Castigo

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Había cinco láseres apuntándole, en cuanto se había acercado lo suficiente a la Bestia Divina, cuatro láseres rojos y parpadeantes le apuntaban al pecho, como si de alguna manera supieran que ahí se encontraba toda su vulnerabilidad.

Él era rápido, Hylia sabía que lo era, pero esa desagradable criatura estaba diseñada a hacerlo caer, sus armas hacías parecer sus intentos por esquivar y luchar de vuelta como si él fuera una simple cría aprendiendo a volar y sostener un arco al mismo tiempo, la lluvia de flechas que le disparaba en su dirección eran destruidas muchísimos antes de siquiera acercarse a él.

Su respiración pronto se volvió errática, desesperada, su pico abierto en un intento por jalar el aire que todo su cuerpo necesitaba mientras que sus dedos intentaban embarrar el ungüento sobre las heridas sangrantes, desesperación y miedo empezaban a nublarle la vista mientras trataba de encontrar una forma de poder tener una oportunidad por lo menos.

Hasta que pasó.

La criatura apareció en todo su repugnante esplendor delante de él, su ojo brillante mirándole fijamente hasta que un dolor inimaginable se le disparó desde el costado, dejando un olor a piel y plumas quemadas que le siguió hasta que la obscuridad, alabada sea, le consumió.

Revali se sentó de golpe con un jadeo y los ojos más abiertos de lo normal mientras presionaba su ala a su costado, intentando encontrar la sangrante herida de lo que había quedado de tejido que había visto hace un par de segundos, el miedo de tener a la criatura cerca de él nublándole el juicio por completo.

—¿Estás bien?

Con un pequeño salto miró hacia un lado, encontrando a Zelda mirándole con los ojos llenos de preocupación mientras intentaba pensar en cómo ayudarlo; Link estaba un par de pasos atrás de ella, mirándolo con aun más preocupación mientras que el resto de los campeones le miraban con casi la misma expresión que Zelda.

—Estoy... bien, —dijo tras calmarse un poco, levantándose y moviéndolos lo más gentilmente que pudo a un lado para salir de ahí, dirigiéndose al puente más alejado del lugar.

—Creo que eso responde tu pregunta, Zelda, nos pasa a todos —Urbosa dijo suavemente, viéndolos a ella y Link suspirar.

¿Y quién podía culparlos?

Revaii no regresó hasta cuando todos estaban por terminar el desayuno, el Orni traía una expresión de no querer hablar nada sobre ello mientras caminaba hasta la mesa que el Zora le señalaba, sentándose con esa misma expresión y empezando a comer el pescado asado que le ofrecían sin decir nada.

Lo entendieron, a pesar de que Revali había sido algo molesto y les había hecho desatinar más de lo que los había hecho sonreír, era su amigo y los seis habían formado un vínculo fuerte de confianza y amistad que no se rompería tan fácilmente; Revali no estaba exento, había llegado a ser tan cercano como cualquier otro.

—¿Por qué llegaste al castillo, Sidon? —Zelda preguntó mientras se encaminaban hacia la salida después de que el rey les había dicho eran bienvenidos en cualquier momento y prometido que sus doctores les visitarían para ayudarlos.

—Vimos el rayo que disparó Ruta y eso nos hizo prestar atención a lo que pasaba en el castillo, por eso vimos a la bruma desaparecer —dijo con una sonrisa—. Asumí que Link había ganado y decidí ir, estoy feliz de haberlo hecho.

Link se rio mientras se rascaba la cabeza de manera avergonzada cuando el príncipe le dio un leve codazo, no notando como Revali los miraba con la ceja levantada.

—Es una lástima que el desierto esté rodeado por esa cordillera, no pudieron verlo, solo a Naboris disparando —Urbosa comentó con una leve risa.

Hope World [Revalink]Where stories live. Discover now