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Narra Lynn:

Después de una hora de viaje, finalmente llegué a la casa de Emaline, aunque no estaba muy lejos. Me había perdido en una de las calles, pero afortunadamente ahora estaba en el lugar correcto. No fue la mejor idea irrumpir en casa de alguien a las cuatro de la mañana. Miré a mi alrededor, considerando mis opciones antes de tocar el timbre, posiblemente si lo hacia despertaría al padre de Emaline, sacaría su escopeta y sería mi fin. Levanté la mirada y logré ver la ventana de su dormitorio, haciéndome sonreír. Estaba arriesgando mucho, incluso toda mi dignidad, mi hermoso rostro y por supuesto, mi vida.

Haciendo caso omiso de esos pensamientos, comencé a trepar a un árbol que bordeaba su ventana. Una vez que llegué, visualice su habitación, no me habia equivocado. Pero ella no parecía estar en su cama, dudablemente golpeé la ventana con la esperanza de llamar su atención. Segundos después, salió del baño adjunto a su habitación. Parecía sorprendida y preocupada, se apresuró a abrir la ventana.

—¿Que haces aquí? ¿Estas loca?—Me tomó del brazo ayudándome a entrar a su habitación, agradecí pues aquella rama en cualquier momento podría romperse. —Loca por tí, si. —Lynn Swag. Ella me miro con mala cara por el comentario, al menos esperaba una buena razón. —Bueno, no podía dormir.. Se que debo darte tú espacio para que pienses pero no puedo dejar de pensar en tí.—Se me salió el comentario dulce, tome sus manos dejando entre ellas mi pelota de la suerte.

—Descuida, no va a explotar.—Dije, eso generó que una pequeña carcajada saliera de ella, mi corazón dio un vuelco de felicidad al volver a escuchar su risa. A pesar de conocerla realmente poco, ella me gustaba y mucho. —Bueno... Es cierto, no explotó. —Dijo ella con voz dulce, nuestras miradas se conectaron un par de segundos, el silencio era cómodo a pesar de la situación.
La luz de la luna brillaba directamente sobre su rostro, resaltando sus bonitos rasgos, sus labios, sus ojos incluso me parecían cada vez más hermosos. Trate de aclarar mi mente pensando que decir o hacer, pero me encontraba congelada, solo podía apreciar su pijama que hacia resaltar su figura.

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—Escucha, yo debo disculparme una vez más contigo, se que eso no cambiará nada... Pero quiero...—Emaline interrumpió a Lynn antes de que continuará hablando, sus labios se unieron junto con los de la oji verde, acariciando su mentón y mejillas deslizando sus manos hasta el cuello contrario. Sus labios a los pocos segundos se habían sincronizado volviendo a conectarse.

La atleta colocó dos de sus manos sobre la cintura contraria, dando breves caricias hasta subir por las curvas de su abdomen, su pijama facilitaba el tacto, Lynn apegaba el cuerpo contrario tratando de mantener el calor entre ambas, el beso se iba intensificando conforme se iban acercando. El toque era casi hipnótico mientras continuaba explorando el cuerpo contrario. La intensidad de sus besos creció, su respiración se volvió más pesada y laboriosa a medida que se perdían en el momento, Emaline iba retrocediendo cortos pasos conforme aquellos besos se iban amplificando, la susdicha fue suavemente recostada sobre el colchón con ayuda de Lynn, la atleta se posicionó sobre ella, deslizando las manos que tenía en su cintura por todo su cuerpo hasta dar con su cuello y mentón.

Se separaron por un breve momento, ambas recuperando el aliento.
Una pequeña risa salió de ambas al momento de verse, se habían extrañado y eso era notorio, Lynn con su dedo pulgar acarició sus labios mirando las expresiones de la Grizzlie. La luz de la luna reflejaba sobre la oji avellana, era un momento que Lynn quisiera memorizar. El silencio comenzaba a llenar la habitación conforme pasaba el tiempo. La atleta dejó pequeños besos sobre el rostro contrario siendo cuidadosa, por último dejó un último beso sobre la comisura de sus labios conectando su mirada nuevamente con la de Emaline.

—Te amo, Emaline.—Soltó, las pupilas de la mencionada se habían dilatado al escuchar aquellas palabras, pues no creía capaz de escuchar esas palabras salir de Lynn. —Te amo.—Volvió a repetir dejando sin palabras a la menor, quien solo podía sonreír sintiendo felicidad al escuchar aquello. —También te amo...—Devolvió la misma frase que tenía tanto impacto en ellas, Lynn sonrió dejando ver su hermoso hoyuelo, volvió a besar sus labios, un trofeo no valía lo que Emaline la hacia sentir.

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Quería darle mejor final pero a la vez ya quería terminarlo, me estuve sintiendo sola durante estos días entonces no encontraba una manera ideal de como darle un buen final. En fin, probablemente cuando entre en edición agregue algunas cosas.

También para decirles que gracias por leerlo, los aprecio mucho a aquellos que escriben comentarios, estoy escribiendo una segunda historia de Jenna y Emma para aquellos que quisieran leerla <3

G R I Z Z L I E SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora