Unión - Ray x Norman [HIATUS]

1 - Reinicio.

Norman llegó el martes acompañado de un oficial a una gran casa que le parecía familiar, sin embargo no le agradaba del todo.
Cargaba una gran maleta con varias de sus pertenencias, aunque la mayoría prefirió dejarlas en su "casa"

Una joven mujer de cabello azabache atados en una alta y larga coleta corrió a abrazarlo después de que el oficial se retirara haciendo que el pequeño soltara su maleta sin hacer ninguna clase de gesto.

Desde hacía días que no expresaba nada y su pálida piel tenía muchas marcas, bajo sus ojos tenía un color púrpura con pronunciadas ojeras, sus ojos estaban perdiendo brillo además de estar rojos e hinchados.

- Lamento todo por lo que has pasado mi niño- dijo la mujer apretando con mucha fuerza al albino.
- Sí- Respondió desganado.
- La has tenido complicada- continuó.
- Sí- Siguió respondiendo únicamente.
- Ahora estarás conmigo, no pienso dejarte- siguió intentando reconfortarlo.
- Es...tá bien- Cambió la respuesta mientras unas cuantas lágrimas brotaban de sus ojos mismas que fueron limpiadas por la mujer.

Aquella mujer era su tía, Bárbara.
Era la hermana menor del padre de Norman, llevaba mucho tiempo de que el niño no la veía ella también estaba muy afectada por la muerte de su hermano y cuñada, pero debía mantenerse fuerte por el pequeño, que ahora ella era lo único que le quedaba.

Bárbara llevó al ojiazul a su respectivo cuarto mismo que estaba adornado de una manera muy acogedora, tenía una cama de madera pintada de azul con una colcha del mismo color pero en un tono más oscuro, La pared estaba pintada de amarillo sin contar la gran lámpara que adornaba el foco, también había una lucecita de noche, una caja de juguetes y un armario lleno de ropa y más cosas.
Estaba completamente limpio y con notas de fragancia a gardenia, la flor favorita de Norman.

Eso le subió el ánimo a Norman, quizá no todo sería tan malo como pensaba.
Y aunque solo tenía 6 años mantenerlo contento no era tan fácil como con otros niños y eso lo tenía su tía muy en claro.

- Tía, ¿Cuándo ire a la escuela?- La mayor no se sorprendió demasiado por su pregunta.
- La próxima sema- Fue interrumpida a mitad de su diálogo.
- ¿No puede ser más pronto?- Dijo rápidamente.
- ¿No quieres descansar un poco? Acabas de pasar por algo muy fuerte- Intentó razonar con él aunque sabía que sería inútil.
- Precisamente por eso quiero entrar antes. Quiero distraerme porque... Los extraño mucho y yo quiero cumplir la promesa de estar feliz la mayoría del tiempo, no puedo llorar más- Cerró su puño con mucha fuerza conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir de sus nuevamente cristalizados ojos.

Su tía estaba muy feliz con la actitud de su sobrino así que dejó de actuar de manera tan consoladora y se acercó a él para abrazarlo y cargarlo rápidamente.
- ¡Ese es mi sobrino! Ah~ eres tan tierno, los dos saldremos de esto, lo verás, haré lo posible porque entres lo más pronto a la escuela, ¿Mañana te parece bien?- el pequeño asintió con suavidad mientras las lágrimas paraban.

- Bien, pequeño. Vamos a comer, después vamos a la escuela y te compro útiles y lo que quieras, ¿Sí?- Bárbara lo dejo un rato a solas después de aquel momento, mientras servía la comida, pues la mesa en sí ya estaba preparada.

El albino suspiró aliviado y sonrió por primera vez en días. Su vida se había derrumbado, pero era hora de construir una nueva, no todo sería simple pero, estaba seguro de que algo lograría.
Porque aún tenía a alguien, su mundo no se acabó por completo.

Cambió su ropa ya algo percudida por una playera a rayas y un chaleco azul marino junto con unos pantalones beige y unos zapatos oscuros.

Lavo su cara y se peinó un poco, bajó al comedor dónde su tía lo esperaba y comieron tranquilos lo que su tía preparo con mucho cariño.
Carne con una ensalada rusa.

