25.- Ciao Verona.

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—Oh no, no sé si pueda hacer esto —tomé aire y comencé a caminar.

—Uhm, Abs. Ya estamos aquí, no puedes echarte para atrás.

Sonrió mientras bajábamos del tren.

—Esto es tan... —me tapé la cara y tomé aire de nuevo.

—Vamos Chispita, no puede ser tan malo. Es tu familia.

—No es eso, Nate. Es que no es solo el hecho de que voy a llegar luego de un año a mi casa, es que voy a llegar con un chico que no es mi novio a decir, "Hola familia, he estado viajando junto a este muchacho durante estas semanas" y... No conoces a mi familia. Van a armar todo un escándalo y van a terminar emparejándonos aunque no seamos nada.

—Bueno, eso podemos arreglarlo —Nate tomó mi mano y se arrodilló haciéndome girar alrededor mirándolo confundida— Abril Rizzo, Black o como rayos sea tu apellido. ¿Quieres ser mi novia falsa durante nuestra estadía en Italia? —y me sonroje levantándolo del piso.

—¿Estás loco? Si llegas como "mi novio" te van a atosigar de preguntas, y mi padre se volverá loco. Si por él fuera, ya estaría recibiéndome como monja en la parroquia de las Carmelitas —Nate empezó a reír y negué— No bromeo. V-vamos a... Vamos a decir la verdad. Ya me encargaré yo de hablar con mi madre. Si convenzo a la mamma, todo estará bien. Lo que la mamma dice, se hace.

Intenté convencerme y mordí mi labio mientras caminábamos. Y la tortura empezó.

—«Ciao, princippessa» —habló una señora abrazándome y depositando dos besos sobre mis mejillas.

Y así fue con alrededor de diez personas. Cuando llegué a la puerta de la casa, Nate me miró.

—¿Esta es tu casa? —yo asentí mirando hacia abajo.

—¿Y me dices niño rico? ¡Descarada!

—Perdón, en tu casa viven ocho personas y hay habitaciones para trece. Mi casa es grande sí, pero la familia es mucha. Así que atente a las consecuencias.

Lo miré y asintió. Toqué el timbre y... Sí estaba equivocada. La tortura recién empezaba.

—¿Topi? —habló la chica que era idéntica a mí— ¡Mamma mía, Abril eres tú! —chilló saltando sobre mí para abrazarme, sonreí y correspondí el abrazo.

—Hola Zoe.

—¿Cómo? ¿Cuándo? —volvió a chillar mientras saltaba agarrada de mis manos.

—Recibí los mensajes y... Alguien me animo a venir —hablé mirando a Nate, que sonreía.

—¿Tú eres Nate, verdad? —sonrió mi hermana señalándolo. Nate asintió tímidamente y bajó la cabeza— ¿Mi hermana te comió la lengua o qué? —habló codeándolo, yo bufé y ella empezó a reír— ¿Viste Abs? ¡Sé hacer chistes estúpidos como los tuyos! ¿Entiendes? ¡Porque tu eres topi, y el ratón le comió la lengua! —rio golpeándome.

—Vaya, veo que eso es de familia —murmuró Nate haciéndome reír.

—No querido, eso viene de ella. Solo ella hace chistes así.

—No le hagas caso, Nate.

—Wow, son tan parecidas y diferentes a la vez —habló un poco más tranquilo.

—Y que lo digas —hablé al unísono con mi hermana y los tres reímos.

—¿Y los demás?

—Bianca y Luca están en la escuela, mamá y papá en el hospital con Mati y los demás están adentro.

—¿Entramos? —miré a Nate y él asintió.

True ColorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora