18.- México - Mario, Mario, ¡Mario!

904K 69K 74.6K
                                    

—¡Perdón! —solté tratando de limpiar su camisa, pero solo lo estaba ensuciando más.

—«Tranquila, tranquila» —creí entender mientras sonreía y recogía los pedazos de la taza rota.

—¿Puedo uhm... Ayudar? —hablé en español tratando de no hacer el ridículo en cuanto a pronunciación.

—Todo está bien —me habló en inglés haciendo que sonría de lado.

—Perdóname, soy muy torpe —reí nerviosa jugando con los dedos.

—Me ha pasado antes, tranquila —rio terminando de recoger los pedazos— Que tengas un lindo día —me sonrió mientras se alejaba con dirección a la cocina.

Suspiré y sonreí.

¿Nunca les pasó ese pequeño enamoramiento de estación de tren o bus?

Estaba sintiendo exactamente lo mismo.

—Nate, era tan lindo —hablé desparramándome en la cama mientras miraba el techo.

—Bien por ti, ¿le preguntaste su nombre? —preguntó escribiendo algo en su laptop.

—No, no tuve tiempo —suspiré exageradamente— pero lo averiguaré —me senté en la cama y sonreí.

—¿Estás loca? Es un extraño.

—Pero es un extraño bonito —sonreí tontamente enredando mis dedos en la sábana.

—Como sea, ¿bajamos a comer o qué? —preguntó cerrando su laptop.

—Sí, a ver si nos topamos con el mesero lindo —aplaudí emocionada y lo jalé hacia la salida.

—Que sepas que no voy a servirte de cupido o alguna tontería de esas —habló saliendo del ascensor junto a mí.

—No te necesito. Oh, Nate. ¡Es él! —golpeé su brazo repetidas veces y sacudí su camiseta jalándolo "disimuladamente" a la entrada.

—Déjame, bájale tres a tu histeria Chispita —se quejó acomodándose la chaqueta.

—No me estás ayudando Nate —caminé a la mesa tratando de actuar normal.

—Bienvenidos a México, ¿qué desean ordenar? —preguntó el chico, su acento de ingles era tan...

—Abby, ¿qué vas a pedir? —preguntó Nate tapándose la cara.

—Ah... Eh... Yo —abrí el menú y entrecerré los ojos— ¿T-tacos? Sí, quiero tacos, por favor —sonreí nerviosa. Estaba haciendo el ridículo.

—Yo también —habló Nate naturalmente. ¿Cómo podía hacer eso? ¡Lo tenía al lado!

Oh claro, él es hombre.

Mario, ¡Su nombre era Mario! Lo decía en su chaqueta. Oh, Mario.

—Gracias, Mario —sonreí mientras él se alejaba, pero giró a verme y sonrió— ¿Viste? ¿Viste lo que hizo Nate? —le pregunté al chico jalando su camiseta y su cabello.

—Abby, grita más fuerte, en el décimo piso no han oído tu clara desesperación —soltó dejando su celular en la mesa.

—¡No es desesperación! Es decir... —jalé a Nate y rodeé mi brazo por delante de su cuello y lo jale hacia mis piernas— Míralo, ¿no es lindo? —suspiré abrazando mas fuerte a Nate.

—Abby, me estás ahorcando. ¡Me falta el aire, loca! —se quejó soltando mis brazos de su cuello y se incorporó en el asiento.

—Qué tonto eres. No muestras felicidad por mí.

True ColorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora