Capitulo 5. Dr. Who y notas desafinadas

1.4K 76 2
                                    

–¿John?

–No, soy Daniel –mis ojos se ampliaron, me fui a mi habitación y la cerré con llave.

–Joder Daniel! No acostumbras a llamarme al teléfono de casa.

–Lo se, pero no contestabas el celular que te di –mire la pantalla de mi celular, tres llamadas perdidas –me preocupe, no sueles tardar en contestar.

–Lo se, pero estaba con…

–Alex, Ed y Christa, lo se –me interrumpió.

–Como lo… ¿Hablaste con mi tío no?

–No, no logro localizarlo. Mas si me entere en el lio que te metiste, aparte, se quien esta en tu casa por que yo fui quien hizo tu sistema de seguridad –sabia que sonreía con orgullo al hablar de sus inventos.

–¿En que exactamente me metí?

–Tienes a Sáenz buscándote, a ti y a los chicos que te acompañan. Buscan la muestra que fue robada del nuevo producto, no están dispuestos a que otra persona la plagie y la venda a un menor precio a Puentes. Además Hamilton esta enfurecido por lo de su hijo, aun no se a enterado de quien lo hizo.

–Haz estado ocupado…

–Sabes que interferir llamadas no me opone ningún problema. Menos cuando estas en el medio de todo.

–También te quiero Daniel –reí. Daniel Hoechlin tenía veintiocho años, era el mejor en lo que hacia. Se encargaba de manejar y crear toda la tecnología que teníamos, aparte de tener su lado científico y ser el autor de mis pastillas multicolores que solo yo tenia el privilegio de usar. Era alto y atlético, sin duda con esos ojos verdes y su guapo rostro no lo hacía el típico ratón de laboratorio nerd. Se había unido al grupo cuando yo tenía diez y el quince, desde esa joven edad había sido capaz de infiltrarse en los datos del pentágono sin ser detectado. Siempre había sido mi hermano mayor y yo su pequeña hermanita. Cuando yo quería algo, el me lo daba. Y siempre me cuidaba, aun recordábamos el día en que le rompió la nariz a Alex cuando este me hizo llorar por un golpe en las costillas cuando entrenábamos; y nos reíamos sobre eso.

–Bueno, yo detesto haberte conocido –sentía su sonrisa al otro lado de la línea. Reí. –Lo mejor que puedes hacer es seguir estando en la casa y no salir. Seguiré desviando todas las pistas que lleven a ti, aun que dudo que den con tu casa.

–Lo se, su localización entre mansiones “secretas” de los famosos crea una perfecta pantalla. Vivo entre la hija de Frank Sinatra y creo que Cameron Díaz.

–¿Cameron? No sabia que vivía ahí, supongo que tendré que visitarte mas seguido.

–¿Tu ligando con Cameron? Creo que voy a vomitar.

–Ella o alguna chica de grandes…

–Si, ahí esta el vomito otra vez.

–Tengo que irme. Te llamare más noche.

–Esta bien Dr. Who –Lo escuche reírse. Le había dado el apodo cuando lo conocí, por que sabía que el tenia la inteligencia para crear su propia nave y viajar atreves del tiempo y el espacio (yo estaba obsesionada con la serie en esos días).

–Cuídate, pequeña.

***

–¿Quién era? –Alex me miro por un largo momento.

–Era uno del equipo informándome de la situación.

–¿Y por que te asustaste al contestar, y no tomaste la llamada aquí?

–Es que no quería incomodarlos con estúpidas charlas sobre como cumplí mi objetivo y que la paga ya estaba en mi cuenta.

–¿Y que con lo de nosotros? –decía Christa mientras abrazaba un cojín.

Trust in the Broken Ones (Serie Broken Pieces #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora