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Era una hermosa mañana en RoyalWoods, el silencio estaba dominando sus calles y las habitaciones de aquella enorme casa hasta que finalmente una alarma se hizo notar, logrando despertar a un hombre mayor. Aquel hombre frotó su cabello viendo la hora en el despertador, logrando percibir que ya era bastante tarde, sus ojos se abrieron como platos tirando cada sabana de la cama hacia el suelo, al quererse levantar hizo que se cayera al frío piso de su hogar por culpa de las sábanas.

—¡Ahh!— Gritó el padre de once niños, rápidamente su esposa despertó levantándose para igualmente caer entre sábanas enredadas entre sus pies. —Se hace tarde para la escuela.— Dijo el señor Loud entre un quejido de dolor.

El silencio había sido invadido por un sartén que estaba siendo fuertemente golpeado con una cuchara. —¡Arriba todos!, van a llegar tarde.— Gritó con su mejor voz el señor Lynn Loud, haciendo que las siete niñas salieran de sus habitaciones adormiladas.

—¡Hey Hey! No pueden ir en pijama.— Ambos padres devolvieron a las pequeñas gemelas a su habitación antes de que bajaran al primer piso. —Lucy, no puedes ir con tu pijama deprimente.— Dijo el padre de la gran familia generando que la que tenía parecido a Merlina Addams volviera a su habitación, entre todas las demás hermanas salieron ya vestidas. —No puedo ver nada...— Dijo Lisa saliendo a su habitación golpeándose con un gran muro. —¡Cielo!, ¿estás bien?— Rita Loud preguntó a una de sus hijas menores colocando las gafas a la de cabello desorganizado. —Lo estoy, pero acabó de tener una observación científica.—

—Después me puedes hablar de eso cielo, muy bien, ¿ya estamos todos?— La rubia comenzó a contar a sus hijos sin contar a Leni, Lori ni a Lily, ya que no estaban en la casa en ese momento.
—¡Lincoln!— Gritaron al unísono ambas cabezas de la familia, el peliblanco salió de su habitación ya preparado dando ligeros saltos.

—Verán, estar en la casa Loud es...— Fue interrumpido por su madre, quien rápidamente hizo que bajara las escaleras. —No hay tiempo para eso.—
—De acuerdo, yo hago el almuerzo y tú haces el desayuno.— Dijo el señor Lynn mientras colocaba 18 rebanadas de pan en la mesa y comenzaba a colocar rápidamente con sus manos mantequilla de Maní y jalea en la mitad de cada pan, desparramando todo, mientras tanto la señora Loud rápidamente servía cereal con leche en ocho diferentes platos.
—Tenemos esto controlado cariño, creo en nosotros.— Sí, la cocina Loud era sin dudas un lugar bastante desastroso.

—De acuerdo, tengan su almuerzo para la escuela.— Dijo el señor Loud comenzando a repartir los sándwiches mal hechos de mantequilla y jalea.
—Desayuno, bolsa, desayuno, bolsa, desayuno, bolsa.— Repetían como una grabadora ambos esposos repartiendo el desayuno a cada uno de sus hijos.
—Todos arriba de la vanzilla.— Cuando el señor Loud abrió la puerta de su hogar, logró percibir que ahí estaba su hijo de otra familia, mejor dicho, el mejor amigo de Lincoln, Clyde. —¡Feliz sábado!—¿Saba qué?—

—¡Nooooo!— Gritó desgarradamente la mamá de los once niños, quien parecía que había sido atacada por un oso hambriento minutos antes. —Bueno, esa era mi observación científica...— Dijo Lisa haciendo una pequeña mueca de orgullo, mientras tanto los demás Loud reprochaban yéndose cada quien hacía alguna parte de su hogar o volver a sus habitaciones.

—Muy bien, aún sea sábado, tengo que ir al auditorio del centro a inscribirme a mi campeonato de Béisbol, me hace falta un premio y esta repisa estará completa...— Dijo Lynn Jr señalado su repisa de premios, donde había gran variedad de deportes, natación, béisbol, fútbol, etcétera.

—¿Y piensas pedirle ayuda a papá? Volvió a caer en las dulces garras de un sueño pesado que te conducen a la soledad de soñar.— Dijo Lucy hacía su hermana mayor mientras la deportista negaba con la cabeza, la misma se colocaba su gorra de la suerte mientras veía a su hermana pálida. —Iré sola, creo que conozco el camino hacía el Auditorio, así que no será complicado.— Dijo guardando un par de cosas en una de sus mochilas. —Pero no conoces aquella zona, recientemente la están agrandando y te vas a perder.— Dijo con voz pesimista la de cabellos azabache mientras peinaba el cabello de su extraña cabeza de vampiro falsa.

G R I Z Z L I E SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora