Chapter Six

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Sabe mi nombre. Lee Felix.

Miré hacia afuera, y me encontré con un Felix arrinconado en la banca del frente, abriendo un paquete de galletas del montón que había comprado.

-Ya veo- dice Jay, que estaba a mi lado, limándose las uñas-. Lo has estado mirando desde que entró a las tienda, Jeongin. Eres demasiado evidente.

-No es cierto- dijo mirándolo de nuevo por accidente-. Bueno, tal vez... Pero tú haces lo mismo con su amigo Chan.

-Eso es totalmente no cierto- dijo mintiéndose la lima de uñas en el bolsillo y volviendo a una estantería, para acomodar el desorden que Felix había dejado-. Sabes que no me gustan los tipos como él.

-¿Y como es él?- le pregunto a la muchacha, quien me miraba con exasperación-. ¿Un masculino tóxico o algo así?

-Más o menos. O esa es la vibra que percibo en él, tal vez- dice terminando de acomodar un paquete de gomitas-. Los tipos como él solo quieren a una mujer que esté ahí siempre para tener sexo y se olvidan de ellas cuando se van por alguna otra. Pero si una los engaña, andan diciendo por todo el instituto que eres una zorra.

-¿Y como lo sabes tú? ¿Lo conoces?

-No a él, pero si a su amigo, Han- hubo una fugaz tristeza en su mirada-. Él me hizo exactamente lo que te acabo de describir. Por eso todos en este basurero dicen que soy una zorra.

Hubo un momento de silencio de parte de los dos. Hasta que ella lo rompió.

-Por eso no te conviene meterte con Felix, Jeongin. Lo único que va a hacer es perjudicarte.

La miré con cara de pocos amigos.

-Tal vez él sea diferente. No puedes saberlo, Jay- mi voz bajó hasta convertirse en un susurro.- Él no parece de ese tipo.

Ahí, en la banca donde estaba, parecía aún un niño. Comiendo de una en una las pequeñas galletas Oreo que había comprado.

-Además del escándalo del baño, claro- dijo la muchacha sacándome de mis pensamientos. Había dejado de acomodar las estanterías y ahora ponía toda su atención en mí.

-¿Qué? ¿Escándalo?- Abro la caja registradora para acomodar los billetes.

-¿No lo sabes?- Jay me miró con sorpresa- Cuando dices que casi no tienes amigos lo dices en serio- la muchacha lo decía más por lástima que por mala intención.

Un leve suspiro se escapó de mi pecho.

-Solo dímelo de una vez.

-Dicen que se metió al baño de chicas sin permiso para espiarlas. Anda el rumor de que es un degenerado- la chica subió la pequeña tabla en la entrada del cubículo detrás del mostrador donde estoy, y se sentó en un banquito a mi lado-. Podría ser un violador o algo así.

-Jay, ¿que no lo ves?- Señalo con la mano al muchacho fuera de la ventana-. Tiene carita de ángel. No creo que una persona que se ve tan decente podría ser un degenerado, ni mucho menos un violador.

-No puedes saberlo. Ha habido muchos violadores famosos cuyos conocidos aseguran que era un "Pan de Dios", y ellos terminaron siendo violadores y asesinos seriales.

Tuerzo los ojos.

-Tal vez solo entró al baño de chicas por una emergencia. Recuerda que el baño de chicos está en el segundo piso. Cosas así ya han pasado y siempre han sido mentira- Miro hacia la ventana con mirada nostálgica, y comienzo a pensar. ¿Qué tal si Felix no...?

-¿Te preocupa algo?- preguntó la latina leyéndome el rostro-. Pareces angustiado por algo...

Mi mirada no se apartó del chico sentado en la banqueta ni por un segundo.

-¿Que pasaría si... él no fuera gay?- pregunto rascándome la nuca-. Tal vez pensaría que soy un bicho raro o...

-Él es totalmente gay, Jeongin- la muchacha tomó un paquete de gomitas del mostrador y las abrió. Frunzo el rostro en una mueca, al ser su jefe, todo lo que ella consuma va a mi cuenta-. Créeme, las mujeres tenemos un sexto sentido para darnos cuenta de esas cosas.

-Los hombres gays también lo tenemos, amiga- digo, también tomando unas gomitas-. Y no lo sé. Parece un poco... afeminado. Pero no tanto. Tal vez sea solo uno de esos chicos a los que les guste arreglarse.

-Pues tu gaydar está oxidado, Jeongin- la chica se levantó del banquito y salió de nuevo del cubículo-. Porque ese chico es más gay... que tú. Y eso es decir mucho.

Tuerzo los ojos de nuevo. Hago eso todo el tiempo mientras hablo con Jay.

-Bueno, no puedo saber eso. Ni tú tampoco- vuelvo la vista a la caja registradora-. Lo único que sí sé es que me encanta el tal Lee, y...

La campana de la entrada de la tienda sonó con un fuerte chirrido, como si me estuviera gritando que me callara.

En los pocos segundos en que había vuelto mi mirada hacia el mostrador, el chico que había estado sentado en la banca se había movido, y ahora estaba justo frente a mí. Mirándome con cautela.

-Ehmm...- se rasca la nuca con expresión irritada- ¿No tienes idea de si dejé mi teléfono aquí? No lo encuentro por ninguna parte.

Fue como si mis manos se hubieran congelado. Me quedé totalmente paralizado donde estaba.

-Ehm, no lo sé- dijo Jay después de que yo no pudiera responder, llevándose un push pop que acababa de abrir a la boca-. Jeongin, ¿porqué no revisas en tus bolsillos, a ver si encuentras algo ahí?

¿Revisar en mis bolsillos? ¿Qué...?

Metí una de mis manos en los bolsillos del delantal, y pude sentir una fría y dura superficie. La pantalla de un celular.

Lo saqué lentamente y se lo entregué al chico frente a mí.

-Ehm, no sé...

-Jeongin lo encontró en esa estantería mientras acomodaba tu desastre- dijo Jay metiendo las manos en los bolsillos-. Y lo guardó porque sabía que era tuyo.

El chico sonrió por un segundo, y pude ver una especie de brillo en su mirada.

-Gracias, Jeongin... es muy lindo de tu parte.

Dijo esto último y se fue, dejándome con la boca abierta y sin palabras.

-Oye, hay moscas, cierra la boca- dijo la chica a mi lado riéndose a carcajadas-. ¿Lo viste? ¿Viste eso?

Volví de golpe a la realidad, y me senté en el banquito que tenía detrás.

-¿Si vi qué?

-A Felix, idiota- dijo saliendo del mostrador y poniéndose justo frente a mí-. El tipo estaba más sonrojado que un maldito tomate.

«Little Things» |FELIX|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora