Unión - Ray x Norman [HIATUS]

9 - Llegada

Pasaron un par de días sin mucho que destacar, ya saben, nuestro grupo favorito compartiendo actividades, peleas y risas, sin duda todos se hacian muy buena compañía.
Después de haberse completado poco menos de una semana, un día miércoles, la chica azafranada paseaba por la escuela a la hora de recreo porque había decidido dejar solos a sus dos amigos por un momento viendo por una de las ventanas que pasaba, quizá era malo rehusarse a su tiempo con sus amigos solo para ayudar a Ray pero, en cierto modo era bueno para ella, él había esperado mucho para eso y no habría ningún inconveniente, Emma puede ir a ver a Norman a su casa cuando quiera y viceversa cosa que él azabache no.
La chica suspiró y continuó su camino, su celular vibro, lo tomó asegurándose de que no haya ningún maestro cerca y reviso el motivo.

Nueva notificación: Ray: ¡EMMA! AYUDA YA NO SÉ...

El mensaje era cortado por la longitud de este, Emma alarmada desbloqueo su celular para leer el mensaje; «¡EMMA! AYUDA YA NO SÉ QUE DECIR, ÉL PARECE ESTAR UN POCO INCÓMODO ¿DE QUE HABLAMOS? ¡Te dije que esto pasaría! Pero claro "Tú cállate pendejazo" ¿Enserio cuando me tomarás en cuenta?»

La antenita de la chica pareció agacharse mientras ella golpeaba su frente con suavidad y suspiraba.
- Ah~ desconocedores del amor - comenzó a caminar a dónde estaban sus amigos, ambos estaban en una mesa y parecía que, Norman acercaba su mano a la del contrario, en cuanto notó esto se escondió lo más rápido que pudo y lo dejo fluir.

Después de un momento las manos de ambos estaban entrelazadas suavemente.
- Lo siento Ray, no teníamos nada de qué hablar así que creí que estaría bien hacer esto - cerró sus lindos ojos añil y le sonrió de la manera más pura que puedas imaginar, probablemente ese era su plan para que el opuesto no lo aniquilara.

El azabache parecía estar ardiendo, sus mejillas estaban más que rojas mientras miraba confundido al que yacía frente a él.
- N-no fue cosa mía el no saber que decir - desvió la mirada para evitar contacto con los ojos recién abiertos del contrario.
Era la primera vez que el albino notaba el gran rubor que este tenía, le dio curiosidad saber ¿Cuántas veces ha estado de esa manera frente a él? Haciendo que el mismo se sonrojara.
- ¡No! Bueno... ¿Sabes? Este recreo me pareció muy lindo... Debería pasar más tiempo contigo, no solo con Emma -
- Respecto a ella... ¿Seguirás intentando? -
Hubo un pequeño silencio, el albino agachó la vista viendo a un punto perdido del suelo, luego manifestó seguro de sí mismo - No, si no le gusto no tengo porqué obligarla a que sea mutuo... Tú y yo estamos conscientes de que a ella aún le gusta Gilda, además ella no es la única chica o... Bien, aunque la aprecio mucho ella no... Creo que entiendes - río con suavidad viendo compasivo al azabache.
- Te entiendo y lo lamento, debe ser difícil renunciar a un amor... - Dijo como sí el desconociera aquel sentimiento.
- Ray... A propósito...

¿Quién te gusta? -

Sus pupilas se contrajeron por la sorpresa, veía al arbusto en el que sabía estaba Emma esperando que ella saliera en cualquier momento - No me gusta nadie... - pronunció lo más normal que pudo.
- ¡Vamos! ¡Confía! No tienes que escondermelo... -
- Enserio no me gusta nadie -
Y entonces, como milagro para detener la conversación Emma salió de los arbustos algo cubierta de hojas, ramas y flores. - ¡Hola! Eh... Juro que no me escondí aquí - Sonrió de manera traviesa y nerviosa.