílicas mientras miraba al comedor. No parecía muy sorprendida por el brillo a su alrededor.
Jeongin tomó uno de los adornos que reposaba en un recibidor y la examinó, mientras yo veía las enormes pantallas Led que mostraban imágenes de Animal Planet. Toqué uno de los botones del TV y se cambió a History Chanel.
-Hey, hey, hey- dijo Umji jalandome del brazo y apartándome de la TV-. Parecen niños de 5 años, ¿Podrían no tocar nada?
Jeongin se volvió y dejó el pequeño reno de cristal en el recibidor.
-Tiene razón- dijo el menor mirando la hora-. No es nuestra casa, debemos irnos.
Umji se llevó por undécima vez las uñas a la boca.
-¿Estás bien?- dije acariciando ligeramente su cabello-. Ya se fueron Christian y los otros dos, todo estará bien, no tienes que estar nerviosa.
Me miró con expectación.
-No es eso...- tomó el control del TV y lo apagó. Se sentó en uno se los sofás y se quitó el abrigo.
-¿Entonces?- pregunté sentándome a su lado.
Suspiró y se masajeó la sienes por unos segundos.
-La casa a la que me llevaste no era mi casa... Esta es mi casa.
Miré a Jeongin, y luego a Umji y de nuevo a Jeongin.
-¿Estás bromeando, cierto?- dije tratando de entender la situación-. Si vivieras en esta casa no estarías en un colegio público.
La chica me miró con recelo.
-No quiero que me creas. Pero no me iré con ustedes porque esta es mi casa. Ustedes pueden irse si quieren.
La miré serio.
-Umji, hablo en serio. Si nos ven aquí será un desastre, además...
Se escucharon unos pasos al pie de las escaleras, muy tenues pero fueron una alarma para mí y para Jeongin.
-Umji, tenemos que irnos, ahora.
La chica no se movió del sillón y me miró con cara divertida.
Un hombre sumamente alto y fornido se recostó sobre la baranda se las escaleras, en medio de la sala.
"Genial, estamos jodidos". Pensé mientras veía a Umji de reojo.
-Hija- dijo el hombre con cara sería-. No me dijiste que tendrías... Compañía.
El hombre frunció el ceño mientras nos volvía a mirar a mí y Jeongin. Y cuando miré su característica expresión lo reconocí.
Era Kim Hosik, el actor más famoso de toda Corea.
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«Little Things» |FELIX|
Fiksi Penggemar°Felix sufre de síndrome de abstinencia, y necesita pedir la ayuda necesaria para lograr vivir una vida de adolescente común y olvidar aquel estruendoso accidente. ☀️Capítulos Cortos☀️