Después de comer, la de cabello azabache llevó al menor a la que sería su nueva escuela dentro de poco, era algo grande y la verdad parecía agradable, había un gran patio, muchos salones ¡y una biblioteca enorme! Solo habían pequeños detalles pero no muy relevantes para el, estaba ansioso aunque no lo demostraba demasiado. Él y su tía llegaron a la dirección, lugar dónde su mayor le pidió que esperara mientras hablaba con la directora.
Pasó un rato y nadie salía de ahí, se estaba preocupando un poco porque antes había escuchado varios gritos, esperaba que nada malo hubiera pasado hasta que su llamado fue escuchado y la mujer salió de la habitación muy despeinada alzando en alto un documento para que fuera recibido al día siguiente.
- Listo~- Sonrió orgullosa.
- ¿Qué hiciste?- Preguntó intentando ver al Interior de la oficina que Bárbara se esforzaba en cubrir- ¿La golpeaste?- Dijo algo asustado.
- No, eso es ilegal y... Quizá deberíamos correr- Tomó la pequeña mano de Norman y caminó rápidamente con él, era obvio que no cruzó extremos tan grandes... Pero si le dio uno que otro grito o zape a la directora, no era la persona más tranquila y eso lo aceptaba, aunque tenía excepciones.

Volvieron a casa solo para ir en el carro al mercado donde comprarían los útiles del pequeño ya que el lugar estaba un poco lejos y después de alrededor de una hora llegaron a un gran mercado con cosas de cualquier tipo, muy colorido pero igual con mucho ruido, cosa que irritaba al albino.

Entraron a un local grande que al parecer era una papelería donde la de coleta sacó una lista y se la entrego al pequeño para que eligiera lo que quisiera, que fuera de la lista claro, mientras ella lo seguía.

El niño pasaba por muchos pasillos buscando lo que decía la lista viendo los precios y comparándolos para ver qué convenía más, todo un prodigio.
Eligió varias cosas, la mayoría con un patrón específico de colores como "azul, amarillo y blanco" al igual que varias tonalidades pastel.
También pidió una mochila algo sencilla con broches de distintas cosas, la mochila era de color negro y tenía cierres algo grandes además de que venía con una estuchera de regalo.
El gasto fue menor a lo que su tía espero gastar, sus cálculos no eran nada malos.

- Bien pequeño, ¿Quieres ir al parque?- cuestionó su tía formando en sus labios una sonrisa de oreja a oreja.
- Sí- Respondió tranquilo el pequeño.

Y así fue, siguieron el recorrido de vuelta a casa y se detuvieron en un parque que en realidad estaba cerca del mercado y no de su casa.

Ahí habían muchos niños incluyendo uno que llegó a llamar su atención por su peinado, pero parecía muy distante como para intentar dirigirle la palabra así que ignorando un poco la gente que había alrededor se sentó en un columpio y comenzó a balancearse mientras veía el paisaje, entonces escuchó una linda voz tarareando que iba junto al compás de las flores que se movían con el viento, decidió seguir esa voz que no sonaba muy distante y lo llevo a aquel niño de cabello extraño de un extraño y muy profundo color negro, este se dio cuenta de su presencia y cerró rápidamente el libro que leía alejándose a toda velocidad de ese lugar casi llorando, fue mala idea acercarse, pero era una voz muy linda.

Regreso a su casa algo cansado pues estuvo un buen rato jugando al igual que Bárbara que comenzó a perseguirlo por todo el parque sin descanso, después fueron a los columpios hasta que casi todo el parque estaba vacío por varios accidentes que causó Bárbara.
Era muy descontrolada cuando se emocionaba... O cuando sentía emociones en general.

Era hora de que el pequeño durmiera, tomó un vaso de leche y una galleta y fue a dormir con su pijama de gato, misma que estaba en su cama ya preparada para que durmiera calientito y así paso una noche tranquila y durmiendo, sin llorar, cerrando sus ojos sin escuchar los gritos de sus padres y las amenazas de esos tipos.
Sin escuchar las sirenas.
Estaba tranquilo, en una cama y no en un ministerio de quién sabe dónde.
No, era obvio que no lo olvidaría de un momento a otro, pero está dando lo mejor de sí para cumplir con la promesa que hizo, para distraerse y que le duela menos, va a recuperar su mundo.

Y esta vez nadie se lo quitará.

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AYEEEE el primer capítulo de esto.
Espero les guste esta historia fome quq intento que los capítulos no sean tan cortos y que tengan los menores errores posibles (así que, si ven uno háganmelo saber) para que disfruten más de la lectura.
También soy algo principiante así que lo lamento.
Sisi, en el próximo capítulo ya tendré hechos los separadores.

Kashi, cambio y fuera.