15.- Estados unidos - L.A baby.

986K 68.9K 42.6K
                                    

Luego de entregar los boletos y la revisión pudimos entrar al avión, las maletas estaban facturadas y Nate miraba de un lado a otro buscando quién sabe qué.

—¿Qué haces?

—Busco el asiento.

—Pero están aquí —señalé los asientos que claramente decían el número que nos tocaba.

—Ah, ya sabía.

—Vas a la ventana —reí rodando los ojos mientras esperaba a que se siente.

—¿Puedes ir tú? —me preguntó evitando mi mirada, yo tomé aire y asentí entrando primero. El chico sonrió y se sentó también.

La azafata salió en cuanto todos estaban listos para ignorar el cómo debíamos comportarnos en caso de un accidente aéreo. Pidió que apagáramos los teléfonos al final de todo y todos obedecieron.

Nate estaba inquieto, no era la primera vez que viajaba en avión, pero por lo que contaba, la ultima vez que lo hizo estaba pequeño.

—No va a pasar nada, relájate —sonreí escribiendo en mi laptop. Ya habíamos despegado y nuevamente esa voz había avisado que podíamos usar los portátiles.

Me había puesto con la historia y esperaba que la curiosidad de Nate no molestara en ese momento, felizmente se había quedado dormido y estaba en paz. Al lado de Nate, un viejo bonachón me contaba la historia de cómo había conocido a su amada "Cleodette".

Era simpático, pero muy hablador.

—¿Cuánto falta para aterrizar? —susurró Nate medio dormido.

—Queda una hora y media —murmuré viendo el reloj que estaba en el asiento.

—¿Y viste ese muro con muchos candados en París? Cleo y yo fuimos de los primero en iniciar eso.

—¿Y dónde está su esposa, señor? —preguntó Nate estirándose un poco.

—Mi amada falleció hace un par de años —sonrió de lado y un Nate cabizbajo le respondió.

—Lo siento, de verdad sé lo que siente.

¿Cómo que sabes, Nate Collins?

—Tranquilo muchacho, que el recuerdo queda conmigo. Voy a visitar a mi nieto, está graduándose. Debe tener su edad.

—Me alegra mucho, él debe estar muy feliz de tener un abuelo como usted —sonreí cerrando la laptop.

—Más le vale, soy la mejor persona que pudo conocer —bromeó tomando un poco de su café y yo reí.

—¿Le molestaría si nos tomamos una foto con usted? Será el primero en la pared de fotos.

—Sería un honor.

Entonces el viejo Gregory se tomó una foto con dos completos desconocidos. Que hacían caras graciosas en la foto, por cierto. Y conversamos mucho más con él durante la hora y media de camino faltante.

—Ustedes chicos me han caído muy bien, estaré los próximos días aquí y luego volveré a Canadá, si me necesitan o conocen a alguien, llámenme —se alejó luego de darme una tarjeta. Ya habíamos aterrizado y esperábamos la moto que Nate había rentado.

—¿Gregory Maxwell dueño de Bristol Company?

—¿El dueño de la productora?

—¿Cómo no te diste cuenta antes, Nate?

—Yo estuve dormido la mitad de su historia, ¿cuál es tu excusa? —preguntó cruzando los brazos.

—¿Señor Collins? Su motocicleta está lista en el hotel —anunció el chico que nos había entregado las maletas minutos antes.

True ColorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora