Capitulo 14. Novios y rostros conocidos

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-¿Montana? -Oliver me miraba extrañado.
-Montana -se encogió de hombros y me tomo de la mano para dirigirnos a la cabina de abordaje.
Ya en nuestros asientos, se reacomodo la hombrera que le había colocado el doctor privado que mandamos a llamar, se notaba en sus ojos que quería hacer preguntas, más la gran suma de dinero que ya le habíamos entregado las callaban.
Nos dirigíamos a Montana porque ahí se encontraba Daniel, al menos, eso me había dicho la última vez que hablamos. Sabía que teníamos que crear una estrategia para quitar a los chicos de las manos de Sáenz, y Daniel o 'El geniecillo loco' como lo llamaba Ed, era perfecto para ayudarnos. Aparte, él estaba envuelto en todo esto, ya que era el premio mayor que Sáenz quería conseguir.
Empecé a idear unas cuantas cosas, iba a empezar a hablar, cuando vi que Oliver a mi lado, ya estaba profundamente dormido. Tanto antibiótico estaba surtiendo efecto en su organismo. Su perfecto rostro había sido craquelado, tenía un ojo morado, el pómulo izquierdo estaba más grande que el derecho por la hinchazón, el labio estaba partido y tenía una pequeña banda que le rodeaba la nariz. Aun dormido, se veía bastante íntimamente con todas las lesiones que tenía en el rostro. Desabroche mi cinturón y me levante para ir al baño, haciendo todo lo posible por no despertarlo. Pude ver que una señora en asientos más delante que nosotros nos observaba detenidamente.
Mire detenidamente mi reflejo en el espejo apoyándome en el pequeño lavabo que se encontraba ahí. El maquillaje cubría las ojeras, y mi cabello se veía ridículamente tierno. Oliver tenía razón, parecía un algodón de azúcar, aunque esta vez estaba en su sitio, era como un unicornio de peluche, algo como eso. Puedes con esto Valentine...
Salí del baño y camine por el pasillo, pero en mitad de mi camino al asiento una mano me detuvo, mi cuerpo se encontraba ya en modo ataque y no desperdicio tiempo en desenfundar un cuchillo que tenía en mi pierna izquierda, mi brazo estuvo a punto de dirigirse a la persona que me detenía cuando mire que se trataba de la señora de hace unos minutos, ¡Joder, casi la mato!, ella solo me miraba con curiosidad.
-Disculpa, no quería asustarte -soltó mi brazo tenso. -¿Por qué alguien tan dulce como tu viene con...-busco la palabra- alguien tan duro?
-¿A qué se refiere?
-Eres menuda y se ve que eres muy dulce -señalo mi cabello y después a Oliver- y él... se ve que es musculoso, y al parecer es de los que se meten en peleas de bar, no deberías de estar con personas como él, solo te hará daño, te aconsejo que te alejes de él tan pronto como pongas un pie en tierra. -Gracioso, simplemente gracioso.
-Ese que usted ve ahí -le conteste mirando a Oliver, quien tenía los labios entre abiertos y la cabeza reclinada al asiento- es boxeador, lo puede notar en sus nudillos -la mujer se reclino hacia el frente para ver las manos de Oliver que rodeaban los descansa brazos.
-Lo veo, dulzura.
-Pelea por mí -me miro confundida- pelea porque no tengo nada en la vida más que a él, y él lucha por los dos, para que salgamos adelante, ¿sabe? Me ama, y yo le amo, y estoy inmensamente agradecida con el tipo que usted me recomienda que me mantenga alejada.
-Lo siento -puso una mano en su pecho con los ojos cristalizados- no sabía.
-Sí, es fácil juzgar -y seguí mi camino al asiento. Sé que no le dije la verdad, pero, ¿y qué? Quien se cree para andar husmeando en vidas ajenas ¿Oprah o algo? No le hará mal un poco de culpa.
Al llegar junto a Ollie me recline para encajar mis labios en los suyos entreabiertos, me movía lentamente hasta que obtuve una respuesta, respuesta acompañada de un ronroneo proveniente de su pecho. Suspiro cuando me aleje y me senté en mi asiento. Descanso su cabeza en mi hombro haciendo un puchero con ojos entre abiertos.
-Más -sentencio. ¿Y quién soy yo para negárselo? Lo tome delicadamente de la mejilla y dirigí su boca a la mía, las sensaciones que viajaban del uno al otro, se sentían muy bien. Duramos varios minutos así, hasta que le di un pequeño beso y él se acomodó en mi hombro.
-Duerme, amor. Nos espera una llegada agitada.
-Duerme conmigo, bebé - y sonriendo me acomode en él, sabía que lo resolveríamos, juntos.

-Ouch, mala jugada -estábamos en la banda trasportadora del equipaje y se había puesto la correa de la mochila en el hombro lastimado, se lo cambio con una mueca de dolor y tomo mi mano después de que yo recogiera mi maleta.
-Harman, dame la mochila. No puedes ni contigo mismo -intente en vano arrebatársela.
-Soy tu hombre, puedo con esto. Aun que, una pelea más así, y no tendrás quien pelee por ti -me atrajo a él besando mi frente.
-Calla, nunca me harás falta.
-Nunca -levanto mi rostro al suyo y me beso. Carraspearon a nuestro lado, haciéndonos detener.
-Siento lo del avión, dulzura. Se ve que ustedes están realmente enamorados, y que él nunca te hará daño, lo veo en cómo te mira y en cómo te sostiene. Espero y, seas un gran boxeador algún día -dijo mirando a Oliver, quien la miraba sin entender- cuídala, y lo siento de nuevo.
-Lo hare, señora. -y ella se comenzó a alejar con una sonrisa apenada. Si, la culpa es una perra. -¿Que fue eso?
-Vamos a alquilar un auto, te contare ahí -respondí riendo.

Trust in the Broken Ones (Serie Broken Pieces #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora